/ domingo 24 de marzo de 2024

Escenarios / Se puede alcanzar la paz

No es sencillo, pero, nos parece que se puede recuperar la paz. De pronto, preocupa que Zacatecas se encuentre en un callejón sin salida y que la violencia e inseguridad sean retos insuperables, no mientras prevalezcan la decisión de los gobiernos y la determinación de la sociedad por asumir la corresponsabilidad de la reconciliación estatal para “cerrarle el paso a cualquier forma de violencia, odio e intolerancia, para privilegiar la armonía. el respeto y la paz entre los zacatecanos “a fin de también evitar la sucesión de esos cambios dramáticos hacia las tragedias familiares y comunitarias que los homicidios, los secuestros, las extorsiones y desapariciones forzosas provocan para mantener esa atmósfera de miedos, inestabilidad e incertidumbre que por años han paralizado el crecimiento económico y el desarrollo social y cultural.

Si antes el opio traído desde los Estados Unidos causó inmensos daños a las juventudes, ahora el fentanilo es la droga que avanza y se extiende dejando estelas mortales y reducido a muchos jóvenes a la vil dependencia, y las estrategias de distribución y afectación parecen crecer incontenibles, para exhibir la impotencia no solo de las fuerzas de seguridad locales, sino de los acuerdos internacionales entre China, Estados Unidos, Canadá y México, reproduciendo un desafío de gigantescas dimensiones y desmesuradas lesiones sociales.

El impacto de esas fallidas operaciones internacionales para contener el tráfico de drogas, llega directo y demoledor y multiplicador de víctimas en los estados, la diversidad de sustancias como cocaína, morfina, heroína y marihuana, no han dejado de ser otros objetivos en la lucha contra el narcotráfico, que por las complicidades y corrupción en los niveles superior y medios del poder, tal parece que el auge se mantiene inalterable y como negocios que más se tornan peligrosos y amenazantes de la seguridad pública. Y Zacatecas, siempre ha estado en el punto geográfico más estratégico para el tránsito y tráfico que ha generado esas condiciones de verdaderas batallas por los dominios territoriales o regionales de los grupos delincuenciales que provocan los estallidos de violencia y las tragedias mortales.

Escenarios complejos

El escenario es pues inmenso, ilimitado y de una complejidad descomunal, un reto, el más enorme desafíos de los gobiernos y en este caso de Zacatecas y de David Monreal Ávila y su capacidad de coordinación con la Federación, porque ya quedó establecido como un compromiso que puede ser la mayor hazaña e incluso reivindicadora de poder o todo lo contrario, el fracaso, la impotencia y de reafirmación de esa maldita y desafiante versión de que se ha fracasado, lo que sería inconcebible e imperdonable para la sociedad, para toda la población en la que se sembraron las mayores esperanzas de paz y tranquilidad, que no se interrumpen y que se mantienen invariables.

La reciente revuelta en la Legislatura, donde a propuesta de la diputada perredista Zulema Santa Cruz con 16 votos a favor y cero en contra, fue revocada la declaratoria del Ejecutivo Estatal del 2024 como el Año de la Paz, la que con furia discursiva fue respaldada por los legisladores, Gabriela Basurto e incluso por la entonces aguerrida priista María del Refugio Ávalos, de pronto hoy camaleónicamente convertida en apasionada morenista. Se levantó pues un dique institucional que exhibió una verdadera y negativa división entre poderes, pero un dique que no es infranqueable, porque el mandatario estatal, Monreal Ávila tiene facultades para evitar los efectos y repercusiones de esa medida legislativa, de manera que las estrategias, programas y acciones para consolidar la declaratoria, continúan galopando por el estado y los municipios.

La estrategia continúa

La estrategia de pacificación sigue firme con el apoyo de los sectores de la sociedad y su mayor prueba es justamente la operación de los blindajes a la Semana Santa, el Festival Cultural de la Paz y en la Feria de Primavera de Jerez, o sea, garantizar su desarrollo en absoluta normalidad, en óptimas condiciones de seguridad pública, que sean generadas atmósferas de confianza, convivencia en armonía y alegría, total estabilidad, sin alteración cual ninguna, porque de lograrlo, que no haya incidentes sangrientos ni tragedias de gran impacto, será materialmente el inicio de un proceso hacia la normalidad política, social y democrática, efectos que también apuntalaron favorablemente a las campañas electorales y los comicios del domingo 2 de junio. La nueva gobernanza (ya ni tan nueva) debe abandonar exclusiones, omisiones y cumplir las decisiones que solo han sido en discurso.

Finalmente, es pues posible pacificar al estado y más si no solo se trata de voluntad política ya muy pregonada y extendida, sino que los hechos, los efectos y resultados de paz y tranquilidad sean las evidencias de esa realidad tan anhelada, que sea rebasada la negativa percepción sobre Fresnillo, Zacatecas, Jerez y Guadalupe, y de todo el estado, que en los horizontes nacional e internacional, ha crecido una muy amenazante mala fama, que ahuyenta turismo, contiene el desarrollo social con bienestar y paraliza el crecimiento económico. Los esfuerzos de pacificación tienen que ser en serio y más contundentes, que sean superados y queden atrás los fracasos gubernamentales y por consecuencia, sobrevengan las acciones de recuperación del tejido social y la restauración de los escenarios de paz y normalidad social.

Nos leemos la próxima semana.

No es sencillo, pero, nos parece que se puede recuperar la paz. De pronto, preocupa que Zacatecas se encuentre en un callejón sin salida y que la violencia e inseguridad sean retos insuperables, no mientras prevalezcan la decisión de los gobiernos y la determinación de la sociedad por asumir la corresponsabilidad de la reconciliación estatal para “cerrarle el paso a cualquier forma de violencia, odio e intolerancia, para privilegiar la armonía. el respeto y la paz entre los zacatecanos “a fin de también evitar la sucesión de esos cambios dramáticos hacia las tragedias familiares y comunitarias que los homicidios, los secuestros, las extorsiones y desapariciones forzosas provocan para mantener esa atmósfera de miedos, inestabilidad e incertidumbre que por años han paralizado el crecimiento económico y el desarrollo social y cultural.

Si antes el opio traído desde los Estados Unidos causó inmensos daños a las juventudes, ahora el fentanilo es la droga que avanza y se extiende dejando estelas mortales y reducido a muchos jóvenes a la vil dependencia, y las estrategias de distribución y afectación parecen crecer incontenibles, para exhibir la impotencia no solo de las fuerzas de seguridad locales, sino de los acuerdos internacionales entre China, Estados Unidos, Canadá y México, reproduciendo un desafío de gigantescas dimensiones y desmesuradas lesiones sociales.

El impacto de esas fallidas operaciones internacionales para contener el tráfico de drogas, llega directo y demoledor y multiplicador de víctimas en los estados, la diversidad de sustancias como cocaína, morfina, heroína y marihuana, no han dejado de ser otros objetivos en la lucha contra el narcotráfico, que por las complicidades y corrupción en los niveles superior y medios del poder, tal parece que el auge se mantiene inalterable y como negocios que más se tornan peligrosos y amenazantes de la seguridad pública. Y Zacatecas, siempre ha estado en el punto geográfico más estratégico para el tránsito y tráfico que ha generado esas condiciones de verdaderas batallas por los dominios territoriales o regionales de los grupos delincuenciales que provocan los estallidos de violencia y las tragedias mortales.

Escenarios complejos

El escenario es pues inmenso, ilimitado y de una complejidad descomunal, un reto, el más enorme desafíos de los gobiernos y en este caso de Zacatecas y de David Monreal Ávila y su capacidad de coordinación con la Federación, porque ya quedó establecido como un compromiso que puede ser la mayor hazaña e incluso reivindicadora de poder o todo lo contrario, el fracaso, la impotencia y de reafirmación de esa maldita y desafiante versión de que se ha fracasado, lo que sería inconcebible e imperdonable para la sociedad, para toda la población en la que se sembraron las mayores esperanzas de paz y tranquilidad, que no se interrumpen y que se mantienen invariables.

La reciente revuelta en la Legislatura, donde a propuesta de la diputada perredista Zulema Santa Cruz con 16 votos a favor y cero en contra, fue revocada la declaratoria del Ejecutivo Estatal del 2024 como el Año de la Paz, la que con furia discursiva fue respaldada por los legisladores, Gabriela Basurto e incluso por la entonces aguerrida priista María del Refugio Ávalos, de pronto hoy camaleónicamente convertida en apasionada morenista. Se levantó pues un dique institucional que exhibió una verdadera y negativa división entre poderes, pero un dique que no es infranqueable, porque el mandatario estatal, Monreal Ávila tiene facultades para evitar los efectos y repercusiones de esa medida legislativa, de manera que las estrategias, programas y acciones para consolidar la declaratoria, continúan galopando por el estado y los municipios.

La estrategia continúa

La estrategia de pacificación sigue firme con el apoyo de los sectores de la sociedad y su mayor prueba es justamente la operación de los blindajes a la Semana Santa, el Festival Cultural de la Paz y en la Feria de Primavera de Jerez, o sea, garantizar su desarrollo en absoluta normalidad, en óptimas condiciones de seguridad pública, que sean generadas atmósferas de confianza, convivencia en armonía y alegría, total estabilidad, sin alteración cual ninguna, porque de lograrlo, que no haya incidentes sangrientos ni tragedias de gran impacto, será materialmente el inicio de un proceso hacia la normalidad política, social y democrática, efectos que también apuntalaron favorablemente a las campañas electorales y los comicios del domingo 2 de junio. La nueva gobernanza (ya ni tan nueva) debe abandonar exclusiones, omisiones y cumplir las decisiones que solo han sido en discurso.

Finalmente, es pues posible pacificar al estado y más si no solo se trata de voluntad política ya muy pregonada y extendida, sino que los hechos, los efectos y resultados de paz y tranquilidad sean las evidencias de esa realidad tan anhelada, que sea rebasada la negativa percepción sobre Fresnillo, Zacatecas, Jerez y Guadalupe, y de todo el estado, que en los horizontes nacional e internacional, ha crecido una muy amenazante mala fama, que ahuyenta turismo, contiene el desarrollo social con bienestar y paraliza el crecimiento económico. Los esfuerzos de pacificación tienen que ser en serio y más contundentes, que sean superados y queden atrás los fracasos gubernamentales y por consecuencia, sobrevengan las acciones de recuperación del tejido social y la restauración de los escenarios de paz y normalidad social.

Nos leemos la próxima semana.