Otro tema se suma al debate político nacional pues en un libro de texto para jóvenes de bachillerato explica la desigualdad social mediante significado de “fifí” y “chairo”.
El diccionario de la Real Academia Española define fifí como “persona presumida y que se ocupa de seguir las modas”; en www.significados.com leemos que “Chairo es un término de origen mexicano de uso despectivo para referirse a las personas que se oponen a las ideologías o tendencias políticas de derecha”.
El antecedente es que la Secretaría de Educación del Estado de Puebla, en un libro de texto para quinto semestre del bachillerato, específicamente Historia Socioeconómica de México, tiene un relato de una familia que debido a una marcha “fifí” impacta en el ingreso del hogar y el joven bachiller reflexiona sobre las clases sociales y la contraparte política o “chairos” (ver: https://www.proceso.com.mx/nacional/estados/2020/11/20/fifis-chairos-en-libros-de-bachillerato-de-puebla-para-explicar-igualdad-social-253123.html).
Ello ha generado cuestionamientos políticos y también sobre la pertinencia de una educación acorde a nuestra cambiante realidad, pero debemos cuestionarnos sin lente político, así ¿Es correcto enseñar a jóvenes sobre conceptos que escuchan cotidianamente? ¿Es correcto orientar a la reflexión del pensamiento político en preparatorianos? incluso ¿Quién tiene suficiente autoridad moral para decidir si es correcto o no enseñar sobre ciencia política en bachillerato?
Se repite la histórica postura entre conservadores y liberales, derecha e izquierda, sobre la naturaleza y pertinencia de la temática educativa mexicana.
La educación es fundamental para todo tipo de desarrollo sobre todo el humano, por ello la educación deber contribuir a formar conciencia de realidad social, dominar teóricamente conceptos cotidianos que se leen o escuchan y así educar para entender el mundo que nos rodea como el efecto de clases sociales.
Todo ser humano tiene derecho a información verídica y oportuna, capacidad de reflexionar sobre nuestra dinámica económica, social y política. La educación en todos sus niveles y modalidades contribuye a ello en lo que denominamos educación formal u oficial, pero también existe otro tipo de educación que contribuye grandemente en la formación del pensamiento humano llamada educación informal y es la que adquirimos en la calle o por medios de comunicación social por ejemplo aplicar valores y principios o la educación sexual práctica, así igual debe ser la participación en política.
La educación tanto oficial como informal debe ser pertinente para conocer integralmente la vida real, más a allá de posturas político-electorales.
