/ domingo 3 de octubre de 2021

La verdad histórica

A poco menos de un mes de iniciado el nuevo gobierno, los ciudadanos de Zacatecas han comenzado a disipar algunas dudas del rumbo que tendrá la administración encabezada por David Monreal Ávila; pero también persisten incógnitas sobre el desarrollo que tendrá su gobierno.

Ya mandó las primeras señales sobre cuál será el rumbo político, económico y fiscal que tomará.

En las primeras semanas ha impuesto un nuevo estilo de gobernar y de comunicar con la población. Ha sacrificado su popularidad a cambio de mostrar con rigor, y con lo que llama honestidad, el estado crítico en que recibe la administración pública.

La medida de no pagar el salario de los trabajadores de diversos sectores que dependen del gasto público, fue de lo más impopular, pero ha permitido mantener el argumento del saqueo y la depredación de la que fue objeto el presupuesto estatal en los últimos dos lustros.

El origen del despilfarro data de mucho más atrás, podríamos advertir que la intención de no incorporar la nómina educativa al gasto federal, data del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) de 1992.

En este acuerdo, El Ejecutivo Federal se comprometió a transferir recursos suficientes “para que cada gobierno estatal se encuentre en condiciones de elevar la calidad y cobertura del servicio de educación a su cargo, de hacerse cargo de la dirección de los planteles que recibe, de fortalecer el sistema educativo de la entidad federativa, y cumplir con los compromisos que adquiere en este Acuerdo Nacional”.

Ahí comienza todo, ya que no se implementó un solo sistema estatal y se dio paso a la creación de uno federal y otro estatal.

Con el paso de los años, y una vez aprobada “la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto”, se devolvió a la federación la rectoría financiera de la educación y con ello, se transfirieron las plazas de los estados al Fondo para la Nómina Educativa (FONE), pero en Zacatecas no se concretó debido a la duplicidad existente en los nombres de los trabajadores de la educación. La duplicidad de las plazas.

Fue entonces que se generó, en el mayor acto de delincuencia, organizada el modelo de endeudamiento estatal que sin duda llenó los bolsillos de muchos trabajadores de la educación, pero especialmente de quienes tomaron las decisiones de no incorporar la educación estatal al FONE.

En el modelo de gobierno dibujado en estas semanas por David Monreal, de poco o nada sirve que sacrifique su popularidad y pierda el respeto de un sector de la población sino asume que la salida definitiva es emprender la acción penal contra los responsables. Sin ello, su acción quedará hueca y vacía. Confiemos en que pronto se conocerá la verdad y los responsables serán procesados.

A poco menos de un mes de iniciado el nuevo gobierno, los ciudadanos de Zacatecas han comenzado a disipar algunas dudas del rumbo que tendrá la administración encabezada por David Monreal Ávila; pero también persisten incógnitas sobre el desarrollo que tendrá su gobierno.

Ya mandó las primeras señales sobre cuál será el rumbo político, económico y fiscal que tomará.

En las primeras semanas ha impuesto un nuevo estilo de gobernar y de comunicar con la población. Ha sacrificado su popularidad a cambio de mostrar con rigor, y con lo que llama honestidad, el estado crítico en que recibe la administración pública.

La medida de no pagar el salario de los trabajadores de diversos sectores que dependen del gasto público, fue de lo más impopular, pero ha permitido mantener el argumento del saqueo y la depredación de la que fue objeto el presupuesto estatal en los últimos dos lustros.

El origen del despilfarro data de mucho más atrás, podríamos advertir que la intención de no incorporar la nómina educativa al gasto federal, data del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB) de 1992.

En este acuerdo, El Ejecutivo Federal se comprometió a transferir recursos suficientes “para que cada gobierno estatal se encuentre en condiciones de elevar la calidad y cobertura del servicio de educación a su cargo, de hacerse cargo de la dirección de los planteles que recibe, de fortalecer el sistema educativo de la entidad federativa, y cumplir con los compromisos que adquiere en este Acuerdo Nacional”.

Ahí comienza todo, ya que no se implementó un solo sistema estatal y se dio paso a la creación de uno federal y otro estatal.

Con el paso de los años, y una vez aprobada “la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto”, se devolvió a la federación la rectoría financiera de la educación y con ello, se transfirieron las plazas de los estados al Fondo para la Nómina Educativa (FONE), pero en Zacatecas no se concretó debido a la duplicidad existente en los nombres de los trabajadores de la educación. La duplicidad de las plazas.

Fue entonces que se generó, en el mayor acto de delincuencia, organizada el modelo de endeudamiento estatal que sin duda llenó los bolsillos de muchos trabajadores de la educación, pero especialmente de quienes tomaron las decisiones de no incorporar la educación estatal al FONE.

En el modelo de gobierno dibujado en estas semanas por David Monreal, de poco o nada sirve que sacrifique su popularidad y pierda el respeto de un sector de la población sino asume que la salida definitiva es emprender la acción penal contra los responsables. Sin ello, su acción quedará hueca y vacía. Confiemos en que pronto se conocerá la verdad y los responsables serán procesados.