/ martes 29 de agosto de 2023

Elección y diversidad

Después de un intenso proceso interno al seno de los partidos políticos, estamos a pocos días de conocer quienes serán las o los que abanderen los diferentes proyectos de nación para competir en la contienda presidencial de 2024. En la eufórica beligerancia, se vislumbra la posibilidad de que las principales candidatas sean mujeres, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez; dicha situación refleja un avance significativo en la participación política de las mujeres en nuestro país, la igualdad de género y la equidad. En un Estado donde las mujeres han enfrentado históricamente múltiples desafíos, obstáculos y barreras, tener candidatas en la boleta presidencial simboliza un hito importante.

El hecho de que tanto MORENA y aliados, así como el Frente Amplio por México hayan iniciado tempranamente sus procesos de selección, demuestran la trascendencia que envuelve esta elección. Sin embargo, como se ha visto en los distintos medios de comunicación, la competencia anticipada también ha provocado entre las diferentes fuerzas políticas del país, un incremento a la polarización en la sociedad mexicana, basada en la confrontación, discursos extremos y un sinnúmero de datos e información a través de las redes sociales.

Indiscutiblemente, el procedimiento elegido para la sucesión, generó tensiones y conflictos al interior de los partidos. Hubo más de una acusación, en ambos lados, en la que se manifestaban las inconformidades porque no se respetaron los acuerdos. Esta clase de discrepancias pueden traer consecuencias en el contexto político y democrático de México. Al final, el respeto a la democracia, a las instituciones y a la imparcialidad en un proceso electoral, es esencial para la estabilidad, la conciliación, el desarrollo y su legitimidad. Sin estos elementos la confianza en el sistema se debilita y permea en la gobernabilidad y el bienestar de la sociedad. Por ello, es fundamental que todos los actores involucrados, desde los aspirantes hasta los funcionarios electorales y ciudadanos, se comprometan con la integridad y el correcto avance de los procesos.

El anticipado proceso electoral de 2024, presenta retos y oportunidades para el sistema democrático del país. La posible competencia entre dos candidatas prominentes, la polarización política y la dinámica entre continuidad y “cambio”, serán temas clave a tener en cuenta a medida que se desarrolla el proceso electoral y se acerca el destape de los aspirantes. La participación activa de la sociedad y el escrutinio público serán fundamentales para garantizar la legitimidad y transparencia durante las elecciones.

Aunque aún puede parecer precipitado, el proceso electoral iniciará formalmente en pocos días y la sociedad tendrá nuevamente la prueba para participar en su ejecución de manera activa, reflexiva e informada, contribuyendo así en la construcción de un México más unido y resiliente, durante esta etapa crucial de la historia.

Después de un intenso proceso interno al seno de los partidos políticos, estamos a pocos días de conocer quienes serán las o los que abanderen los diferentes proyectos de nación para competir en la contienda presidencial de 2024. En la eufórica beligerancia, se vislumbra la posibilidad de que las principales candidatas sean mujeres, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez; dicha situación refleja un avance significativo en la participación política de las mujeres en nuestro país, la igualdad de género y la equidad. En un Estado donde las mujeres han enfrentado históricamente múltiples desafíos, obstáculos y barreras, tener candidatas en la boleta presidencial simboliza un hito importante.

El hecho de que tanto MORENA y aliados, así como el Frente Amplio por México hayan iniciado tempranamente sus procesos de selección, demuestran la trascendencia que envuelve esta elección. Sin embargo, como se ha visto en los distintos medios de comunicación, la competencia anticipada también ha provocado entre las diferentes fuerzas políticas del país, un incremento a la polarización en la sociedad mexicana, basada en la confrontación, discursos extremos y un sinnúmero de datos e información a través de las redes sociales.

Indiscutiblemente, el procedimiento elegido para la sucesión, generó tensiones y conflictos al interior de los partidos. Hubo más de una acusación, en ambos lados, en la que se manifestaban las inconformidades porque no se respetaron los acuerdos. Esta clase de discrepancias pueden traer consecuencias en el contexto político y democrático de México. Al final, el respeto a la democracia, a las instituciones y a la imparcialidad en un proceso electoral, es esencial para la estabilidad, la conciliación, el desarrollo y su legitimidad. Sin estos elementos la confianza en el sistema se debilita y permea en la gobernabilidad y el bienestar de la sociedad. Por ello, es fundamental que todos los actores involucrados, desde los aspirantes hasta los funcionarios electorales y ciudadanos, se comprometan con la integridad y el correcto avance de los procesos.

El anticipado proceso electoral de 2024, presenta retos y oportunidades para el sistema democrático del país. La posible competencia entre dos candidatas prominentes, la polarización política y la dinámica entre continuidad y “cambio”, serán temas clave a tener en cuenta a medida que se desarrolla el proceso electoral y se acerca el destape de los aspirantes. La participación activa de la sociedad y el escrutinio público serán fundamentales para garantizar la legitimidad y transparencia durante las elecciones.

Aunque aún puede parecer precipitado, el proceso electoral iniciará formalmente en pocos días y la sociedad tendrá nuevamente la prueba para participar en su ejecución de manera activa, reflexiva e informada, contribuyendo así en la construcción de un México más unido y resiliente, durante esta etapa crucial de la historia.