/ lunes 14 de marzo de 2022

Parlamento europeo y política mexicana

Días atrás el Parlamento europeo reclama y pide soluciones al Gobierno de México para disminuir la grave violencia por el crimen organizado contra el gremio periodístico (y tiene razón), así como las duras reconvenciones que semanalmente hace a medios periodísticos opositores.

La respuesta por escrito del Gobierno de la República demanda no injerencia en otro país no europeo y tener más información para emitir un juicio. Pero dicha respuesta es contundente como debe ser pero carece de un lenguaje fino y elegante como es uso y costumbre en medios diplomáticos.

Varios gobiernos europeos acosan y atacan al periodismo cuando no es de su agrado, existen muchos ejemplos que por razones de espacio no se enlistan y usted puede consultar en internet. Por tanto el Parlamento europeo muestra hipocresía la hacer esta declaración y realizada precisamente en momentos político-gubernamentales cuando se analiza la reforma energética que afecta a poderosa empresa española, cuando se tienen serios diferendos sobre la historia de la conquista y colonia española en nuestro país. Además el Parlamento europeo no es agente pacificador efectivo ante la guerra Rusia-Ucrania, ni leemos ayude humanitariamente a víctimas de ésta, ello también demuestra hipocresía.

En nuestro país leemos declaraciones lógicamente esperadas por una oposición que aprovecha cualquier detalle o coyuntura para atacar político-electoralmente al Gobierno de AMLO, pero hasta el momento ningún político opositor se ha pronunciado con fundamento analítico y estratégico sobre nuestra soberanía económica, ni energética o sobre decisiones del Estado-Nación, por ende también hay hipocresía.

Por su parte, los partidos aliados a la autodenominada Cuarta Transformación han expresado inexactitudes y rechazo a tal injerencia del Parlamento europeo. Evidentemente su posicionamiento es más político-electoral con lenguaje de salvaguardar nuestra soberanía. Por su parte el Presidente López Obrador defiende lo escrito en la respuesta mexicana a ese Parlamento, pero emergen preguntas de ¿Quién asesora al Presidente en temas tan delicados como las relaciones internacionales? ¿Qué opinan los diplomáticos de carrera pues guardan silencio al respecto?

Evidentemente que el lenguaje utilizado en la carta mexicana al Parlamento europeo es un desacierto gubernamental, pero en algo se compensa la dura defensa de no entrometerse con naciones no europeas aunque en el pasado fuéramos parte de su territorio. No es deseable este tipo de discrepancias internacionales, no conviene a la ciudadanía, ni a los intereses empresariales y ni al gobierno mexicano. Deben evitarse estos errores.

Días atrás el Parlamento europeo reclama y pide soluciones al Gobierno de México para disminuir la grave violencia por el crimen organizado contra el gremio periodístico (y tiene razón), así como las duras reconvenciones que semanalmente hace a medios periodísticos opositores.

La respuesta por escrito del Gobierno de la República demanda no injerencia en otro país no europeo y tener más información para emitir un juicio. Pero dicha respuesta es contundente como debe ser pero carece de un lenguaje fino y elegante como es uso y costumbre en medios diplomáticos.

Varios gobiernos europeos acosan y atacan al periodismo cuando no es de su agrado, existen muchos ejemplos que por razones de espacio no se enlistan y usted puede consultar en internet. Por tanto el Parlamento europeo muestra hipocresía la hacer esta declaración y realizada precisamente en momentos político-gubernamentales cuando se analiza la reforma energética que afecta a poderosa empresa española, cuando se tienen serios diferendos sobre la historia de la conquista y colonia española en nuestro país. Además el Parlamento europeo no es agente pacificador efectivo ante la guerra Rusia-Ucrania, ni leemos ayude humanitariamente a víctimas de ésta, ello también demuestra hipocresía.

En nuestro país leemos declaraciones lógicamente esperadas por una oposición que aprovecha cualquier detalle o coyuntura para atacar político-electoralmente al Gobierno de AMLO, pero hasta el momento ningún político opositor se ha pronunciado con fundamento analítico y estratégico sobre nuestra soberanía económica, ni energética o sobre decisiones del Estado-Nación, por ende también hay hipocresía.

Por su parte, los partidos aliados a la autodenominada Cuarta Transformación han expresado inexactitudes y rechazo a tal injerencia del Parlamento europeo. Evidentemente su posicionamiento es más político-electoral con lenguaje de salvaguardar nuestra soberanía. Por su parte el Presidente López Obrador defiende lo escrito en la respuesta mexicana a ese Parlamento, pero emergen preguntas de ¿Quién asesora al Presidente en temas tan delicados como las relaciones internacionales? ¿Qué opinan los diplomáticos de carrera pues guardan silencio al respecto?

Evidentemente que el lenguaje utilizado en la carta mexicana al Parlamento europeo es un desacierto gubernamental, pero en algo se compensa la dura defensa de no entrometerse con naciones no europeas aunque en el pasado fuéramos parte de su territorio. No es deseable este tipo de discrepancias internacionales, no conviene a la ciudadanía, ni a los intereses empresariales y ni al gobierno mexicano. Deben evitarse estos errores.