/ viernes 27 de noviembre de 2020

Crónica del poder │ Más violencia sobre las víctimas

Los escenarios de violencia suscitados desde el domingo en Fresnillo por el asesinato de la niña Sofía, ratifican que las instituciones de seguridad y procuración de justicia siguen metidas en la más severa crisis de credibilidad y efectividad. El feminicidio de la niña de 12 años ha impactado en todos los sectores sociales y los fresnillenses se han conmocionado hasta despertar un feroz vandalismo ya convertido en presión política, porque con violencia verbal se ensañaron contra el alcalde Saúl Monreal Ávila y las turbas más salvajes incendiaron espacios del Palacio Municipal. El munícipe reaccionó llamando a la unidad de los fresnillenses y a proceder pacíficamente y respetuosos.

Desde el primer momento de su desaparición y del hallazgo del cadáver de la pequeña, el primer interesado y exigente de justicia fue el Presidente Municipal, que de inmediato urgió a las Fiscalías Federal y Estatal asumir responsabilidad en las investigaciones hasta dar con los culpables y castigarlos con todo el peso de la ley. Se provocó todo un despliegue policial y de indagatorias, al mismo tiempo que brotaron las voces siempre oportunistas de los francotiradores, que desde las redes sociales convocaron a la movilización para repudiar los hechos.

Sofía es hasta el momento el último eslabón de la cadena de víctimas infantiles, un fenómeno criminal que una vez más exhibe desprestigio policial y que repercute para exasperar el recelo de la sociedad, que como la de Fresnillo, tiene versiones y hechos acumulados y que atizados por ambiciones políticas, tienden a escandalizar y a generar estallidos.

Todo mundo alza la voz y con razón, desde el gobernador Alejandro Tello, el secretario Jehú Eduí Salas, el fiscal Francisco Murillo, el magistrado Arturo Nahle, las líderes femeniles, los legisladores, la defensora de los Derechos Humanos; el Senador Ricardo Monreal que como fresnillense soporta dolor y ha solicitado a la Fiscalía de la República atraiga el caso; hasta la Senadora Geovanna Bañuelos, que ha solicitado al Senado haga un fuerte pronunciamiento en contra del feminicidio de la niña Sofía; pero todo mundo, políticos y gobernantes, activistas y organizaciones sociales, deben advertir que hay una creciente amenaza que urge a optimizar recursos para fortalecer estrategias de inteligencia y reacciones más prudentes, emergentes y prontas.

Frente a este trágico panorama, nos parece un perverso e inmoral comportamiento de las redes sociales, que irreflexivamente y por gente sin escrúpulos tuercen los hechos y escenarios para politizar, impulsar acciones violentas y vandálicas como incendiar la presidencia y reproducir imágenes de miedo y de pánico, que mueven a mayor dramatismo para mantener tensiones e histeria colectivas.

Las reacciones de los diputados

Llegan a los extremos del ultimátum y lo primero que se les ocurre es llamar al Fiscal Francisco Murillo a que comparezca, "para que explique de manera pormenorizada, lo relativo al feminicidio de la menor Sofía Alejandra" una decisión que algunos con vocación y pasión protagónica, la sesión ante el pleno o la Comisión de Justicia y Seguridad Pública, la convierten en un vil espectáculo o en show amarillista, en el que solo buscan llevar al paredón a los funcionarios, exhibirlos en su desprestigio ante la sociedad y obtener ventajas electoreras a río revuelto, sin hacer auténtico análisis, prudente revisión y sin construir propuestas de fortalecimiento institucional para más efectivamente y con veracidad, acercar la justicia a Sofía, a sus familiares y la sociedad que a diario reclaman paz y tranquilidad.

Los escenarios de violencia suscitados desde el domingo en Fresnillo por el asesinato de la niña Sofía, ratifican que las instituciones de seguridad y procuración de justicia siguen metidas en la más severa crisis de credibilidad y efectividad. El feminicidio de la niña de 12 años ha impactado en todos los sectores sociales y los fresnillenses se han conmocionado hasta despertar un feroz vandalismo ya convertido en presión política, porque con violencia verbal se ensañaron contra el alcalde Saúl Monreal Ávila y las turbas más salvajes incendiaron espacios del Palacio Municipal. El munícipe reaccionó llamando a la unidad de los fresnillenses y a proceder pacíficamente y respetuosos.

Desde el primer momento de su desaparición y del hallazgo del cadáver de la pequeña, el primer interesado y exigente de justicia fue el Presidente Municipal, que de inmediato urgió a las Fiscalías Federal y Estatal asumir responsabilidad en las investigaciones hasta dar con los culpables y castigarlos con todo el peso de la ley. Se provocó todo un despliegue policial y de indagatorias, al mismo tiempo que brotaron las voces siempre oportunistas de los francotiradores, que desde las redes sociales convocaron a la movilización para repudiar los hechos.

Sofía es hasta el momento el último eslabón de la cadena de víctimas infantiles, un fenómeno criminal que una vez más exhibe desprestigio policial y que repercute para exasperar el recelo de la sociedad, que como la de Fresnillo, tiene versiones y hechos acumulados y que atizados por ambiciones políticas, tienden a escandalizar y a generar estallidos.

Todo mundo alza la voz y con razón, desde el gobernador Alejandro Tello, el secretario Jehú Eduí Salas, el fiscal Francisco Murillo, el magistrado Arturo Nahle, las líderes femeniles, los legisladores, la defensora de los Derechos Humanos; el Senador Ricardo Monreal que como fresnillense soporta dolor y ha solicitado a la Fiscalía de la República atraiga el caso; hasta la Senadora Geovanna Bañuelos, que ha solicitado al Senado haga un fuerte pronunciamiento en contra del feminicidio de la niña Sofía; pero todo mundo, políticos y gobernantes, activistas y organizaciones sociales, deben advertir que hay una creciente amenaza que urge a optimizar recursos para fortalecer estrategias de inteligencia y reacciones más prudentes, emergentes y prontas.

Frente a este trágico panorama, nos parece un perverso e inmoral comportamiento de las redes sociales, que irreflexivamente y por gente sin escrúpulos tuercen los hechos y escenarios para politizar, impulsar acciones violentas y vandálicas como incendiar la presidencia y reproducir imágenes de miedo y de pánico, que mueven a mayor dramatismo para mantener tensiones e histeria colectivas.

Las reacciones de los diputados

Llegan a los extremos del ultimátum y lo primero que se les ocurre es llamar al Fiscal Francisco Murillo a que comparezca, "para que explique de manera pormenorizada, lo relativo al feminicidio de la menor Sofía Alejandra" una decisión que algunos con vocación y pasión protagónica, la sesión ante el pleno o la Comisión de Justicia y Seguridad Pública, la convierten en un vil espectáculo o en show amarillista, en el que solo buscan llevar al paredón a los funcionarios, exhibirlos en su desprestigio ante la sociedad y obtener ventajas electoreras a río revuelto, sin hacer auténtico análisis, prudente revisión y sin construir propuestas de fortalecimiento institucional para más efectivamente y con veracidad, acercar la justicia a Sofía, a sus familiares y la sociedad que a diario reclaman paz y tranquilidad.