¿Qué pasó en Zacatecas? En 2009, el último año de la administración de Amalia García, se registraron 131 homicidios, no éramos el estado menos violento, pero si nos encontrábamos por debajo de la media nacional. En 2015, en el epilogo del gobierno alonsista, Zacatecas registró 337 homicidios, y Tello entregará el gobierno sabiendo que en 2020 ocurrieron 1,244 homicidios en la entidad.
¿Qué nos muestran los datos del INEGI? Que la situación que hoy experimenta Zacatecas es parte de un fenómeno nacional, un incremento estructural en la violencia cuyas olas llegan a los estados en distintos momentos. La actual racha de terror que el estado experimenta es producto de una cadena omisiones y de decisiones equivocadas tomadas en las administraciones de Calderón y Peña Nieto.
Ninguno de los dos exmandatarios aceptó que su estrategia de seguridad pública, basada en la confrontación frontal al crimen organizado, simplemente agitó y movilizó a los grupos criminales, generando mayores disputas territoriales, sin corregir las causas de fondo del problema.
Por eso el presidente AMLO ha diseñado una nueva estrategia con un enfoque mixto, en el que se combine el trabajo de una corporación policial libre de corrupción, la Guardia Nacional, encargada de realizar las funciones proximidad ciudadana, vigilancia y contención de grupos criminales de manera eficaz, con la atención a lo que se conoce como las causas raíz del crimen: desigualdad, pobreza, falta de educación y oportunidades.
¿Ha funcionado la estrategia de AMLO? Es difícil saberlo, pero los datos del INEGI muestran que la violencia se encuentra al menos contenida, pues en 2018 se registraron 36,685 homicidios y en 2020 se contabilizaron 36,579, una leve disminución, que si bien no es suficiente para impactar en la percepción de la violencia de forma contundente, marca una diferencia con la situación de hace 12 años.
Es cierto, aún no se logra la pacificación del país, pero sería erróneo pensar que se trata de un fenómeno fácilmente reversible. Resulta paradójico, casi cínico, que sea la oposición panista y priista quien exija resultados inmediatos para un problema generado durante sus gobiernos. Esa postura, lejos de abonar a la ruta de pacificación, empantana la construcción de una solución que regrese la tranquilidad a nuestras sociedades.
A poco más de un mes para que el gobernador electo de Zacatecas tome posesión del cargo y concluya el proceso de entrega-recepción, no quedan muchas esperanzas en la actual administración, y la mirada pública se posiciona sobre el próximo gobierno y su capacidad para estrechar lazos con la Federación y los municipios para realizar acciones de inteligencia financiera contra los bienes del crimen organizado, para profesionalizar y modernizar los controles de confianza en las corporaciones policíacas, y para lograr eludir los actos violentos con la presencia de las fuerzas del orden de los tres niveles de gobierno.
