/ domingo 5 de julio de 2020

Los tiempos electorales

Sin duda, transformar un gobierno, a cualquier nivel, requiere que el gobernante asuma la complejidad de un sistema político adverso y siempre multifacético. Necesita actuar por encima de la naturaleza de la vida, y de los miles de intereses que siempre participan en la toma de las decisiones. Requiere de inteligencia emocional, organizacional y especialmente política para enfrentar los difíciles retos que significa gobernar y transformar las instituciones. Gobernar es complicado, y más difícil se convierte asumir el reto en medio de las crisis que vive nuestra sociedad.

Un buen gobernante, sin importar su militancia o su línea de pensamiento, en los tiempos por los que atraviesa Zacatecas, va a requerir de una enorme entereza para afrontar los predecibles fenómenos y especialmente debe contar con la madurez necesaria para tolerar, planear y prepararse para llevar adelante y en conciencia, el ejercicio del poder.

Hoy en Zacatecas, a pesar de la crisis provocada por la pandemia, la caída feroz de la economía, el creciente desempleo, la desesperanza y la radicalización presidencial en torno al ejercicio mismo del poder, los tiempos electorales ya se adelantaron.

Vivimos una sucesión adelantada del poder ejecutivo, que en principio, parece haber aventado la toalla al mejor postor que venga y lo releve, si es preciso desde ahora. Los zacatecanos vamos a enfrentar un escenario político bastante conflictivo de cara al relevo en el poder ejecutivo estatal.

Por un lado, vemos, al parecer desesperado, a un senador más preocupado que su hermano, por buscar su reposicionamiento electoral. Por tercera ocasión, cuando ya parece que tiene todo listo, otra vez insiste en mostrar desencanto y falta de vocación para salir a convencer a la población, aunque sus jilgueros propaguen encuestas poco claras y transparentes. Al menos a David Monreal no se le ven ganas, y lo conozco desde hace 30 años.

Vemos también, una oposición a esa candidatura, dentro de MORENA muy divida y fragmentada, a tal extremo que se ha llegado a pensar que si no existen condiciones de quitar del camino al todavía coordinador de ganadería, ya comienzan a platicar con el posible abanderado del PRI, para formular un proyecto de unidad que permita hacer crecer la candidatura y lograr quitar del camino, por tercera ocasión, al hermano más flojo de los Monreal.

En el Partido Revolucionario Institucional los dados parecen cargados y comienzan a concretarse los primeros acuerdos políticos que permitan la unidad en torno a un aspirante, por cierto, también de Fresnillo.

De ser así, debemos considerar, desde ahora, en estos tiempos adelantados, dos proyectos firmes rumbo a la gubernatura, uno encabezado por un Monreal y el otro por un Bonilla, lo que supondría dos caminos hacia un mismo destino. Desde ahora vivimos los tiempos electorales.

Sin duda, transformar un gobierno, a cualquier nivel, requiere que el gobernante asuma la complejidad de un sistema político adverso y siempre multifacético. Necesita actuar por encima de la naturaleza de la vida, y de los miles de intereses que siempre participan en la toma de las decisiones. Requiere de inteligencia emocional, organizacional y especialmente política para enfrentar los difíciles retos que significa gobernar y transformar las instituciones. Gobernar es complicado, y más difícil se convierte asumir el reto en medio de las crisis que vive nuestra sociedad.

Un buen gobernante, sin importar su militancia o su línea de pensamiento, en los tiempos por los que atraviesa Zacatecas, va a requerir de una enorme entereza para afrontar los predecibles fenómenos y especialmente debe contar con la madurez necesaria para tolerar, planear y prepararse para llevar adelante y en conciencia, el ejercicio del poder.

Hoy en Zacatecas, a pesar de la crisis provocada por la pandemia, la caída feroz de la economía, el creciente desempleo, la desesperanza y la radicalización presidencial en torno al ejercicio mismo del poder, los tiempos electorales ya se adelantaron.

Vivimos una sucesión adelantada del poder ejecutivo, que en principio, parece haber aventado la toalla al mejor postor que venga y lo releve, si es preciso desde ahora. Los zacatecanos vamos a enfrentar un escenario político bastante conflictivo de cara al relevo en el poder ejecutivo estatal.

Por un lado, vemos, al parecer desesperado, a un senador más preocupado que su hermano, por buscar su reposicionamiento electoral. Por tercera ocasión, cuando ya parece que tiene todo listo, otra vez insiste en mostrar desencanto y falta de vocación para salir a convencer a la población, aunque sus jilgueros propaguen encuestas poco claras y transparentes. Al menos a David Monreal no se le ven ganas, y lo conozco desde hace 30 años.

Vemos también, una oposición a esa candidatura, dentro de MORENA muy divida y fragmentada, a tal extremo que se ha llegado a pensar que si no existen condiciones de quitar del camino al todavía coordinador de ganadería, ya comienzan a platicar con el posible abanderado del PRI, para formular un proyecto de unidad que permita hacer crecer la candidatura y lograr quitar del camino, por tercera ocasión, al hermano más flojo de los Monreal.

En el Partido Revolucionario Institucional los dados parecen cargados y comienzan a concretarse los primeros acuerdos políticos que permitan la unidad en torno a un aspirante, por cierto, también de Fresnillo.

De ser así, debemos considerar, desde ahora, en estos tiempos adelantados, dos proyectos firmes rumbo a la gubernatura, uno encabezado por un Monreal y el otro por un Bonilla, lo que supondría dos caminos hacia un mismo destino. Desde ahora vivimos los tiempos electorales.