/ miércoles 13 de enero de 2021

Acometida al Capitolio

La corriente política estadounidense que se movilizó y tomó el Capitolio tiene aceptación importante en un porcentaje significativo de ciudadanos de ese país, es una organización bien estructurada y de presencia nacional que seguramente presionará al próximo presidente Joe Biden, pero su acometida tendría efectos en México.

La ideología denominada “derecha” históricamente busca mantener el estado de cosas beneficiando al gran capital, considera superior a la raza blanca por ello debe gobernar a otras y las excluye o segrega, ha construido una geoeconomía y geopolítica mundial basándose en ideario del neoliberalismo económico. Hay varias vertientes de “derechas” desde radicales o ultraderecha (extremadamente excluyentes y conservadores), la derecha centro (como el partido demócrata) y derecha moderada; los radicales consideran como adversarios a las últimas dos y enemigos a toda “izquierda”. La ultraderecha está en países dominantes como Estados Unidos de América, a esta corriente ideológica pertenece la mente de Donald Trump, el presidente número 45 de ese país y al que millones de estadounidenses identifican como el pro-hombre y un presidente que enarbola su ideario haciendo resurgir sus sentimientos anti-inmigrantes y raciales sustentados en supremacía de la raza blanca.

La ultraderecha estadounidense no desaparecerá automáticamente al concluir el mandato de Trump, ya demostró su potencial político y lo seguirá utilizando, de ahí que el presidente electo Joe Biden deberá considerar a ultraderechistas para lograr una administración con gobernabilidad óptima y reconciliación, considerarlos un real contrapeso para toma de decisiones de impacto nacional.

En nuestro mundo globalizado los intereses del gran capital definen la dinámica económica, política y social planetaria generando una compleja red de centros y puntos estrechamente vinculados, en esta “aldea global” la referida acometida tendría efectos en la gobernanza y gobernabilidad estadounidense, en la de Europa, Asia y América Latina, evidentemente incluyendo México. Agreguemos que las ideologías filosóficas derivan en pensamiento político global o planetario, por tanto al combinarse los intereses económicos y financieros hegemónicos con políticas internacionales sustentadas en ideologías conservadoras o neoliberales, generan una especie de oleada que impacta directa o indirectamente a miles de millones de seres humanos en toda la orbe. Factores como éstos se pueden explicar y cuantificar con teorías matemáticas como de los juegos y del Caos, ambas con el denominado “efecto mariposa”.

De lo anterior para este 2021 se deducen posibles efectos colaterales por la ultraderecha en la política mexicana pues copia y aplica campañas estadounidenses.


La corriente política estadounidense que se movilizó y tomó el Capitolio tiene aceptación importante en un porcentaje significativo de ciudadanos de ese país, es una organización bien estructurada y de presencia nacional que seguramente presionará al próximo presidente Joe Biden, pero su acometida tendría efectos en México.

La ideología denominada “derecha” históricamente busca mantener el estado de cosas beneficiando al gran capital, considera superior a la raza blanca por ello debe gobernar a otras y las excluye o segrega, ha construido una geoeconomía y geopolítica mundial basándose en ideario del neoliberalismo económico. Hay varias vertientes de “derechas” desde radicales o ultraderecha (extremadamente excluyentes y conservadores), la derecha centro (como el partido demócrata) y derecha moderada; los radicales consideran como adversarios a las últimas dos y enemigos a toda “izquierda”. La ultraderecha está en países dominantes como Estados Unidos de América, a esta corriente ideológica pertenece la mente de Donald Trump, el presidente número 45 de ese país y al que millones de estadounidenses identifican como el pro-hombre y un presidente que enarbola su ideario haciendo resurgir sus sentimientos anti-inmigrantes y raciales sustentados en supremacía de la raza blanca.

La ultraderecha estadounidense no desaparecerá automáticamente al concluir el mandato de Trump, ya demostró su potencial político y lo seguirá utilizando, de ahí que el presidente electo Joe Biden deberá considerar a ultraderechistas para lograr una administración con gobernabilidad óptima y reconciliación, considerarlos un real contrapeso para toma de decisiones de impacto nacional.

En nuestro mundo globalizado los intereses del gran capital definen la dinámica económica, política y social planetaria generando una compleja red de centros y puntos estrechamente vinculados, en esta “aldea global” la referida acometida tendría efectos en la gobernanza y gobernabilidad estadounidense, en la de Europa, Asia y América Latina, evidentemente incluyendo México. Agreguemos que las ideologías filosóficas derivan en pensamiento político global o planetario, por tanto al combinarse los intereses económicos y financieros hegemónicos con políticas internacionales sustentadas en ideologías conservadoras o neoliberales, generan una especie de oleada que impacta directa o indirectamente a miles de millones de seres humanos en toda la orbe. Factores como éstos se pueden explicar y cuantificar con teorías matemáticas como de los juegos y del Caos, ambas con el denominado “efecto mariposa”.

De lo anterior para este 2021 se deducen posibles efectos colaterales por la ultraderecha en la política mexicana pues copia y aplica campañas estadounidenses.