/ domingo 11 de febrero de 2024

Escenarios / Democracia, aguas con la violencia

Se haga o no el mapeo de los peligros de violencia, se tenga o no el diagnóstico de los riesgos sobre inseguridad en el estado, hay focos de tensión o puntos álgidos en las regiones desde el semidesierto hasta los cañones, que por su permanente ebullición mete ruido a la normalidad democrática y a la tranquilidad social. Incluso, se puede argumentar que se hace una observación con excesos, pero basta con establecer comunicación o contacto con la gente que convive o sobrevive en esos escenarios, para demostrar la innegable presencia de ese ambiente de miedo, incertidumbre social e inestabilidad económica, de la compleja realidad pues para los ciudadanos. Cuidado, están a tiempo de dar confianza de que todo se está atendiendo. Es el gobernador David Monreal Ávila quien tiene esa responsabilidad de dar certidumbre y tranquilidad.

Esas condiciones brotaron y ratificaron alteraciones y alarmas, durante el miércoles funesto en Fresnillo y la zona Sombrerete-Saín Alto, por las tragedias sufridas por las familias de connotados políticos, funcionarios y empresarios que fueron arteramente asesinados.

Como vulgarmente se dice "no se puede tapar el sol con un dedo" y en lugar de entrar en pánico o pavor y en una lamentable etapa de pesimismo, gobiernos y sociedad han de reaccionar, como así proceden, a encarar juntos, en serio, con inteligencia y una más efectiva estrategia a los grupos delincuenciales generadores de inestabilidad en el ejercicio de gobierno y en las tareas productivas de la población. Otra vez, cuidado.

A propósito de democracia y del proceso electoral en marcha, aún no arrancan las campañas formales y en el país ya se han registrado 16 asesinatos de aspirantes a espacios de gobierno y legislativos y se han suscitado más de 50 hechos violentos o atentados. Desde Zacatecas, por así decirlo, hay que agregar esos tres casos de políticos y un empresario, acontecimientos que han de obligar a los gobiernos federal, estatal y municipales, a las instituciones electorales y los partidos políticos, a establecer no sólo protocolos, sino acertadas proyecciones para atender con óptima prudencia y la más elevada sensibilidad.

Ninguna reunión entre actores

Ahora bien, los focos de peligro que se niegan a calificar de rojos o altamente amenazantes, además de responder a las solicitudes que en materia de seguridad hagan candidatos y partidos a través del Instituto Nacional Electoral o el Instituto Electoral del Estado (IEEZ). Aquí, por ejemplo, el joven secretario de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza debe tener los ojos bien abiertos y comunicación permanente con las autoridades electorales y partidos políticos. Creemos que lo está haciendo y, si no, aquí está el recordatorio.

Por lo visto o más bien por lo no visto o desconocido, hasta lo que sabemos, en Zacatecas no ha ocurrido una reunión cumbre entre los gobernantes, dirigentes de partidos y autoridades electorales; si es indiferencia, estamos ante una irresponsabilidad; si es deliberada omisión, es una grave improcedencia ante una innegable realidad de violencia, que aunque la minimicen o califiquen de aislada o esporádica, es indudable que produce y reproduce, y hasta extiende esa atmósfera de preocupación, temores y tensas inquietudes entre los ciudadanos interesados o ya adentrados en las acciones de precampaña y hacia las campañas.

Subrayamos, hay antecedentes que han de considerarse, como el asesinato de un funcionario electoral durante la pasada elección y la cancelación de instalación de urnas o casillas en algunas comunidades afectadas por los flagelos provocadores de tragedias humanas. Inevitable no reconocer que el estado se mantiene alterado y amenazado en algunas regiones, como en la zona de Jerez a Tepetongo y Huejucar, Jalisco, donde el martes emboscaron y mataron a dos policías, en San Antonio de los Márquez, por la carretera a Monte Escobedo; están latentes los serios peligros en Nochistlán y Apulco, colindantes con Teocaltiche, Jalisco; en las colindancias entre Loreto y Cosío, Aguascalientes; en Pinos con el estado de San Luis Potosí; entre Huejuquilla, Jalisco y Valparaíso; la zona Sombrerete-Saín Alto; en puntos de Guadalupe, y no se diga por Fresnillo. No se trata de especulaciones o invenciones, son escenarios que deben ser atendidos de manera muy especial y tras una revisión estratégica y análisis profundo entre las autoridades y las comunidades o familias.

A defender la democracia

En resumidas cuentas, más allá de las disputas electorales que pronto entrarán a momentos más candentes y caracterizados por odios y rencores y no por la sana batalla de las ideas en medio de respeto, bajo este panorama de riesgos, debe darse un diseño de servicios de seguridad y acompañamiento a los candidatos que lo soliciten, porque de que hay incidencia delictiva con elevada tendencia a la violencia, es cierta y deben preverse medidas. La ciudadanía exige detener la ola de violencia que se abate sobre esas regiones y municipios, porque se deben garantizar condiciones de seguridad a los electores y de protección a los aspirantes. Urge pues, una vigorosa defensa de la democracia electoral.


Nos leemos la próxima semana.

Se haga o no el mapeo de los peligros de violencia, se tenga o no el diagnóstico de los riesgos sobre inseguridad en el estado, hay focos de tensión o puntos álgidos en las regiones desde el semidesierto hasta los cañones, que por su permanente ebullición mete ruido a la normalidad democrática y a la tranquilidad social. Incluso, se puede argumentar que se hace una observación con excesos, pero basta con establecer comunicación o contacto con la gente que convive o sobrevive en esos escenarios, para demostrar la innegable presencia de ese ambiente de miedo, incertidumbre social e inestabilidad económica, de la compleja realidad pues para los ciudadanos. Cuidado, están a tiempo de dar confianza de que todo se está atendiendo. Es el gobernador David Monreal Ávila quien tiene esa responsabilidad de dar certidumbre y tranquilidad.

Esas condiciones brotaron y ratificaron alteraciones y alarmas, durante el miércoles funesto en Fresnillo y la zona Sombrerete-Saín Alto, por las tragedias sufridas por las familias de connotados políticos, funcionarios y empresarios que fueron arteramente asesinados.

Como vulgarmente se dice "no se puede tapar el sol con un dedo" y en lugar de entrar en pánico o pavor y en una lamentable etapa de pesimismo, gobiernos y sociedad han de reaccionar, como así proceden, a encarar juntos, en serio, con inteligencia y una más efectiva estrategia a los grupos delincuenciales generadores de inestabilidad en el ejercicio de gobierno y en las tareas productivas de la población. Otra vez, cuidado.

A propósito de democracia y del proceso electoral en marcha, aún no arrancan las campañas formales y en el país ya se han registrado 16 asesinatos de aspirantes a espacios de gobierno y legislativos y se han suscitado más de 50 hechos violentos o atentados. Desde Zacatecas, por así decirlo, hay que agregar esos tres casos de políticos y un empresario, acontecimientos que han de obligar a los gobiernos federal, estatal y municipales, a las instituciones electorales y los partidos políticos, a establecer no sólo protocolos, sino acertadas proyecciones para atender con óptima prudencia y la más elevada sensibilidad.

Ninguna reunión entre actores

Ahora bien, los focos de peligro que se niegan a calificar de rojos o altamente amenazantes, además de responder a las solicitudes que en materia de seguridad hagan candidatos y partidos a través del Instituto Nacional Electoral o el Instituto Electoral del Estado (IEEZ). Aquí, por ejemplo, el joven secretario de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza debe tener los ojos bien abiertos y comunicación permanente con las autoridades electorales y partidos políticos. Creemos que lo está haciendo y, si no, aquí está el recordatorio.

Por lo visto o más bien por lo no visto o desconocido, hasta lo que sabemos, en Zacatecas no ha ocurrido una reunión cumbre entre los gobernantes, dirigentes de partidos y autoridades electorales; si es indiferencia, estamos ante una irresponsabilidad; si es deliberada omisión, es una grave improcedencia ante una innegable realidad de violencia, que aunque la minimicen o califiquen de aislada o esporádica, es indudable que produce y reproduce, y hasta extiende esa atmósfera de preocupación, temores y tensas inquietudes entre los ciudadanos interesados o ya adentrados en las acciones de precampaña y hacia las campañas.

Subrayamos, hay antecedentes que han de considerarse, como el asesinato de un funcionario electoral durante la pasada elección y la cancelación de instalación de urnas o casillas en algunas comunidades afectadas por los flagelos provocadores de tragedias humanas. Inevitable no reconocer que el estado se mantiene alterado y amenazado en algunas regiones, como en la zona de Jerez a Tepetongo y Huejucar, Jalisco, donde el martes emboscaron y mataron a dos policías, en San Antonio de los Márquez, por la carretera a Monte Escobedo; están latentes los serios peligros en Nochistlán y Apulco, colindantes con Teocaltiche, Jalisco; en las colindancias entre Loreto y Cosío, Aguascalientes; en Pinos con el estado de San Luis Potosí; entre Huejuquilla, Jalisco y Valparaíso; la zona Sombrerete-Saín Alto; en puntos de Guadalupe, y no se diga por Fresnillo. No se trata de especulaciones o invenciones, son escenarios que deben ser atendidos de manera muy especial y tras una revisión estratégica y análisis profundo entre las autoridades y las comunidades o familias.

A defender la democracia

En resumidas cuentas, más allá de las disputas electorales que pronto entrarán a momentos más candentes y caracterizados por odios y rencores y no por la sana batalla de las ideas en medio de respeto, bajo este panorama de riesgos, debe darse un diseño de servicios de seguridad y acompañamiento a los candidatos que lo soliciten, porque de que hay incidencia delictiva con elevada tendencia a la violencia, es cierta y deben preverse medidas. La ciudadanía exige detener la ola de violencia que se abate sobre esas regiones y municipios, porque se deben garantizar condiciones de seguridad a los electores y de protección a los aspirantes. Urge pues, una vigorosa defensa de la democracia electoral.


Nos leemos la próxima semana.