/ martes 19 de enero de 2021

Crónica del poder │ Medrosos e inútiles saltimbanquis

A raíz de los destapes formales de Claudia Anaya y David Monreal hacia la batalla por suceder a Alejandro Tello en el Palacio de Gobierno, y tras las nominaciones de precandidatos a las diputaciones y presidencias municipales, se han registrado desprendimientos de partidos, los llamados chapulines, que son comportamientos de traición e inmoralidad que marcan a los actores y protagonistas, ya que reflejan inestabilidad emocional, nunca solidez ideológica ni de lealtad a los principios de su partido.

Quienes así proceden, heridos por la indiferencia o marginación de que se sienten víctimas, al no alcanzar los espacios de poder que ambicionan, pretenden causar impacto político o impresionar a la sociedad, cuando solo se trata de exhibición de frivolidad, intención de chantaje y una ficticia vocación de servicio, actitudes que se acumulan como prepotencia, frustración y enojo consigo mismo. Esas vivencias han demostrado las irrelevantes deserciones de personajes tan grisáceos y anodinos como Martín Barraza, Julio César Nava y Violeta Cerrillo que ya engrosan las filas de los adocenados por banales liderazgos municipales que a diario gustan de recoger migajas o desechos políticos.

Recordemos que el mayor desprendimiento de militantes partidistas o emigración de un partido a otro, se dio en el 98 con la movilización que Ricardo Monreal lideró hasta alcanzar la victoria electoral y la primera alternancia en el gobierno de Zacatecas. Cientos de priistas saltaron al PRD, y para muchos de esos saltadores que son como esquites de comal, en 2010 sobrevino la rectificación y la recuperación del poder por Miguel Alonso. Es pues un fenómeno ahora en boga y que retorna cada 3 o 6 años, de manera que no habrá sorpresa si continúan como una imperfección de la democracia y si en su nuevo lecho político disfrutarán la cómoda modorra que los caracteriza.

Para evitar o contener esos desprendimientos que desgastan la imagen política, Claudia Anaya tiene que provocar una verdadera movilización de la poderosa estructura priista que ya recibió consolidada, y tiene que hacerlo con auténticos liderazgos, no con simuladores acostumbrados a las derrotas, los que ya se advierten con la intención de adueñarse de la coordinación o conducción de la campaña; con las renovadas pasiones de panistas y perredistas, debe involucrar en serio a los exgobernadores priistas Arturo Romo, Genaro Borrego, Pedro de León Sánchez y Miguel Alonso, y claro, a la ex gobernadora perredista Amalia García Medina, así como aprovechar la inmensa experiencias de los ex dirigentes de los partidos ahora aliados.

Para evitar debilidad y vulnerabilidad

David Monreal tiene a sus hermanos mayor y menor absolutamente comprometidos con su proyecto. Ricardo allá le abre relaciones gubernamentales, políticas y en los medios de comunicación nacionales; y Saúl aquí, no solo garantiza el semillero de votos en Fresnillo, sino que extiende influencia y liderazgo municipalista por todo el estado. El aspirante a gobernador por Morena, el PT, Verde Ecologista y Nueva Alianza, sólo tiene que tener la habilidad para evadir los errores cometidos en 2016 y fortalecer todo lo que le ha funcionado en la elevación de su nueva calidad política, experimentada madurez y acercar a una vigorosa realidad la esperanza que promete a Zacatecas.

A raíz de los destapes formales de Claudia Anaya y David Monreal hacia la batalla por suceder a Alejandro Tello en el Palacio de Gobierno, y tras las nominaciones de precandidatos a las diputaciones y presidencias municipales, se han registrado desprendimientos de partidos, los llamados chapulines, que son comportamientos de traición e inmoralidad que marcan a los actores y protagonistas, ya que reflejan inestabilidad emocional, nunca solidez ideológica ni de lealtad a los principios de su partido.

Quienes así proceden, heridos por la indiferencia o marginación de que se sienten víctimas, al no alcanzar los espacios de poder que ambicionan, pretenden causar impacto político o impresionar a la sociedad, cuando solo se trata de exhibición de frivolidad, intención de chantaje y una ficticia vocación de servicio, actitudes que se acumulan como prepotencia, frustración y enojo consigo mismo. Esas vivencias han demostrado las irrelevantes deserciones de personajes tan grisáceos y anodinos como Martín Barraza, Julio César Nava y Violeta Cerrillo que ya engrosan las filas de los adocenados por banales liderazgos municipales que a diario gustan de recoger migajas o desechos políticos.

Recordemos que el mayor desprendimiento de militantes partidistas o emigración de un partido a otro, se dio en el 98 con la movilización que Ricardo Monreal lideró hasta alcanzar la victoria electoral y la primera alternancia en el gobierno de Zacatecas. Cientos de priistas saltaron al PRD, y para muchos de esos saltadores que son como esquites de comal, en 2010 sobrevino la rectificación y la recuperación del poder por Miguel Alonso. Es pues un fenómeno ahora en boga y que retorna cada 3 o 6 años, de manera que no habrá sorpresa si continúan como una imperfección de la democracia y si en su nuevo lecho político disfrutarán la cómoda modorra que los caracteriza.

Para evitar o contener esos desprendimientos que desgastan la imagen política, Claudia Anaya tiene que provocar una verdadera movilización de la poderosa estructura priista que ya recibió consolidada, y tiene que hacerlo con auténticos liderazgos, no con simuladores acostumbrados a las derrotas, los que ya se advierten con la intención de adueñarse de la coordinación o conducción de la campaña; con las renovadas pasiones de panistas y perredistas, debe involucrar en serio a los exgobernadores priistas Arturo Romo, Genaro Borrego, Pedro de León Sánchez y Miguel Alonso, y claro, a la ex gobernadora perredista Amalia García Medina, así como aprovechar la inmensa experiencias de los ex dirigentes de los partidos ahora aliados.

Para evitar debilidad y vulnerabilidad

David Monreal tiene a sus hermanos mayor y menor absolutamente comprometidos con su proyecto. Ricardo allá le abre relaciones gubernamentales, políticas y en los medios de comunicación nacionales; y Saúl aquí, no solo garantiza el semillero de votos en Fresnillo, sino que extiende influencia y liderazgo municipalista por todo el estado. El aspirante a gobernador por Morena, el PT, Verde Ecologista y Nueva Alianza, sólo tiene que tener la habilidad para evadir los errores cometidos en 2016 y fortalecer todo lo que le ha funcionado en la elevación de su nueva calidad política, experimentada madurez y acercar a una vigorosa realidad la esperanza que promete a Zacatecas.