/ sábado 28 de marzo de 2020

Crónica del poder

ABUSO INMORAL ESPECULAR CON LOS PRECIOS

En serio, NO SE VALE que México y Zacatecas cotidianamente asediados por las crisis económica, de inseguridad y ahora por la pandemia, sean más lastimados y agraviados por el abuso inmoral, la insaciable voracidad y el irracional encarecimiento de los productos de primera necesidad, a los que ahora se suman los requeridos para la prevención de la inminente propagación del coronavirus.

Los gobiernos federal y estatal no deben permitir que esa crisis sea pretexto de empresarios y comerciantes sin escrúpulos, que en la práctica y al mismo tiempo que reclaman mayores apoyos para mitigar la crítica situación por consecuencia de la cuarentena, abren una pavorosa etapa de especulación, acaparamiento y encarecimiento al elevar precios de alimentos y productos sanitarios. La PROFECO no tiene que esperar denuncias ante la flagrancia y el descaro, debe actuar de inmediato hasta sancionar con multas, cierres o cancelación de negocios.

Esos vigilantes de la Procuraduría Federal del Consumidor, solo deben darse una vuelta por los grandes centros comerciales, las farmacias, las cadenas de tiendas, para comprobar cómo su programa QUIÉN ES QUIÉN EN LOS PRECIOS, es inútil y estéril, porque impunemente se aumentan precios, como el caso de los huevos, las carnes, el pollo, las verduras, las frutas, el frijol, la leche; y claro, ahora los cubrebocas, el gel antibacterial y alcohol, éste último con incrementos hasta del 300 por ciento.

Hay pues un negativo colectivo de comerciantes que "no tienen madre" y les vale que la gente más necesitada sufra carencias, que peligra su trabajo y que viven al día, tengan que soportar esa vil explotación. No hay razón moral ni ética o comercial para que atenten contra los más pobres y la sociedad en general. Hay aquí un comportamiento ambivalente, porque al gobierno exigen más estímulos, cancelación de impuestos, más créditos blandos o a la palabra, reclaman más privilegios de los que ya les otorgan y que por décadas "han mamado", y aprovechando éstos delicados tiempos críticos, no se atreven a ser moralmente responsables, abandonan su compromiso social con los más jodidos, los más vulnerables, que son la mayoría del pueblo.

A los gobiernos y más concretamente a la PROFECO, frente a un escenario de reducción de la actividad económica y los empleos, que la presencia de la pandemia del coronavirus provocará, solo les alcanza valor para emitir llamados inútiles y estériles a no encarecer.


Será conveniente y una obligación gubernamental, que al tiempo de conceder los estímulos anunciados a empresarios, restauranteros, hoteleros, comercios informales, farmacias y pequeños comercios, se les exija firmen por escrito un acuerdo compromiso de estricto respeto a los precios autorizados por la ley, que aporten corresponsabilidad para una convivencia más alentadora ante las crisis y que tengan la sensibilidad social para que juntos y en respaldo a los más necesitados y a las familias confinadas, más pronto se alcance la normalidad económica y la estabilidad social.

NO SE VALE ATENTAR CONTRA LA CONFIANZA

Es deseable y más urgente que pronto sea desactivada esa estrategia inmoral de encarecimiento y especulación sobre los alimentos básicos y productos sanitarios; se debe lanzar una exhaustiva operación que castigue a los responsables y los exhiba ante la sociedad; urge, pero ya, cerrar el paso a la inmoralidad comercial, a la voracidad irracional. Los gobiernos estatal y municipales, y la PROFECO deben decidir una actuación eficaz de contención a los insaciables comerciantes y cancelar con "güevos" toda especulación. No hacerlo provocará más tensiones, mayor decepción ciudadana y mucha más desconfianza en la recuperación económica.


ABUSO INMORAL ESPECULAR CON LOS PRECIOS

En serio, NO SE VALE que México y Zacatecas cotidianamente asediados por las crisis económica, de inseguridad y ahora por la pandemia, sean más lastimados y agraviados por el abuso inmoral, la insaciable voracidad y el irracional encarecimiento de los productos de primera necesidad, a los que ahora se suman los requeridos para la prevención de la inminente propagación del coronavirus.

Los gobiernos federal y estatal no deben permitir que esa crisis sea pretexto de empresarios y comerciantes sin escrúpulos, que en la práctica y al mismo tiempo que reclaman mayores apoyos para mitigar la crítica situación por consecuencia de la cuarentena, abren una pavorosa etapa de especulación, acaparamiento y encarecimiento al elevar precios de alimentos y productos sanitarios. La PROFECO no tiene que esperar denuncias ante la flagrancia y el descaro, debe actuar de inmediato hasta sancionar con multas, cierres o cancelación de negocios.

Esos vigilantes de la Procuraduría Federal del Consumidor, solo deben darse una vuelta por los grandes centros comerciales, las farmacias, las cadenas de tiendas, para comprobar cómo su programa QUIÉN ES QUIÉN EN LOS PRECIOS, es inútil y estéril, porque impunemente se aumentan precios, como el caso de los huevos, las carnes, el pollo, las verduras, las frutas, el frijol, la leche; y claro, ahora los cubrebocas, el gel antibacterial y alcohol, éste último con incrementos hasta del 300 por ciento.

Hay pues un negativo colectivo de comerciantes que "no tienen madre" y les vale que la gente más necesitada sufra carencias, que peligra su trabajo y que viven al día, tengan que soportar esa vil explotación. No hay razón moral ni ética o comercial para que atenten contra los más pobres y la sociedad en general. Hay aquí un comportamiento ambivalente, porque al gobierno exigen más estímulos, cancelación de impuestos, más créditos blandos o a la palabra, reclaman más privilegios de los que ya les otorgan y que por décadas "han mamado", y aprovechando éstos delicados tiempos críticos, no se atreven a ser moralmente responsables, abandonan su compromiso social con los más jodidos, los más vulnerables, que son la mayoría del pueblo.

A los gobiernos y más concretamente a la PROFECO, frente a un escenario de reducción de la actividad económica y los empleos, que la presencia de la pandemia del coronavirus provocará, solo les alcanza valor para emitir llamados inútiles y estériles a no encarecer.


Será conveniente y una obligación gubernamental, que al tiempo de conceder los estímulos anunciados a empresarios, restauranteros, hoteleros, comercios informales, farmacias y pequeños comercios, se les exija firmen por escrito un acuerdo compromiso de estricto respeto a los precios autorizados por la ley, que aporten corresponsabilidad para una convivencia más alentadora ante las crisis y que tengan la sensibilidad social para que juntos y en respaldo a los más necesitados y a las familias confinadas, más pronto se alcance la normalidad económica y la estabilidad social.

NO SE VALE ATENTAR CONTRA LA CONFIANZA

Es deseable y más urgente que pronto sea desactivada esa estrategia inmoral de encarecimiento y especulación sobre los alimentos básicos y productos sanitarios; se debe lanzar una exhaustiva operación que castigue a los responsables y los exhiba ante la sociedad; urge, pero ya, cerrar el paso a la inmoralidad comercial, a la voracidad irracional. Los gobiernos estatal y municipales, y la PROFECO deben decidir una actuación eficaz de contención a los insaciables comerciantes y cancelar con "güevos" toda especulación. No hacerlo provocará más tensiones, mayor decepción ciudadana y mucha más desconfianza en la recuperación económica.