/ domingo 10 de mayo de 2020

Haiga sido como haiga sido

El poder coercitivo de las organizaciones criminales está cimentado en la corrupción. Gracias a la complicidad de voluntades, los cárteles han podido expandirse, traficar, extorsionar y operar en todo el territorio mexicano y más allá de nuestras fronteras.

El encuentro que sostuvo en Los Pinos, Vicente Zambada Niebla, alias “El Vicentillo” con el general Roberto Miranda Sánchez, entonces Jefe del Estado Mayor Presidencial, como lo documenta Anabel Hernández en su libro El Traidor, el diario del hijo del Mayo, es uno de varios ejemplos de la confabulación entre autoridades y los tentáculos del hampa. Además revela que “durante la administración de Fox, el responsable de la AFI, Genaro García Luna, recibió 3 millones de dólares de sobornos de parte del Mayo (Zambada)”.

El flagelo de la violencia y la amenazante presencia de grupos delictivos en todo el tejido social tiene su origen en la corrupción, avalada y solapada por autoridades de todos los niveles de gobierno.

Ahora que Genaro García Luna regresa a la palestra mediática tras las polémicas declaraciones de la exembajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, llama la atención la rápida respuesta del expresidente Felipe Calderón, quien afirma que “jamás hubiera permitido” que ninguno de sus funcionarios tuviera vínculos con el crimen organizado.

La Secretaría de la Función Pública recibió denuncias por enriquecimiento ilícito, vínculos con el crimen, abuso de autoridad, negligencia en contra de García Luna desde el sexenio de Fox hasta el de Peña Nieto, por lo que resulta inverosímil creerle a Felipe Calderón.

¿García Luna fue demasiado hábil para burlar los aparatos de inteligencia y operar sin ser detectado? ¿La guerra contra el crimen organizado, fue una simulación en el sexenio calderonista? ¿Se encuentra preocupado Felipe Calderón por lo que vaya a revelar García Luna en el juicio que se lleva en su contra?

Mientras las autoridades estadounidenses investigan al exjefe policiaco por sus nexos con el crimen organizado, la carta pública de Calderón no necesariamente lo exculpa de la fracasada lucha contra el narcotráfico que a la fecha ha dejado más de 250 mil muertes y 61 mil desaparecidos.

Quienes nos gobernaron, son corresponsables por acción u omisión de la corrupción, la impunidad, la complicidad, o la ineptitud de sus actos. Parafraseando al ínfimo expresidente, haiga sido como haiga sido, Felipe Calderón, lo debería saber.

El poder coercitivo de las organizaciones criminales está cimentado en la corrupción. Gracias a la complicidad de voluntades, los cárteles han podido expandirse, traficar, extorsionar y operar en todo el territorio mexicano y más allá de nuestras fronteras.

El encuentro que sostuvo en Los Pinos, Vicente Zambada Niebla, alias “El Vicentillo” con el general Roberto Miranda Sánchez, entonces Jefe del Estado Mayor Presidencial, como lo documenta Anabel Hernández en su libro El Traidor, el diario del hijo del Mayo, es uno de varios ejemplos de la confabulación entre autoridades y los tentáculos del hampa. Además revela que “durante la administración de Fox, el responsable de la AFI, Genaro García Luna, recibió 3 millones de dólares de sobornos de parte del Mayo (Zambada)”.

El flagelo de la violencia y la amenazante presencia de grupos delictivos en todo el tejido social tiene su origen en la corrupción, avalada y solapada por autoridades de todos los niveles de gobierno.

Ahora que Genaro García Luna regresa a la palestra mediática tras las polémicas declaraciones de la exembajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, llama la atención la rápida respuesta del expresidente Felipe Calderón, quien afirma que “jamás hubiera permitido” que ninguno de sus funcionarios tuviera vínculos con el crimen organizado.

La Secretaría de la Función Pública recibió denuncias por enriquecimiento ilícito, vínculos con el crimen, abuso de autoridad, negligencia en contra de García Luna desde el sexenio de Fox hasta el de Peña Nieto, por lo que resulta inverosímil creerle a Felipe Calderón.

¿García Luna fue demasiado hábil para burlar los aparatos de inteligencia y operar sin ser detectado? ¿La guerra contra el crimen organizado, fue una simulación en el sexenio calderonista? ¿Se encuentra preocupado Felipe Calderón por lo que vaya a revelar García Luna en el juicio que se lleva en su contra?

Mientras las autoridades estadounidenses investigan al exjefe policiaco por sus nexos con el crimen organizado, la carta pública de Calderón no necesariamente lo exculpa de la fracasada lucha contra el narcotráfico que a la fecha ha dejado más de 250 mil muertes y 61 mil desaparecidos.

Quienes nos gobernaron, son corresponsables por acción u omisión de la corrupción, la impunidad, la complicidad, o la ineptitud de sus actos. Parafraseando al ínfimo expresidente, haiga sido como haiga sido, Felipe Calderón, lo debería saber.