/ jueves 29 de abril de 2021

Crónica del poder │ Efectos dañinos sobre Morena

Cuarenta años atrás y hasta el sexenio presidencial anterior, la estabilidad en los procesos electorales se fincaba en el andamiaje institucional con recíproca responsabilidad entre la Presidencia de la República, los partidos políticos a instituciones electorales, cuando de elecciones nacionales se trataba, y en guardadas proporciones ocurría en los estados, con el gobernador en turno como el primero y máximo responsable del desarrollo de las elecciones, pero sin que interfiera o intervenga a favor o en contra de partido o candidato alguno, como así está Alejandro Tello, atado de manos, pies y cabeza.

Paradójicamente y al contrario de esos tiempos, el poder concentrador del Presidente Andrés Manuel López Obrador, intenta debilitar y vulnerar a las instituciones electorales. Desafortunadamente para su estrategia, hay un tremendo y cotidiano desgaste político que su partido Morena le ocasiona y ya le reduce posibilidades de abarcarlo todo para sujetar decisiones que favorezcan obtener la mayoría en la Cámara de Diputados. Es el caso del resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que ha ratificado el criterio y candado del Instituto Nacional Electoral que impedirá o evitará la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados; y para acabarla de fregar, en deterioro del poder presidencial, el Tribunal Electoral canceló las candidaturas de Félix Salgado Macedonio en Guerrero y de Raúl Morón en Michoacán, una dramática secuencia de golpes político electorales que inevitablemente van a trascender con daños hacia todo el horizonte nacional.

Ya lo hemos asentado aquí, esos inéditos acontecimientos en el partido en el poder, van a repercutir en los estados, sobre todo en los que tendrán elección de gobernador, por eso, son previsibles efectos en Zacatecas donde hay un escenario de mucha pasión en la campaña de David Monreal, pero donde tampoco han sido superados los rompimientos, descontentos y protestas que han significado la exclusión de las fuerzas de José Luis Medina Lizalde, José Narro Céspedes, Fernando Arteaga y Ulises Mejía, que a querer y no, son real atorón para mejor asegurar o garantizar una contundente victoria electoral. En otras palabras, la pésima conducción partidista nacional de Mario Delgado, pone en riesgo las mayorías en la Cámara de Diputados, las Gubernaturas y los Municipios. El dirigente afirma que esos resolutivos son un golpe "a nuestra democracia", pero ciertamente, son golpes que sus marrullerías, caprichos y desviaciones han provocado en perjuicio del proyecto Presidencial y de la Cuarta Transformación. De plano, López Obrador debe estar decepcionado de su delegado en el Morena.

Consecuentemente y para evitar daños mayores a los que ya se resienten en Zacatecas, Ricardo Monreal y su candidato David, tienen que hacer de tripas corazón para impedir otra debacle y que no sea alcanzada la "tercera vencida". Es innegable que los daños colaterales alcanzarán al monrealismo, "no todo es miel sobre hojuelas", al menos que reaccionen de inmediato y empiecen por hacer un lado a las innombrables Julieta del Río y Verónica Díaz, que más estorban que ayudan, porque han demostrado incapacidad operativa e impotencia para de inmediato revertir efectos negativos, como los provocados por el estigma de las manos libres en Juchipila. Ellas deben estar ahí para resolver conflictos y apagar fuegos, no solo para repartir espacios de interés a cuates y amigos."Se deben partir la madre en serio."

Cuarenta años atrás y hasta el sexenio presidencial anterior, la estabilidad en los procesos electorales se fincaba en el andamiaje institucional con recíproca responsabilidad entre la Presidencia de la República, los partidos políticos a instituciones electorales, cuando de elecciones nacionales se trataba, y en guardadas proporciones ocurría en los estados, con el gobernador en turno como el primero y máximo responsable del desarrollo de las elecciones, pero sin que interfiera o intervenga a favor o en contra de partido o candidato alguno, como así está Alejandro Tello, atado de manos, pies y cabeza.

Paradójicamente y al contrario de esos tiempos, el poder concentrador del Presidente Andrés Manuel López Obrador, intenta debilitar y vulnerar a las instituciones electorales. Desafortunadamente para su estrategia, hay un tremendo y cotidiano desgaste político que su partido Morena le ocasiona y ya le reduce posibilidades de abarcarlo todo para sujetar decisiones que favorezcan obtener la mayoría en la Cámara de Diputados. Es el caso del resolutivo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que ha ratificado el criterio y candado del Instituto Nacional Electoral que impedirá o evitará la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados; y para acabarla de fregar, en deterioro del poder presidencial, el Tribunal Electoral canceló las candidaturas de Félix Salgado Macedonio en Guerrero y de Raúl Morón en Michoacán, una dramática secuencia de golpes político electorales que inevitablemente van a trascender con daños hacia todo el horizonte nacional.

Ya lo hemos asentado aquí, esos inéditos acontecimientos en el partido en el poder, van a repercutir en los estados, sobre todo en los que tendrán elección de gobernador, por eso, son previsibles efectos en Zacatecas donde hay un escenario de mucha pasión en la campaña de David Monreal, pero donde tampoco han sido superados los rompimientos, descontentos y protestas que han significado la exclusión de las fuerzas de José Luis Medina Lizalde, José Narro Céspedes, Fernando Arteaga y Ulises Mejía, que a querer y no, son real atorón para mejor asegurar o garantizar una contundente victoria electoral. En otras palabras, la pésima conducción partidista nacional de Mario Delgado, pone en riesgo las mayorías en la Cámara de Diputados, las Gubernaturas y los Municipios. El dirigente afirma que esos resolutivos son un golpe "a nuestra democracia", pero ciertamente, son golpes que sus marrullerías, caprichos y desviaciones han provocado en perjuicio del proyecto Presidencial y de la Cuarta Transformación. De plano, López Obrador debe estar decepcionado de su delegado en el Morena.

Consecuentemente y para evitar daños mayores a los que ya se resienten en Zacatecas, Ricardo Monreal y su candidato David, tienen que hacer de tripas corazón para impedir otra debacle y que no sea alcanzada la "tercera vencida". Es innegable que los daños colaterales alcanzarán al monrealismo, "no todo es miel sobre hojuelas", al menos que reaccionen de inmediato y empiecen por hacer un lado a las innombrables Julieta del Río y Verónica Díaz, que más estorban que ayudan, porque han demostrado incapacidad operativa e impotencia para de inmediato revertir efectos negativos, como los provocados por el estigma de las manos libres en Juchipila. Ellas deben estar ahí para resolver conflictos y apagar fuegos, no solo para repartir espacios de interés a cuates y amigos."Se deben partir la madre en serio."