/ viernes 11 de junio de 2021

Crónica del poder │ Repudio a políticos arrogantes

Si demostrado está que el pluralismo político e ideológico es el más valioso resultado de la elección del domingo, en plena gobernanza estatal y municipal y en debate parlamentario, no tendrán cabida las posturas intolerantes o cerradas, porque la racionalidad en las interpretaciones durante los diálogos, discusiones o análisis de las estrategias impulsoras del desarrollo, habrán de concluir en diálogos serenos y responsables y por consecuencia en acuerdos en favor del estado y la población, hayan votado o no, se trata de integrar a todas y a todos sin excepción, sin exclusión ni marginación, porque hayan sido oposición o severos críticos de gobiernos y partidos.

Sin embargo y las lecciones políticas se entresacan para bien y mejor entender la decisión ciudadana ante las urnas. A la luz de las experiencias, los hechos y los dichos de figuras políticas o que pretenden ser políticos de vuelos tan altos que se vuelven inaccesibles y observados a partir de los principios y valores en el ejercicio del poder y del servicio a la sociedad, necesariamente, entre la clase política, los servidores públicos, los sectores sociales y productivos se hacen enfoques críticos que dejan muy mal parados a los que suelen ensalzarse y vanagloriarse de éxitos o victorias que ni siquiera fueron alcanzadas por sus esfuerzos, sino que les llegaron de rebote o porque la fuerza del liderazgo estatal, en este caso de David Monreal, estiró respaldos de contundencia que respondieron al llamado por el voto útil y el todo por Morena.

Esta observación a Julio César Chávez le viene como anillo al dedo por su insistente y falso cantar acerca de "su figura histórica" que él mismo se adjudica, pregona y promueve. Ha dicho tener el privilegio, honor y distinción de tener dos eventos electorales históricos: ser el candidato con la mayor votación en la historia del municipio de Guadalupe, tanto en 2018 como en 2021, además de ser el primer alcalde reelecto en la historia del municipio. De ese tamaño es la inflación de sus eventos, cuando todo mundo sabe que llegó ahí al Palacio Municipal de Guadalupe, por el demoledor empuje de Andrés Manuel López Obrador en 2018, y ahora, por el arrastre de David Monreal y sus reales potencialidades. Sin esos liderazgos y sus apoyos contados en votos, nunca jamás habría sido alcalde, así de sencillo.

Carente de signos de humildad, sin señales de honestidad política, derrocha incontenible soberbia, más arrogancia y aparece como un político petulante que se exhibe tan superior a todos, que contrasta con las expresiones y comportamientos de humildad, sencillez, mesura y voluntad de conciliación tras la unidad, que sus correligionarios como el propio David Monreal, Jorge Miranda Castro, Saúl Monreal o Alfredo Femat han manifestado reiteradamente e incluso llamado a la unidad y conciliación, actitudes que en ningún momento ha expuesto Chávez Padilla, más inclinado a vociferar encono y sed de venganza sobre los adversarios e insiste en enaltecer su persona y vituperar a los demás. Sin duda, en Guadalupe se repite la historia, otra vez un excelente comunicador en la presidencia, un pésimo candidato y peor gobernante, más fiel a su espejo diario de simulación. " Soy el alcalde con las dos mayores votaciones de la historia ". Su cotidiana autoalabanza.

De todo hay en la villa del Señor, pero estas figuras políticas no corresponden a las que David Monreal visiona para su gobierno, como renovación de la clase política para encarar con más determinación e inteligencia la emergencia social. Nada que ver con más de lo mismo ni con los mismos. El pueblo bueno quiere ver y sentir políticos con humildad, responsabilidad y honestidad política, no petulantes, ni gandallas ni arrogantes.

Si demostrado está que el pluralismo político e ideológico es el más valioso resultado de la elección del domingo, en plena gobernanza estatal y municipal y en debate parlamentario, no tendrán cabida las posturas intolerantes o cerradas, porque la racionalidad en las interpretaciones durante los diálogos, discusiones o análisis de las estrategias impulsoras del desarrollo, habrán de concluir en diálogos serenos y responsables y por consecuencia en acuerdos en favor del estado y la población, hayan votado o no, se trata de integrar a todas y a todos sin excepción, sin exclusión ni marginación, porque hayan sido oposición o severos críticos de gobiernos y partidos.

Sin embargo y las lecciones políticas se entresacan para bien y mejor entender la decisión ciudadana ante las urnas. A la luz de las experiencias, los hechos y los dichos de figuras políticas o que pretenden ser políticos de vuelos tan altos que se vuelven inaccesibles y observados a partir de los principios y valores en el ejercicio del poder y del servicio a la sociedad, necesariamente, entre la clase política, los servidores públicos, los sectores sociales y productivos se hacen enfoques críticos que dejan muy mal parados a los que suelen ensalzarse y vanagloriarse de éxitos o victorias que ni siquiera fueron alcanzadas por sus esfuerzos, sino que les llegaron de rebote o porque la fuerza del liderazgo estatal, en este caso de David Monreal, estiró respaldos de contundencia que respondieron al llamado por el voto útil y el todo por Morena.

Esta observación a Julio César Chávez le viene como anillo al dedo por su insistente y falso cantar acerca de "su figura histórica" que él mismo se adjudica, pregona y promueve. Ha dicho tener el privilegio, honor y distinción de tener dos eventos electorales históricos: ser el candidato con la mayor votación en la historia del municipio de Guadalupe, tanto en 2018 como en 2021, además de ser el primer alcalde reelecto en la historia del municipio. De ese tamaño es la inflación de sus eventos, cuando todo mundo sabe que llegó ahí al Palacio Municipal de Guadalupe, por el demoledor empuje de Andrés Manuel López Obrador en 2018, y ahora, por el arrastre de David Monreal y sus reales potencialidades. Sin esos liderazgos y sus apoyos contados en votos, nunca jamás habría sido alcalde, así de sencillo.

Carente de signos de humildad, sin señales de honestidad política, derrocha incontenible soberbia, más arrogancia y aparece como un político petulante que se exhibe tan superior a todos, que contrasta con las expresiones y comportamientos de humildad, sencillez, mesura y voluntad de conciliación tras la unidad, que sus correligionarios como el propio David Monreal, Jorge Miranda Castro, Saúl Monreal o Alfredo Femat han manifestado reiteradamente e incluso llamado a la unidad y conciliación, actitudes que en ningún momento ha expuesto Chávez Padilla, más inclinado a vociferar encono y sed de venganza sobre los adversarios e insiste en enaltecer su persona y vituperar a los demás. Sin duda, en Guadalupe se repite la historia, otra vez un excelente comunicador en la presidencia, un pésimo candidato y peor gobernante, más fiel a su espejo diario de simulación. " Soy el alcalde con las dos mayores votaciones de la historia ". Su cotidiana autoalabanza.

De todo hay en la villa del Señor, pero estas figuras políticas no corresponden a las que David Monreal visiona para su gobierno, como renovación de la clase política para encarar con más determinación e inteligencia la emergencia social. Nada que ver con más de lo mismo ni con los mismos. El pueblo bueno quiere ver y sentir políticos con humildad, responsabilidad y honestidad política, no petulantes, ni gandallas ni arrogantes.