/ lunes 11 de diciembre de 2023

5 años perdidos desde Palacio Nacional

En los últimos cinco años, el Gobierno Federal ha transitado por un camino que ha generado más catástrofes que resultados, no solo sobre un tema o dos, sino prácticamente en todo lo que toca. Eso y el paso del tiempo permiten reflexionar que ya estamos muy lejos del “les tocó la mala suerte” y se convirtió en el “nunca supieron lo que hacían”.

Lo explico, desde el inicio de la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, incluso antes, se han tomado una serie de decisiones y políticas que han afectado la economía, el desarrollo del país, y lo que es peor, que han cobrado la vida de cientos de miles de mexicanos. Sí, cientos de miles.

Aún no recibía la banda presidencial y López Obrador ya había advertido que se desharía del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el que se ubicaría en Texcoco y resolvería la problemática saturación aeroportuaria no solo de la capital, sino de gran parte del país, e incluso, de la región internacional. Todo esto a cambio de construir otro proyecto, desde cero y pese a las consecuencias que eso conllevó, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles; el cuál, a casi dos años de su estreno sigue sin despegar.

Apenas unos meses después, antes de concluir su primer semestre vino otra crisis, la de la gasolina, la mayor parte del país no contaba con el abasto suficiente, por lo que, por al menos un mes, los automovilistas de la mayoría de los estados y municipios perdieron horas productivas y de descanso en largas filas intentando acceder al menos a unos cuantos litros para realizar sus recorridos diarios.

Pero si de desabastos hablamos, no solo fue el de la gasolina, uno que ha caracterizado a este gobierno de cuarta, durante todo lo que va de este, es la falta de medicamentos que las familias simplemente no pueden conseguir en ningún hospital público, y de hacerlo, por supuesto que no es al bajo costo con el que alguna vez fue posible obtenerlos mediante el Seguro Popular, programa que, dicho sea de paso, fue eliminado por la 4T.

Los medicamentos no son el único mal de los hospitales, pues, aunque nunca han estado del todo bien los públicos, está documentado, a través de diversos medios informativos, que durante el último lustro la mayoría han sufrido de una falta de herramientas y condiciones adecuadas para trabajar, razón por la cual el periodo más fuerte de la pandemia por el COVID-19 fue uno de los más letales no solo para la población, sino para el personal de salud.

Y ya que hablamos de dicha pandemia, no olvidemos que mientras Andrés Manuel López Obrador llamaba a la población a seguirse abrazando y jugueteaba con una estampa religiosa para decir que con ello el problema no se agravaría, más 334 mil personas, oficialmente, fallecieron bajo esta causa. Aunque se estima que fueron al menos el doble. Cifra que, en suma, a los muertos generados por la violencia, han convertido a este sexenio en el gobierno de la muerte. Pero de ello, ahondaremos en la siguiente entrega.

En los últimos cinco años, el Gobierno Federal ha transitado por un camino que ha generado más catástrofes que resultados, no solo sobre un tema o dos, sino prácticamente en todo lo que toca. Eso y el paso del tiempo permiten reflexionar que ya estamos muy lejos del “les tocó la mala suerte” y se convirtió en el “nunca supieron lo que hacían”.

Lo explico, desde el inicio de la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, incluso antes, se han tomado una serie de decisiones y políticas que han afectado la economía, el desarrollo del país, y lo que es peor, que han cobrado la vida de cientos de miles de mexicanos. Sí, cientos de miles.

Aún no recibía la banda presidencial y López Obrador ya había advertido que se desharía del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el que se ubicaría en Texcoco y resolvería la problemática saturación aeroportuaria no solo de la capital, sino de gran parte del país, e incluso, de la región internacional. Todo esto a cambio de construir otro proyecto, desde cero y pese a las consecuencias que eso conllevó, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles; el cuál, a casi dos años de su estreno sigue sin despegar.

Apenas unos meses después, antes de concluir su primer semestre vino otra crisis, la de la gasolina, la mayor parte del país no contaba con el abasto suficiente, por lo que, por al menos un mes, los automovilistas de la mayoría de los estados y municipios perdieron horas productivas y de descanso en largas filas intentando acceder al menos a unos cuantos litros para realizar sus recorridos diarios.

Pero si de desabastos hablamos, no solo fue el de la gasolina, uno que ha caracterizado a este gobierno de cuarta, durante todo lo que va de este, es la falta de medicamentos que las familias simplemente no pueden conseguir en ningún hospital público, y de hacerlo, por supuesto que no es al bajo costo con el que alguna vez fue posible obtenerlos mediante el Seguro Popular, programa que, dicho sea de paso, fue eliminado por la 4T.

Los medicamentos no son el único mal de los hospitales, pues, aunque nunca han estado del todo bien los públicos, está documentado, a través de diversos medios informativos, que durante el último lustro la mayoría han sufrido de una falta de herramientas y condiciones adecuadas para trabajar, razón por la cual el periodo más fuerte de la pandemia por el COVID-19 fue uno de los más letales no solo para la población, sino para el personal de salud.

Y ya que hablamos de dicha pandemia, no olvidemos que mientras Andrés Manuel López Obrador llamaba a la población a seguirse abrazando y jugueteaba con una estampa religiosa para decir que con ello el problema no se agravaría, más 334 mil personas, oficialmente, fallecieron bajo esta causa. Aunque se estima que fueron al menos el doble. Cifra que, en suma, a los muertos generados por la violencia, han convertido a este sexenio en el gobierno de la muerte. Pero de ello, ahondaremos en la siguiente entrega.