/ viernes 14 de enero de 2022

Crónica del poder │ No a la disensión, sí a la unidad

La gran coincidencia social y política entre los zacatecanos, es que han transcurrido 4 meses que por estar llenos de tensiones y emociones, conmueven a la integración y unidad para entre todos construir la hazaña de la tranquilidad y la paz, consolidar estabilidad y certidumbre, la confianza popular para pronto abandonar los fatídicos escenarios de violencia e inseguridad que nos agobian y atormentan como sociedad y gobierno.

Y cuando decimos todos, hablamos de los actores principales y fundamentales en el formidable compromiso por sacar adelante a Zacatecas en este régimen de la Nueva Gobernanza. Los gobiernos estatal y municipales con el respaldo cierto y real del gobierno federal; los partidos políticos, las organizaciones sociales, las instituciones autónomas, las Universidades y Tecnológicos, los medios de comunicación, empresarios industriales, mineros, comerciales y turísticos, los legisladores federales y locales, los magistrados y jueces, los migrantes, y los ciudadanos, tienen que asumir la responsable certeza del apoyo serio y efectivo para transitar a la reconquista de los escenarios abiertos a las oportunidades de crecimiento, desarrollo, progreso y bienestar de las familias y comunidades en todos los municipios.

A éstas alturas resulta urgente el afianzamiento de la comunión social, porque es fácil advertir que se acrecienta una convergencia crítica con el riesgo de alcanzar un clímax que se vuelva dramáticamente contra la sociedad zacatecana, ahora vulnerable y debilitada por las crisis económica, pandémica, de violencia e inseguridad, retos y desafíos que el gobierno de David Monreal cotidianamente encara, pero que tiene que enfrentar con la fuerza colectiva de esos factores sociales, privados e institucionales, que tienen que ser convocados con realismo y veracidad, pero sobre todo, ser guiados y conducidos en la ejecución de operaciones estratégicas emanadas de acuerdos, consensos y el diálogo entre todas las voces y opiniones de la pluralidad política y la diversidad social. No hacerlo así, es clara y llanamente una perniciosa exclusión que nada tiene que ver con los llamados a la unidad, la concordia y la fraternidad.

Abrir cauces hacia una disensión, será tanto como atizar antagonismos, encender divergencias, generar disputas y confrontación contenidas de odios y rencor, que no van a beneficiar pero si a condenar al estado a un mayor retroceso, y todo por la incapacidad de conciliación, por atizar enconos revanchistas o estériles venganzas. Frente a un panorama así que la gente no quiere ver nunca jamás, urgen los razonamientos, los acercamientos y entendimientos entre los diferentes, que haya una eficaz, razonable y franca interlocución, determinación que no se atisba entre las grandes responsabilidades de la Secretaría General de Gobierno y los enlaces políticos y legislativos entre los poderes del estado, los Ayuntamientos y la Sociedad.

La gente en las calles, los mercados, las plazas, en los hogares, entre la clase política, en la opinión pública, lo detectan, comentan y resaltan, no son tiempos de sembrar discordias, ni de aventar cizaña para solo degradar el quehacer político y gubernamental. Son tiempos de unidad, diálogo, racionalidad, entereza y madurez.

La gran coincidencia social y política entre los zacatecanos, es que han transcurrido 4 meses que por estar llenos de tensiones y emociones, conmueven a la integración y unidad para entre todos construir la hazaña de la tranquilidad y la paz, consolidar estabilidad y certidumbre, la confianza popular para pronto abandonar los fatídicos escenarios de violencia e inseguridad que nos agobian y atormentan como sociedad y gobierno.

Y cuando decimos todos, hablamos de los actores principales y fundamentales en el formidable compromiso por sacar adelante a Zacatecas en este régimen de la Nueva Gobernanza. Los gobiernos estatal y municipales con el respaldo cierto y real del gobierno federal; los partidos políticos, las organizaciones sociales, las instituciones autónomas, las Universidades y Tecnológicos, los medios de comunicación, empresarios industriales, mineros, comerciales y turísticos, los legisladores federales y locales, los magistrados y jueces, los migrantes, y los ciudadanos, tienen que asumir la responsable certeza del apoyo serio y efectivo para transitar a la reconquista de los escenarios abiertos a las oportunidades de crecimiento, desarrollo, progreso y bienestar de las familias y comunidades en todos los municipios.

A éstas alturas resulta urgente el afianzamiento de la comunión social, porque es fácil advertir que se acrecienta una convergencia crítica con el riesgo de alcanzar un clímax que se vuelva dramáticamente contra la sociedad zacatecana, ahora vulnerable y debilitada por las crisis económica, pandémica, de violencia e inseguridad, retos y desafíos que el gobierno de David Monreal cotidianamente encara, pero que tiene que enfrentar con la fuerza colectiva de esos factores sociales, privados e institucionales, que tienen que ser convocados con realismo y veracidad, pero sobre todo, ser guiados y conducidos en la ejecución de operaciones estratégicas emanadas de acuerdos, consensos y el diálogo entre todas las voces y opiniones de la pluralidad política y la diversidad social. No hacerlo así, es clara y llanamente una perniciosa exclusión que nada tiene que ver con los llamados a la unidad, la concordia y la fraternidad.

Abrir cauces hacia una disensión, será tanto como atizar antagonismos, encender divergencias, generar disputas y confrontación contenidas de odios y rencor, que no van a beneficiar pero si a condenar al estado a un mayor retroceso, y todo por la incapacidad de conciliación, por atizar enconos revanchistas o estériles venganzas. Frente a un panorama así que la gente no quiere ver nunca jamás, urgen los razonamientos, los acercamientos y entendimientos entre los diferentes, que haya una eficaz, razonable y franca interlocución, determinación que no se atisba entre las grandes responsabilidades de la Secretaría General de Gobierno y los enlaces políticos y legislativos entre los poderes del estado, los Ayuntamientos y la Sociedad.

La gente en las calles, los mercados, las plazas, en los hogares, entre la clase política, en la opinión pública, lo detectan, comentan y resaltan, no son tiempos de sembrar discordias, ni de aventar cizaña para solo degradar el quehacer político y gubernamental. Son tiempos de unidad, diálogo, racionalidad, entereza y madurez.