/ martes 2 de junio de 2020

Crónica del poder | Por la pandemia hay vendaval político

Al que sí le vino la pandemia como anillo al dedo, es a Ricardo Monreal, porque el virus maldito y sus efectos lo han colocado en el centro de la operación política y actúa como catalizador, sobre todo ante las ofensivas y embates políticos desde la oposición más recalcitrante que domina en la derecha y ante fuerzas empresariales que se resisten a los cambios que la cuarta transformación promueve.

Frente a la obstinación del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de reanudar sus jornadas de trabajo por el país, como así lo hace por el sureste y la península de Yucatán, el Senador zacatecano, coordinador de la bancada morenista en el Senado, con acierto y oportunidad visiona una presidencia itinerante y un gabinete móvil como resultado de la Covid-19, lo que resulta inédito en el país durante el regreso a la nueva normalidad, con una modalidad que ya se aplica de forma cautelosa, gradual y consensuadamente con los sectores productivos, los estados y municipios.

Es fácil advertir que el coronavirus ya apunta a una devastación política, a una tragedia en los escenarios preelectorales, porque habrá siembra de cadáveres políticos y serán pocos y de enormes cualidades, los que se salven de los daños colaterales. El mismo Presidente ya resiente la violencia política en su contra, como así lo ilustra el surgimiento de ese movimiento Frente Nacional contra AMLO, que el sábado anterior realizó una muy sonada manifestación en la Ciudad de México, activismo que supuestamente se extendió aunque incipiente, a otros 22 estado del país. Muy sonada porque fue caravana de automóviles a toda intensidad del claxon, lo que proyectó ruido escandaloso, pero acción política al fin, que no debe subestimarse desde el gobierno federal, su partido, aliados y seguidores.

El exgobernador Ricardo Monreal, reaccionó como el político experimentado, sensato, maduro y astuto que conocemos, y pronto urgió a esos opositores a reflexionar y esperar las elecciones del 2021, para que las inconformidades sean expresadas en las urnas con los votos ciudadanos. Sin embargo, reconoció que se trata de voces discordantes necesarias en la democracia, porque ciertamente, las urnas son para vaciar reclamos y decidir soluciones.

Al mismo tiempo, el Presidente López Obrador no dejó pasar la oportunidad para asumir el desafío y decir a los manifestantes, "que no coman ansias", en las elecciones de 2021 se verá si el pueblo quiere que regresen el conservadurismo, la corrupción y los privilegios, que se se mantendrá en la Presidencia solo si tiene el respaldo popular; y además, viene la revocación de mandato para 2022 y "si el pueblo no me apoya dejaré el gobierno"; pero también reafirmó que busca la modernidad del país, forjada desde abajo y para todos.

Contundente respuesta a las manifestaciones

El asunto es que el modelo económico y social implantado por el Presidente con la Cuarta Transformación, es una respuesta a las crisis generadas por sus antecesores en el Palacio Nacional, que habían agotado las fuentes de financiamiento, reducido la producción en el campo, atentado contra las energías y acrecentando la pobreza extrema por todos los horizontes, lo que era insostenible. Por eso la pronta reacción de Ricardo Monreal frente a ese movimiento que amenaza con extenderse a todo el país y a pesar de ello, muy respetuoso de la pluralidad de los adversarios, el fresnillense les deseó suerte para el 2021. De ese tamaño son y más crecerán las confrontaciones, que han de tornarse en debate de altura y respetuoso, sin atentar contra las instituciones ni degradar el quehacer político. O sea, Monreal hace lo suficiente para que la cuarta transformación avance con estabilidad y más certidumbre.

Al que sí le vino la pandemia como anillo al dedo, es a Ricardo Monreal, porque el virus maldito y sus efectos lo han colocado en el centro de la operación política y actúa como catalizador, sobre todo ante las ofensivas y embates políticos desde la oposición más recalcitrante que domina en la derecha y ante fuerzas empresariales que se resisten a los cambios que la cuarta transformación promueve.

Frente a la obstinación del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de reanudar sus jornadas de trabajo por el país, como así lo hace por el sureste y la península de Yucatán, el Senador zacatecano, coordinador de la bancada morenista en el Senado, con acierto y oportunidad visiona una presidencia itinerante y un gabinete móvil como resultado de la Covid-19, lo que resulta inédito en el país durante el regreso a la nueva normalidad, con una modalidad que ya se aplica de forma cautelosa, gradual y consensuadamente con los sectores productivos, los estados y municipios.

Es fácil advertir que el coronavirus ya apunta a una devastación política, a una tragedia en los escenarios preelectorales, porque habrá siembra de cadáveres políticos y serán pocos y de enormes cualidades, los que se salven de los daños colaterales. El mismo Presidente ya resiente la violencia política en su contra, como así lo ilustra el surgimiento de ese movimiento Frente Nacional contra AMLO, que el sábado anterior realizó una muy sonada manifestación en la Ciudad de México, activismo que supuestamente se extendió aunque incipiente, a otros 22 estado del país. Muy sonada porque fue caravana de automóviles a toda intensidad del claxon, lo que proyectó ruido escandaloso, pero acción política al fin, que no debe subestimarse desde el gobierno federal, su partido, aliados y seguidores.

El exgobernador Ricardo Monreal, reaccionó como el político experimentado, sensato, maduro y astuto que conocemos, y pronto urgió a esos opositores a reflexionar y esperar las elecciones del 2021, para que las inconformidades sean expresadas en las urnas con los votos ciudadanos. Sin embargo, reconoció que se trata de voces discordantes necesarias en la democracia, porque ciertamente, las urnas son para vaciar reclamos y decidir soluciones.

Al mismo tiempo, el Presidente López Obrador no dejó pasar la oportunidad para asumir el desafío y decir a los manifestantes, "que no coman ansias", en las elecciones de 2021 se verá si el pueblo quiere que regresen el conservadurismo, la corrupción y los privilegios, que se se mantendrá en la Presidencia solo si tiene el respaldo popular; y además, viene la revocación de mandato para 2022 y "si el pueblo no me apoya dejaré el gobierno"; pero también reafirmó que busca la modernidad del país, forjada desde abajo y para todos.

Contundente respuesta a las manifestaciones

El asunto es que el modelo económico y social implantado por el Presidente con la Cuarta Transformación, es una respuesta a las crisis generadas por sus antecesores en el Palacio Nacional, que habían agotado las fuentes de financiamiento, reducido la producción en el campo, atentado contra las energías y acrecentando la pobreza extrema por todos los horizontes, lo que era insostenible. Por eso la pronta reacción de Ricardo Monreal frente a ese movimiento que amenaza con extenderse a todo el país y a pesar de ello, muy respetuoso de la pluralidad de los adversarios, el fresnillense les deseó suerte para el 2021. De ese tamaño son y más crecerán las confrontaciones, que han de tornarse en debate de altura y respetuoso, sin atentar contra las instituciones ni degradar el quehacer político. O sea, Monreal hace lo suficiente para que la cuarta transformación avance con estabilidad y más certidumbre.