/ jueves 5 de mayo de 2022

La soberanía nacional por encima de todo

Hay fechas de celebración cívica en México, dignas de todas las conmemoraciones, una de ellas es la batalla de Puebla en donde dicho sea de paso se celebra el triunfo de una nación sobre un imperio impenetrable, fortificado, civilizado, con el tan trillado enunciado, de tener el ejército más poderoso y capacitado del mundo, considero que en el contexto actual, le queda chica la frase que dijera el General Ignacio Zaragoza en su telegrama dirigido al presidente Juárez: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”, las equiparaciones de aquel triunfo y la realidad nacional no distan mucho de ser realistas.

Hoy como entonces, quienes somos parte del proceso de cambio que significa la cuarta transformación, tenemos en mente, entre otras cosas algunos objetivos claros como lo son , que la soberanía nacional no está en venta, que el sentimiento patriótico y nacionalista de los mexicanos va más allá de la política y de los partidos, que la independencia política deberá siempre de ser preservada aun a pesar de los intentos injerencionistas de algunos países; que ante los intereses económicos y comerciales de los grandes monstruos trasnacionales, como es el caso de las petroleras, las empresas de energía eléctrica y las empresas mineras internacionales, siempre deben prevalecer los intereses a favor del pueblo de México, y de nuestras historia e identidad.

Hace poco vimos como se convirtió el tema de la reforma eléctrica en una batalla con dos grandes y bien definidos bloques: los que estaban a favor de cederle todas las potestades a la industria eléctrica internacional , es decir, dejar de lado la soberanía y la defensa de los interese por México y por otro lado vimos a los compañeros que con alto sentido de justicia y nación, pugnaron por la defensa de las facultades del estado mexicano en la administración, generación y distribución de la energía eléctrica.

En ese encuentro de ideologías, la pequeña mayoría opositora al presidente y solo por un acto de desesperación, rechazó la reforma eléctrica, como si con eso estuvieran perjudicando al presidente, cuando en realidad perjudican al país.

Después se vino la batalla por la contundente nacionalización del mineral más codiciado en la actualidad por su potencialidad para la industria electrónica en las baterías de equipos de cómputo y telefonía, una vez más, aunque no es evidente y quizá ni lo piense usted así, el trasfondo de esta batalla del litio son las multinacionales que lo desean a toda costa, otra vez, el grupo opositor al presidente estaba a favor de entregárselos y otra vez, los compañeros que nos representan en la lucha de la cuatro T, defendieron la soberanía económica de México.

Esto viene a mención, amigas y amigos que leen esta columna, porque llega la fecha conmemorativa de la batalla de Puebla y recordamos la gran calidad de mexicano que fue el general Ignacio Zaragoza junto al presidente Juárez, no resta más que decir con cierta nostalgia, ojalá todos nuestros legisladores y representantes populares tuvieran ese amor por la patria.

Hay fechas de celebración cívica en México, dignas de todas las conmemoraciones, una de ellas es la batalla de Puebla en donde dicho sea de paso se celebra el triunfo de una nación sobre un imperio impenetrable, fortificado, civilizado, con el tan trillado enunciado, de tener el ejército más poderoso y capacitado del mundo, considero que en el contexto actual, le queda chica la frase que dijera el General Ignacio Zaragoza en su telegrama dirigido al presidente Juárez: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”, las equiparaciones de aquel triunfo y la realidad nacional no distan mucho de ser realistas.

Hoy como entonces, quienes somos parte del proceso de cambio que significa la cuarta transformación, tenemos en mente, entre otras cosas algunos objetivos claros como lo son , que la soberanía nacional no está en venta, que el sentimiento patriótico y nacionalista de los mexicanos va más allá de la política y de los partidos, que la independencia política deberá siempre de ser preservada aun a pesar de los intentos injerencionistas de algunos países; que ante los intereses económicos y comerciales de los grandes monstruos trasnacionales, como es el caso de las petroleras, las empresas de energía eléctrica y las empresas mineras internacionales, siempre deben prevalecer los intereses a favor del pueblo de México, y de nuestras historia e identidad.

Hace poco vimos como se convirtió el tema de la reforma eléctrica en una batalla con dos grandes y bien definidos bloques: los que estaban a favor de cederle todas las potestades a la industria eléctrica internacional , es decir, dejar de lado la soberanía y la defensa de los interese por México y por otro lado vimos a los compañeros que con alto sentido de justicia y nación, pugnaron por la defensa de las facultades del estado mexicano en la administración, generación y distribución de la energía eléctrica.

En ese encuentro de ideologías, la pequeña mayoría opositora al presidente y solo por un acto de desesperación, rechazó la reforma eléctrica, como si con eso estuvieran perjudicando al presidente, cuando en realidad perjudican al país.

Después se vino la batalla por la contundente nacionalización del mineral más codiciado en la actualidad por su potencialidad para la industria electrónica en las baterías de equipos de cómputo y telefonía, una vez más, aunque no es evidente y quizá ni lo piense usted así, el trasfondo de esta batalla del litio son las multinacionales que lo desean a toda costa, otra vez, el grupo opositor al presidente estaba a favor de entregárselos y otra vez, los compañeros que nos representan en la lucha de la cuatro T, defendieron la soberanía económica de México.

Esto viene a mención, amigas y amigos que leen esta columna, porque llega la fecha conmemorativa de la batalla de Puebla y recordamos la gran calidad de mexicano que fue el general Ignacio Zaragoza junto al presidente Juárez, no resta más que decir con cierta nostalgia, ojalá todos nuestros legisladores y representantes populares tuvieran ese amor por la patria.