Este 2024 es año electoral muy importante, tanto por la histórica cantidad de puestos como por definir el rumbo socioeconómico y político-gubernamental de nuestro país.
Entre los diferentes factores que componen un escenario político-electoral se debe tomar en cuenta que hay hartazgo y decepción del ciudadano común hacia la clase política enclavada en la partidocracia. También que la ciudadanía es cada vez más analítica y emite opinión sobre temas que le impactan. El electorado está consciente que con su voto puede desplazar a un grupo político, a un partido o modificar el rumbo del desarrollo local y regional. Esta es la verdadera evolución derivada de las elecciones anteriores y el ciudadano común ya sabe que puede cambiar esquemas gubernamentales, la correlación de fuerzas y con ello la geopolítica nacional.
Pero gran cantidad de miembros de la clase política mexicana parece no entienden cualitativamente dicha evolución, siguen con la idea de preservar o imponer su poder bajo visión numérica basada en resultados electorales o encuestas de preferencia electoral, muy pocos piensan objetivamente o como estrategas sobre las causas estructurales y coyunturales que originan la nueva realidad política nacional.
Los dos factores: la madurez irreversible de la ciudadanía para ejercer un cambio cuando se lo propone y la parcial incompetencia analítica de políticos, son elementos fundamentales para comprender hacia dónde se dirigirá ideológicamente el pueblo mexicano y la naturaleza de peticiones, apoyos y reclamos a la partidocracia, parece no están del todo claros qué tipo de cambios se requieren en la mecánica y dinámica gubernamental, no comprenden cabalmente el sentir ciudadano. Agregar que los partidos políticos opositores están replegados o aún no tienen capacidad de respuesta pues no se les observa como contrapeso efectivo y respetuoso, pero si se percibe la actividad discreta y efectiva de una poderosa clase económica nacional e internacional que hace trabajo político basado en la mercadotécnica y presiona para rechazar parlamentariamente proyectos nacionales del desarrollo humano sustentable y mueven sentimientos antigubernamentales.
Si la clase gobernante en el poder concreta una gestión dando resultados prometidos entonces tendrían mayor credibilidad y gobernabilidad transexenal. Se debe cuidar en extremo evitar una crisis del sistema político mexicano o del Estado-Nación.
Será mucha la esperanza y expectativa puesta en dicha clase político-gubernamental a través de la emisión del voto en junio 2024 pues como cada elección se renovarán expectativas ciudadanas del desarrollo nacional.