/ martes 27 de abril de 2021

Crónica del poder │ A recomponer estrategias

Una cosa es fundamental en el proceso electoral, la exigencia democrática desde la ciudadanía es profunda y aunque desde el poder se intenta vulnerar a las instituciones electorales, éstas se mantienen inalterables e inmunes a la ofensiva, porque tienen la confianza social y de los ciudadanos. En otras palabras, está en movimiento una formidable voluntad política de partidos y candidatos, que con el respaldo de los gobiernos que han de garantizar óptimas condiciones de seguridad y normalidad, no habrá nada que parezca frustración o caos, sino al contrario, es de esperar que desde ya gravitan emociones políticas razonables, equilibradas y responsables para al día siguiente de los comicios, o sea el 7 de junio, todos acepten los resultados que sin duda serán apegados a la legalidad, equidad, imparcialidad y transparencia.

Esas condiciones de credibilidad y confianza ya se construyen con la reducción de tensiones e incertidumbre, para que en el contexto de la Cuarta Transformación, desde la voluntad ciudadana sobre las urnas del 6 de junio, sean fortalecidos los pilares democráticos. No obstante las grandes diferencias políticas e ideológicas en la lucha electoral, que más se contrastan entre las corrientes aliadas que lideran David Monreal y Claudia Anaya, sin subestimar las batallas que por ascender libran Lupita Medina, Nany Romo, Javier Valadez, Flavio Campos, Miriam García y Salomé Perera, entre esos actores principales hay una aceptación general de las reglas del juego y convierten sus campañas en un verdadero debate de propuestas e ideas.

Sin llegar a situaciones alarmantes y mucho menos dramáticas, si se han registrado hechos sorpresivos e inéditos que estigmatizan y provocan rechazos, pero muy pronto se retoma la normalidad del respeto recíproco entre las fuerzas políticas y se logra una escenario regulado por la institucionalidad y una cultura política cordial, de libre expresión de las ideas, que sin exaltaciones ni estridencias desalmadas logran incrementar la certidumbre, credibilidad y confianza en el proceso electoral.

En estas condiciones de normalidad, se observan repuntes de fuerza electoral que hace previsibles los acercamientos a la victoria, como el caso de Fresnillo, donde el candidato Saúl Monreal, parece dominar el escenario de forma contundente y, aunque dicen que lo que parece es, son notables los testimonios de esa hegemonía que también se convierte en factor de vigoroso respaldo a su hermano David Monreal; otro indudable efecto de potencialidades que eran previsibles como esperadas, es la innovadora propuesta de Jorge Miranda Castro y su alentador discurso que promueve unidad, respeto y cohesión de la pluralidad, de manera que avizora expectativas de éxito sobre Zacatecas Capital, sin desconocer el crecimiento de imagen del doctor Heladio Verver y Vargas.

Donde sí debe generar preocupación para Ricardo Monreal y su estrategia por recuperar el poder, es en Guadalupe, porque la figura de su candidato morenista Julio César Chávez, solo destaca mediáticamente, pero en la realidad de las colonias populares, los barrios y zonas urbanas guadalupenses, no dejan de verlo como un adulador y gran simulador, actitudes que solo provocan animadversión y rechazo de la ciudadanía, de manera que es más fácil advertir que el líder antorchista Osvaldo Ávila, impulsado por la coalición Va por Zacatecas, día a día se reafirma en ascenso electoral. Esto es lo que se aprecia en el crucial corredor electoral.

Una cosa es fundamental en el proceso electoral, la exigencia democrática desde la ciudadanía es profunda y aunque desde el poder se intenta vulnerar a las instituciones electorales, éstas se mantienen inalterables e inmunes a la ofensiva, porque tienen la confianza social y de los ciudadanos. En otras palabras, está en movimiento una formidable voluntad política de partidos y candidatos, que con el respaldo de los gobiernos que han de garantizar óptimas condiciones de seguridad y normalidad, no habrá nada que parezca frustración o caos, sino al contrario, es de esperar que desde ya gravitan emociones políticas razonables, equilibradas y responsables para al día siguiente de los comicios, o sea el 7 de junio, todos acepten los resultados que sin duda serán apegados a la legalidad, equidad, imparcialidad y transparencia.

Esas condiciones de credibilidad y confianza ya se construyen con la reducción de tensiones e incertidumbre, para que en el contexto de la Cuarta Transformación, desde la voluntad ciudadana sobre las urnas del 6 de junio, sean fortalecidos los pilares democráticos. No obstante las grandes diferencias políticas e ideológicas en la lucha electoral, que más se contrastan entre las corrientes aliadas que lideran David Monreal y Claudia Anaya, sin subestimar las batallas que por ascender libran Lupita Medina, Nany Romo, Javier Valadez, Flavio Campos, Miriam García y Salomé Perera, entre esos actores principales hay una aceptación general de las reglas del juego y convierten sus campañas en un verdadero debate de propuestas e ideas.

Sin llegar a situaciones alarmantes y mucho menos dramáticas, si se han registrado hechos sorpresivos e inéditos que estigmatizan y provocan rechazos, pero muy pronto se retoma la normalidad del respeto recíproco entre las fuerzas políticas y se logra una escenario regulado por la institucionalidad y una cultura política cordial, de libre expresión de las ideas, que sin exaltaciones ni estridencias desalmadas logran incrementar la certidumbre, credibilidad y confianza en el proceso electoral.

En estas condiciones de normalidad, se observan repuntes de fuerza electoral que hace previsibles los acercamientos a la victoria, como el caso de Fresnillo, donde el candidato Saúl Monreal, parece dominar el escenario de forma contundente y, aunque dicen que lo que parece es, son notables los testimonios de esa hegemonía que también se convierte en factor de vigoroso respaldo a su hermano David Monreal; otro indudable efecto de potencialidades que eran previsibles como esperadas, es la innovadora propuesta de Jorge Miranda Castro y su alentador discurso que promueve unidad, respeto y cohesión de la pluralidad, de manera que avizora expectativas de éxito sobre Zacatecas Capital, sin desconocer el crecimiento de imagen del doctor Heladio Verver y Vargas.

Donde sí debe generar preocupación para Ricardo Monreal y su estrategia por recuperar el poder, es en Guadalupe, porque la figura de su candidato morenista Julio César Chávez, solo destaca mediáticamente, pero en la realidad de las colonias populares, los barrios y zonas urbanas guadalupenses, no dejan de verlo como un adulador y gran simulador, actitudes que solo provocan animadversión y rechazo de la ciudadanía, de manera que es más fácil advertir que el líder antorchista Osvaldo Ávila, impulsado por la coalición Va por Zacatecas, día a día se reafirma en ascenso electoral. Esto es lo que se aprecia en el crucial corredor electoral.