/ jueves 11 de enero de 2024

Superando conflictos político-legales

En este proceso electoral 2024, a elegir alrededor de 21 mil cargos o puestos y por ende el de mayor magnitud en la historia mexicana, está expuesto a fuertes presiones y pugnas políticas entre las dos principales fuerzas en México, la conservadora o derechista y la transformadora o izquierdista.

La importancia de estas elecciones federales y estatales es decidir el futuro social, económico y gubernamental de nuestro país, mínimo para el año 2030. Cuál fuerza quedará con mayor cuota de poder implica movimientos macroeconómicos y microeconómicos que pueden ser hacia el gran capital o a clases sociales desprotegidas; también conlleva incrementar o disminuir la cantidad de poder político-partidista según el número de votos obtenidos, que a su vez conlleva a mayor o menor presupuesto multimillonario a los partidos políticos con vigencia legal; implica procurar dominio político ante adversarios desde posiciones gubernamentales; similarmente conlleva a una re-definición de gobernanza y gobernabilidad para propiciar esquemas democráticos o en favorecer a élites económicas y políticas nacionales y extranjeras. Según resultados electorales tendremos variación en la geopolítica mexicana (y zacatecana, por tanto), en menor grado cambio en la geoeconomía.

Es decir, estamos por realizar un proceso de verdadera evolución.

Por ello es explicable que las dirigencias nacionales de los partidos políticos se reagrupen en coaliciones y propongan personas para ganar la presidencia de la República, procurar mayoría en el Congreso de la Unión (Cámara de Senadores y de Diputados), en nueve gubernaturas, diputaciones estatales y Ayuntamientos. De igual manera están muy interesadas las élites económicas y políticas (desde grupos con poder en algunos estados, cacicazgos regionales, asociaciones entre gobernadores según su partido y empresarios como Claudio X. González,). La partidocracia y clase política mexicana tratarán obtener el mayor poder posible en la estructura gubernamental según la legislación y normatividad mexicana respecto a elecciones.

Por ello resulta explicable la pugna por tener injerencia o dominio político en organismos que tienen a su cargo realizar, fiscalizar y validar las elecciones, de ahí la importancia de tener capacidad de influir en el Instituto Nacional Electoral (INE) y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial (TEPJ), es lo que en teoría matemática de los juegos se denomina ganar-ganar. Parece que al momento de escribir esta colaboración ya se comienza a vislumbrar solución a conflictos internos en el INE y TEPJ, ello es importante para construcción paulatina de nuestra democracia deseable.

En este proceso electoral 2024, a elegir alrededor de 21 mil cargos o puestos y por ende el de mayor magnitud en la historia mexicana, está expuesto a fuertes presiones y pugnas políticas entre las dos principales fuerzas en México, la conservadora o derechista y la transformadora o izquierdista.

La importancia de estas elecciones federales y estatales es decidir el futuro social, económico y gubernamental de nuestro país, mínimo para el año 2030. Cuál fuerza quedará con mayor cuota de poder implica movimientos macroeconómicos y microeconómicos que pueden ser hacia el gran capital o a clases sociales desprotegidas; también conlleva incrementar o disminuir la cantidad de poder político-partidista según el número de votos obtenidos, que a su vez conlleva a mayor o menor presupuesto multimillonario a los partidos políticos con vigencia legal; implica procurar dominio político ante adversarios desde posiciones gubernamentales; similarmente conlleva a una re-definición de gobernanza y gobernabilidad para propiciar esquemas democráticos o en favorecer a élites económicas y políticas nacionales y extranjeras. Según resultados electorales tendremos variación en la geopolítica mexicana (y zacatecana, por tanto), en menor grado cambio en la geoeconomía.

Es decir, estamos por realizar un proceso de verdadera evolución.

Por ello es explicable que las dirigencias nacionales de los partidos políticos se reagrupen en coaliciones y propongan personas para ganar la presidencia de la República, procurar mayoría en el Congreso de la Unión (Cámara de Senadores y de Diputados), en nueve gubernaturas, diputaciones estatales y Ayuntamientos. De igual manera están muy interesadas las élites económicas y políticas (desde grupos con poder en algunos estados, cacicazgos regionales, asociaciones entre gobernadores según su partido y empresarios como Claudio X. González,). La partidocracia y clase política mexicana tratarán obtener el mayor poder posible en la estructura gubernamental según la legislación y normatividad mexicana respecto a elecciones.

Por ello resulta explicable la pugna por tener injerencia o dominio político en organismos que tienen a su cargo realizar, fiscalizar y validar las elecciones, de ahí la importancia de tener capacidad de influir en el Instituto Nacional Electoral (INE) y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial (TEPJ), es lo que en teoría matemática de los juegos se denomina ganar-ganar. Parece que al momento de escribir esta colaboración ya se comienza a vislumbrar solución a conflictos internos en el INE y TEPJ, ello es importante para construcción paulatina de nuestra democracia deseable.