/ viernes 1 de abril de 2022

El cuarto poder

El miércoles pasado el gobernador de Zacatecas, David Monreal Ávila, informó sobre el estado que guarda la seguridad pública en la entidad. El dato más contundente es el siguiente: los homicidios del primer trimestre en Zacatecas son 25 por ciento menores a los sucedidos en el mismo periodo durante 2021.

Bien dicen que violencia genera más violencia, pero también se podría decir que la difusión sin lineamientos de la misma puede generar distorsiones en su percepción. Al tratarse del problema que más preocupa a las sociedades, cualquier persona está atenta a lo que se diga sobre el tema.

Por eso debe llamarnos la atención que, incluso cuando en la mencionada conferencia del gobernador se anunciaron los resultados positivos que se han obtenido en torno a la seguridad pública, medios nacionales hayan decidido enfocarse en la crítica que el mandatario realizó sobre la manera en la que algunas cuantas instancias comunican los acontecimientos violentos que suceden en el país.

Resulta paradójico que muchos de estos medios se ofendan por la declaración, destacando solo ese fragmento de la conferencia y decidiendo no darle el mismo peso a la disminución de los homicidios. Esa actitud por sí sola es probatoria de lo que se expresó durante la conferencia: que algunos medios de comunicación se convierten en portadores de malas noticias, a sabiendas de que las buenas no son tan taquilleras.

No se está sugiriendo que no se reporte la violencia, o que se limite la libertad de expresión. La propia ONU realiza capacitaciones para periodistas en donde se establecen lineamientos sobre cómo comunicar los feminicidios: no se les dice que no lo hagan, pero sí se dice cómo hacerlo. Se debe comunicar sin revictimizar a las mujeres asesinadas y sin detallar los crueles métodos utilizados por los victimarios. ¿Por qué? Porque la influencia de los medios de comunicación es muy grande, y aunque su intención sea buena, el publicar cierto tipo de información, o de cierta manera, puede generar efectos no deseados.

No por nada se dice que los medios son el cuarto poder, y por eso la crítica del gobernador no sólo es válida, es de fondo. Es válida y de fondo porque en ningún momento se les responsabiliza de la violencia que existe o se limita su libertad de expresión; y es de fondo porque se señala que ellos son también partícipes y responsables de informar sobre lo sucedido de manera objetiva.

En ese sentido deberíamos preguntarnos de qué o a quién sirve mostrar la imagen de un escenario montado por grupos criminales cuyo único objetivo atemorizar en una primera plana. La respuesta sería que solamente al morbo, al negocio y por supuesto a quienes buscan que su mensaje llegue a más personas. Se trata de un buen debate.

El miércoles pasado el gobernador de Zacatecas, David Monreal Ávila, informó sobre el estado que guarda la seguridad pública en la entidad. El dato más contundente es el siguiente: los homicidios del primer trimestre en Zacatecas son 25 por ciento menores a los sucedidos en el mismo periodo durante 2021.

Bien dicen que violencia genera más violencia, pero también se podría decir que la difusión sin lineamientos de la misma puede generar distorsiones en su percepción. Al tratarse del problema que más preocupa a las sociedades, cualquier persona está atenta a lo que se diga sobre el tema.

Por eso debe llamarnos la atención que, incluso cuando en la mencionada conferencia del gobernador se anunciaron los resultados positivos que se han obtenido en torno a la seguridad pública, medios nacionales hayan decidido enfocarse en la crítica que el mandatario realizó sobre la manera en la que algunas cuantas instancias comunican los acontecimientos violentos que suceden en el país.

Resulta paradójico que muchos de estos medios se ofendan por la declaración, destacando solo ese fragmento de la conferencia y decidiendo no darle el mismo peso a la disminución de los homicidios. Esa actitud por sí sola es probatoria de lo que se expresó durante la conferencia: que algunos medios de comunicación se convierten en portadores de malas noticias, a sabiendas de que las buenas no son tan taquilleras.

No se está sugiriendo que no se reporte la violencia, o que se limite la libertad de expresión. La propia ONU realiza capacitaciones para periodistas en donde se establecen lineamientos sobre cómo comunicar los feminicidios: no se les dice que no lo hagan, pero sí se dice cómo hacerlo. Se debe comunicar sin revictimizar a las mujeres asesinadas y sin detallar los crueles métodos utilizados por los victimarios. ¿Por qué? Porque la influencia de los medios de comunicación es muy grande, y aunque su intención sea buena, el publicar cierto tipo de información, o de cierta manera, puede generar efectos no deseados.

No por nada se dice que los medios son el cuarto poder, y por eso la crítica del gobernador no sólo es válida, es de fondo. Es válida y de fondo porque en ningún momento se les responsabiliza de la violencia que existe o se limita su libertad de expresión; y es de fondo porque se señala que ellos son también partícipes y responsables de informar sobre lo sucedido de manera objetiva.

En ese sentido deberíamos preguntarnos de qué o a quién sirve mostrar la imagen de un escenario montado por grupos criminales cuyo único objetivo atemorizar en una primera plana. La respuesta sería que solamente al morbo, al negocio y por supuesto a quienes buscan que su mensaje llegue a más personas. Se trata de un buen debate.

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