/ miércoles 8 de septiembre de 2021

TecnoGob. La colaboración y los datos públicos

Los mexicanos tenemos la idea equivocada de que nuestros datos no sirven. Somos tan descuidados al compartir datos personales, se nos olvida cerrar la base de datos de la empresa y le prestamos a cualquiera los datos de nuestros contactos o clientes. Pensamos que no va a pasar nada. Todo eso ha cambiado con las tecnologías de información y comunicación cuya materia prima son los datos, y con ellos, hacen mucho dinero. Hoy quiero llamar su atención sobre algunas prácticas para compartir datos gubernamentales con los ciudadanos.

La primera práctica serían las llamadas interfases públicas. Las dependencias gubernamentales pueden proporcionar acceso a sus datos mediante el uso de portales. No como los conocemos, sino realmente “puertas de acceso” que permitan descargar registros, crear tendencias con datos históricos, compartir esos análisis con terceros e incluso hacer gráficas. Por un momento, piense en los datos de tráfico vehicular; si usted es transportista, le vendrían bien saber ¿Cuáles son las rutas con menos flujo vehicular a determinadas horas? Esos datos los tiene el gobierno, junto con las empresas que tienen concesiones carreteras, deben ser datos compartidos para poder colaborar.

Una segunda práctica es la creación de intermediarios de confianza. Los datos gubernamentales junto con los datos privados pueden ser explotados si una universidad, empresa privada o startup los reúne, clasifica, organiza y pone a disposición del público. Organismos como el INAI, IFETEL entre otros organismos pueden servir como “puente de datos” entre ciudadanos y gobierno para explotar los datos públicos y hacerlos realmente accesibles y protegidos. Es preciso mover los datos para mover las economías de datos.

Una tercera práctica es la homologación de la presentación de los datos. Esto significa que los “responsables” de los datos se organicen para presentar de forma unificada conjuntos de datos. Siguiendo con el ejemplo del tráfico vehicular, una sola lista de calles en el país, aunque todas se llamen igual (diez calles Jose maria Morelos, etc) para poder crear conjuntos de datos que puedan ser aprovechados para hacer negocios o mejorar las decisiones públicas.

Una cuarta práctica son las alianzas para promover investigación y análisis con los datos. Comprometer universidades, centros de investigación públicos o privados para realizar estudios usando datos gubernamentales y crear nuevos conocimientos. Impulsar el uso de inteligencia artificial para determinar patrones de comportamiento en vialidades en horarios pico, desviar el tráfico en situaciones de emergencia, control de semáforos, etc. Buscando aprovechar los datos del gobierno y del sector privado, para el bienestar de la comunidad.

Una práctica más que le va a gustar sería la de impulsar premios y desafíos por el uso de datos. Los hackatones de datos son un ejemplo de ello; se proponen problemas y se buscan soluciones usando datos. Esta manera de impulsar la competencia para generar innovaciones le otorga un enorme valor a los datos gubernamentales.

Estas cinco prácticas para colaborar con los datos gubernamentales pueden combinarse o actuar por separado, pero en todo caso cumplirán su función: generar mayor riqueza y desarrollo, en lugar de tener los datos guardados, dormidos e inútiles. Hasta la próxima semana.

Los mexicanos tenemos la idea equivocada de que nuestros datos no sirven. Somos tan descuidados al compartir datos personales, se nos olvida cerrar la base de datos de la empresa y le prestamos a cualquiera los datos de nuestros contactos o clientes. Pensamos que no va a pasar nada. Todo eso ha cambiado con las tecnologías de información y comunicación cuya materia prima son los datos, y con ellos, hacen mucho dinero. Hoy quiero llamar su atención sobre algunas prácticas para compartir datos gubernamentales con los ciudadanos.

La primera práctica serían las llamadas interfases públicas. Las dependencias gubernamentales pueden proporcionar acceso a sus datos mediante el uso de portales. No como los conocemos, sino realmente “puertas de acceso” que permitan descargar registros, crear tendencias con datos históricos, compartir esos análisis con terceros e incluso hacer gráficas. Por un momento, piense en los datos de tráfico vehicular; si usted es transportista, le vendrían bien saber ¿Cuáles son las rutas con menos flujo vehicular a determinadas horas? Esos datos los tiene el gobierno, junto con las empresas que tienen concesiones carreteras, deben ser datos compartidos para poder colaborar.

Una segunda práctica es la creación de intermediarios de confianza. Los datos gubernamentales junto con los datos privados pueden ser explotados si una universidad, empresa privada o startup los reúne, clasifica, organiza y pone a disposición del público. Organismos como el INAI, IFETEL entre otros organismos pueden servir como “puente de datos” entre ciudadanos y gobierno para explotar los datos públicos y hacerlos realmente accesibles y protegidos. Es preciso mover los datos para mover las economías de datos.

Una tercera práctica es la homologación de la presentación de los datos. Esto significa que los “responsables” de los datos se organicen para presentar de forma unificada conjuntos de datos. Siguiendo con el ejemplo del tráfico vehicular, una sola lista de calles en el país, aunque todas se llamen igual (diez calles Jose maria Morelos, etc) para poder crear conjuntos de datos que puedan ser aprovechados para hacer negocios o mejorar las decisiones públicas.

Una cuarta práctica son las alianzas para promover investigación y análisis con los datos. Comprometer universidades, centros de investigación públicos o privados para realizar estudios usando datos gubernamentales y crear nuevos conocimientos. Impulsar el uso de inteligencia artificial para determinar patrones de comportamiento en vialidades en horarios pico, desviar el tráfico en situaciones de emergencia, control de semáforos, etc. Buscando aprovechar los datos del gobierno y del sector privado, para el bienestar de la comunidad.

Una práctica más que le va a gustar sería la de impulsar premios y desafíos por el uso de datos. Los hackatones de datos son un ejemplo de ello; se proponen problemas y se buscan soluciones usando datos. Esta manera de impulsar la competencia para generar innovaciones le otorga un enorme valor a los datos gubernamentales.

Estas cinco prácticas para colaborar con los datos gubernamentales pueden combinarse o actuar por separado, pero en todo caso cumplirán su función: generar mayor riqueza y desarrollo, en lugar de tener los datos guardados, dormidos e inútiles. Hasta la próxima semana.