/ domingo 1 de septiembre de 2019

La Amazonia, alerta para la humanidad

Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, fue uno de los primeros científicos en advertir sobre los efectos del calentamiento global al descubrir, junto con otros investigadores, el deterioro de la capa de ozono en el Antártico. Han pasado más de dos décadas y el desastre ecológico nos ha puesto al borde de nuestra supervivencia. La raza humana, nuestro propio enemigo.

Desde hace siglos hemos quemado carburantes fósiles, pero fue a partir del siglo XX cuando incrementamos de manera exponencial la quema de madera, gas natural, carbono e hidrocarburos y el uso indiscriminado de la emisión de gases de clorofluorocarbonado, además de la deforestación y la extinción de especies a grandes escalas. La vida silvestre agoniza.

Efectivamente, cada habitante de este planeta tiene la responsabilidad de revertir los efectos de cambio climático, sin embargo, estamos supeditados a las decisiones de gobernantes irresponsables.

¿La reciente tragedia en la Amazonia se puedo evitar? El pasado 17 de octubre la periodista Eliane Brum en su artículo “Bolsonaro es una amenaza para el planeta” (El País), advertía sobre “varias medidas que permitirán deforestar la Amazonia” impulsadas por el entonces candidato ultraderechista a la presidencia de Brasil. La profecía se cumplió.

La comunidad internacional y organizaciones internacionales responsabilizan a Jair Bolsonaro de los recientes incendios y la destrucción de esta selva que produce el 20% del oxígeno a nivel global.

Los incendios forestales no sólo son un problema en esta región de América del Sur. Al momento de escribir estas líneas, 10 mil incendios están activos en Angola y Congo. Anualmente el fuego también consume miles de hectáreas en otras regiones del mundo.

Este año 7 mil 247 hectáreas de 32 estados de la república mexicana han sido afectadas. En Jalisco, Durango, Oaxaca, Nayarit, Guerrero, Chihuahua, Chiapas, San Luis Potosí, Sonora y Guanajuato, se han producido el 73% de los siniestros.

Se estima que la tierra tiene 4 mil 500 millones de años y faltan 5 mil millones de años para su extinción, es decir, nuestro planeta está a la mitad de su existencia, sin embargo, la sociedad ha dado pasos agigantados para su aniquilación.

Podemos jactarnos de nuestros avances tecnológicos, pero como civilización global no hemos concretado acciones contundentes para revertir el daño a nuestro ecosistema. Cada día, nuestro entorno deja de ser sustentable y es un peligro para nuestra supervivencia.

Todo por nuestra insensatez, incluyendo la arrogancia y ambición de algunos gobernantes, nos conducen a la aniquilación.

Concluyo con una reflexión de Carl Sagan, “la ciencia ofrece dos caminos, (…) sus productos pueden utilizarse para el bien y para el mal” y sentencia, “…nos hemos vuelto poderosos sin volvernos sensatos en la misma medida”.

Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, fue uno de los primeros científicos en advertir sobre los efectos del calentamiento global al descubrir, junto con otros investigadores, el deterioro de la capa de ozono en el Antártico. Han pasado más de dos décadas y el desastre ecológico nos ha puesto al borde de nuestra supervivencia. La raza humana, nuestro propio enemigo.

Desde hace siglos hemos quemado carburantes fósiles, pero fue a partir del siglo XX cuando incrementamos de manera exponencial la quema de madera, gas natural, carbono e hidrocarburos y el uso indiscriminado de la emisión de gases de clorofluorocarbonado, además de la deforestación y la extinción de especies a grandes escalas. La vida silvestre agoniza.

Efectivamente, cada habitante de este planeta tiene la responsabilidad de revertir los efectos de cambio climático, sin embargo, estamos supeditados a las decisiones de gobernantes irresponsables.

¿La reciente tragedia en la Amazonia se puedo evitar? El pasado 17 de octubre la periodista Eliane Brum en su artículo “Bolsonaro es una amenaza para el planeta” (El País), advertía sobre “varias medidas que permitirán deforestar la Amazonia” impulsadas por el entonces candidato ultraderechista a la presidencia de Brasil. La profecía se cumplió.

La comunidad internacional y organizaciones internacionales responsabilizan a Jair Bolsonaro de los recientes incendios y la destrucción de esta selva que produce el 20% del oxígeno a nivel global.

Los incendios forestales no sólo son un problema en esta región de América del Sur. Al momento de escribir estas líneas, 10 mil incendios están activos en Angola y Congo. Anualmente el fuego también consume miles de hectáreas en otras regiones del mundo.

Este año 7 mil 247 hectáreas de 32 estados de la república mexicana han sido afectadas. En Jalisco, Durango, Oaxaca, Nayarit, Guerrero, Chihuahua, Chiapas, San Luis Potosí, Sonora y Guanajuato, se han producido el 73% de los siniestros.

Se estima que la tierra tiene 4 mil 500 millones de años y faltan 5 mil millones de años para su extinción, es decir, nuestro planeta está a la mitad de su existencia, sin embargo, la sociedad ha dado pasos agigantados para su aniquilación.

Podemos jactarnos de nuestros avances tecnológicos, pero como civilización global no hemos concretado acciones contundentes para revertir el daño a nuestro ecosistema. Cada día, nuestro entorno deja de ser sustentable y es un peligro para nuestra supervivencia.

Todo por nuestra insensatez, incluyendo la arrogancia y ambición de algunos gobernantes, nos conducen a la aniquilación.

Concluyo con una reflexión de Carl Sagan, “la ciencia ofrece dos caminos, (…) sus productos pueden utilizarse para el bien y para el mal” y sentencia, “…nos hemos vuelto poderosos sin volvernos sensatos en la misma medida”.