/ lunes 26 de noviembre de 2018

Pugna por el poder en México

Nuestro país vive un momento importante por traslado del poder de la derecha hacia la izquierda, la primera representada por una élite económica acostumbrada a establecer el rumbo nacional favoreciendo al gran capital y que se resiste cederlo ala segunda cuya visión del desarrollo es ayudar a personas en condiciones socioeconómicas desfavorables y no empresarios poderosos, por lo local y no para el extranjero, por la misma gente que conoce su situación (endógenas) y no impuesta exógenamente. Ambas son visiones de país opuestas. La toma de decisiones gubernamentales han sido para cuidar y proteger a empresas de gran capital nacional y extranjero acordes al modelo económico neoliberal ocasionando que uno de cada dos mexicanos viva en pobreza y miseria. Supuestamente el cambio es diseñar e implementar políticas públicas para el desarrollo humano sustentable ahora pensado más en “los de abajo” y favoreciendo menos ala alta clase social y a élites.

La terminación del sexenio del Presidente Peña Nieto e inicio del régimen de López Obrador es ejemplo claro de rapidez política y económica, de que los tiempos y acciones en cargos públicos son muy variables. También muestra que la clase política tanto la actualmente favorecida y como la que va a llegar tienen diferentes intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad. Una se resiste a perder lo que ha logrado económica y políticamente, la otra se muestra ansiosa de ejercer el poder gubernamental ya de manera oficial pero proviene de una izquierda electorera, en varias veces le vemos con ánimos de confrontar pero tiene a su favor mayoría en cargos públicos y más de 30 millones de votos en la pasada elección federal, cantidad resultante de la necesidad o deseo de un cambio en la calidad de vida.Como ejemplos de pugnas entre prevalecer esquemas económicos y políticos o transformarlos tenemos el nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, el tren para la península de Yucatán, los “superdelegados” federales en los estados y que gobernadores panistas y priístas de pensamiento y actitud conservadora no aceptan pues perderían gran parte de su poder político y con menos decisiones en el presupuesto federal entregado a cada entidad.

Esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde existe nueva correlación de fuerzas. Es benéfico para el ciudadano si se establece una nueva estructura que equilibre fuerzas para generar una sola resultante de tipo positiva y no negativa. Veremos más del forcejo entre élites y grupos pues esto apenas empieza. Lo deseable es tener acuerdos entre dichas fuerzas para sana convivencia y perspectiva compartida del desarrollo nacional.

Nuestro país vive un momento importante por traslado del poder de la derecha hacia la izquierda, la primera representada por una élite económica acostumbrada a establecer el rumbo nacional favoreciendo al gran capital y que se resiste cederlo ala segunda cuya visión del desarrollo es ayudar a personas en condiciones socioeconómicas desfavorables y no empresarios poderosos, por lo local y no para el extranjero, por la misma gente que conoce su situación (endógenas) y no impuesta exógenamente. Ambas son visiones de país opuestas. La toma de decisiones gubernamentales han sido para cuidar y proteger a empresas de gran capital nacional y extranjero acordes al modelo económico neoliberal ocasionando que uno de cada dos mexicanos viva en pobreza y miseria. Supuestamente el cambio es diseñar e implementar políticas públicas para el desarrollo humano sustentable ahora pensado más en “los de abajo” y favoreciendo menos ala alta clase social y a élites.

La terminación del sexenio del Presidente Peña Nieto e inicio del régimen de López Obrador es ejemplo claro de rapidez política y económica, de que los tiempos y acciones en cargos públicos son muy variables. También muestra que la clase política tanto la actualmente favorecida y como la que va a llegar tienen diferentes intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad. Una se resiste a perder lo que ha logrado económica y políticamente, la otra se muestra ansiosa de ejercer el poder gubernamental ya de manera oficial pero proviene de una izquierda electorera, en varias veces le vemos con ánimos de confrontar pero tiene a su favor mayoría en cargos públicos y más de 30 millones de votos en la pasada elección federal, cantidad resultante de la necesidad o deseo de un cambio en la calidad de vida.Como ejemplos de pugnas entre prevalecer esquemas económicos y políticos o transformarlos tenemos el nuevo aeropuerto en la Ciudad de México, el tren para la península de Yucatán, los “superdelegados” federales en los estados y que gobernadores panistas y priístas de pensamiento y actitud conservadora no aceptan pues perderían gran parte de su poder político y con menos decisiones en el presupuesto federal entregado a cada entidad.

Esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde existe nueva correlación de fuerzas. Es benéfico para el ciudadano si se establece una nueva estructura que equilibre fuerzas para generar una sola resultante de tipo positiva y no negativa. Veremos más del forcejo entre élites y grupos pues esto apenas empieza. Lo deseable es tener acuerdos entre dichas fuerzas para sana convivencia y perspectiva compartida del desarrollo nacional.