/ jueves 23 de junio de 2022

Crónica del poder │ Turbulencias electorales por la Presidencia

En busca de procesar una ruta segura en la competencia electoral por la Presidencia en 2024, el líder máximo del partido Morena, o sea el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene rato que adelantó la batalla a través de las corcholatas que ha destapado, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, pero lo ha convertido en un episodio políticamente inmoral, porque el riesgo de una más peligrosa división interna es latente, ya que puede perderse el respeto mutuo entre sus preferidos, ya que todo gira en torno de la conquista del poder que en las manos presidenciales se agiganta y que ya refleja signos de continuismo.

Otro factor que seguramente no subestiman en la estrategia electoral, es que Ricardo Monreal es un actor político que perturba el escenario y puede alcanzar la contundencia necesaria para alterar la normalidad que en la sucesión impulsa el Presidente. El senador zacatecano lucha por forjar condiciones para una competencia equitativa, con efectivo piso parejo, que sea una lucha en medio de normatividad imparcial a fin de evitar la irrupción de una crisis de confrontación fraterna y la consecuente división del partido en el poder y sus aliados. Sin embargo, tal parece que a los prepotentes morenistas, no les quita el sueño.

El espectacular e insano adelantamiento del proceso electoral impulsado desde Palacio Nacional, ya registra rasgos muy claros y evidentes de ilegalidad, sobre todo por las campañas anticipadas de las famosas corcholatas, que incluso ya han tomado sus propios senderos y entrado al juego de intereses que provocan el gozo del líder que no deja de mover las piezas para favorecer a la gobernadora de la Ciudad de México. De hecho, los tres aspirantes, ella y los dos Secretarios, ya iniciaron recorrido por todo el país, hacia los 32 estados, situación que ha motivado a Ricardo Monreal para advertirles de no violentar la Ley Electoral con actos anticipados.

Lanzamientos precipitados parecen indicar que no hay compromiso con una verdadera democracia electoral y muy temprano, más que madrugar, ya están metidos en una confrontación de estrategias, de propuestas y de valores, lo que traduce la repetición de prácticas del viejo régimen que ya parecía abandonado o rezagado. Sin duda, Monreal incita a calentar el ambiente, altera los ánimos y suelta las especulaciones acerca del inminente rompimiento para convertirse en un verdadero adversario al frente de una poderosa alianza opositora a la que probablemente se integraría el Partido Movimiento Ciudadano, el Movimiento Naranja que nacionalmente lidera Dante Delgado Rannauro y que en Zacatecas encabezan Ana María Romo Fonseca, Marco Vinicio Flores, Enrqiue Laviada, Cuauhtémoc Calderón y Juan del Real, que tienen como factores de poder a los estados de Jalisco y Nuevo Léon, gobernados por Enrique Alfaro y Samuel García.

Entre las fuerzas del poder no lo quieren ver ni creer, pero el futurismo electoral estratégico abalanzado sobre la sociedad, es un pretencioso juego que harta y que por burlesco e irrespetuoso, indigna a la gente que ya no se llama al engaño. Así por ejemplo, las rechiflas, los abucheos a los gobernadores que ya han aparecido ante la presencia del presidente López Obrador, son consignas de anti campaña que tienen el perverso objetivo de desprestigiar, desacreditar y deteriorar la imagen de los mandatarios estatales que todavía son de oposición. Y es que, la verdad sea dicha, ya nadie se chupa el dedo y en el juego electoral, los ciudadanos exigen respeto.

En busca de procesar una ruta segura en la competencia electoral por la Presidencia en 2024, el líder máximo del partido Morena, o sea el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene rato que adelantó la batalla a través de las corcholatas que ha destapado, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, pero lo ha convertido en un episodio políticamente inmoral, porque el riesgo de una más peligrosa división interna es latente, ya que puede perderse el respeto mutuo entre sus preferidos, ya que todo gira en torno de la conquista del poder que en las manos presidenciales se agiganta y que ya refleja signos de continuismo.

Otro factor que seguramente no subestiman en la estrategia electoral, es que Ricardo Monreal es un actor político que perturba el escenario y puede alcanzar la contundencia necesaria para alterar la normalidad que en la sucesión impulsa el Presidente. El senador zacatecano lucha por forjar condiciones para una competencia equitativa, con efectivo piso parejo, que sea una lucha en medio de normatividad imparcial a fin de evitar la irrupción de una crisis de confrontación fraterna y la consecuente división del partido en el poder y sus aliados. Sin embargo, tal parece que a los prepotentes morenistas, no les quita el sueño.

El espectacular e insano adelantamiento del proceso electoral impulsado desde Palacio Nacional, ya registra rasgos muy claros y evidentes de ilegalidad, sobre todo por las campañas anticipadas de las famosas corcholatas, que incluso ya han tomado sus propios senderos y entrado al juego de intereses que provocan el gozo del líder que no deja de mover las piezas para favorecer a la gobernadora de la Ciudad de México. De hecho, los tres aspirantes, ella y los dos Secretarios, ya iniciaron recorrido por todo el país, hacia los 32 estados, situación que ha motivado a Ricardo Monreal para advertirles de no violentar la Ley Electoral con actos anticipados.

Lanzamientos precipitados parecen indicar que no hay compromiso con una verdadera democracia electoral y muy temprano, más que madrugar, ya están metidos en una confrontación de estrategias, de propuestas y de valores, lo que traduce la repetición de prácticas del viejo régimen que ya parecía abandonado o rezagado. Sin duda, Monreal incita a calentar el ambiente, altera los ánimos y suelta las especulaciones acerca del inminente rompimiento para convertirse en un verdadero adversario al frente de una poderosa alianza opositora a la que probablemente se integraría el Partido Movimiento Ciudadano, el Movimiento Naranja que nacionalmente lidera Dante Delgado Rannauro y que en Zacatecas encabezan Ana María Romo Fonseca, Marco Vinicio Flores, Enrqiue Laviada, Cuauhtémoc Calderón y Juan del Real, que tienen como factores de poder a los estados de Jalisco y Nuevo Léon, gobernados por Enrique Alfaro y Samuel García.

Entre las fuerzas del poder no lo quieren ver ni creer, pero el futurismo electoral estratégico abalanzado sobre la sociedad, es un pretencioso juego que harta y que por burlesco e irrespetuoso, indigna a la gente que ya no se llama al engaño. Así por ejemplo, las rechiflas, los abucheos a los gobernadores que ya han aparecido ante la presencia del presidente López Obrador, son consignas de anti campaña que tienen el perverso objetivo de desprestigiar, desacreditar y deteriorar la imagen de los mandatarios estatales que todavía son de oposición. Y es que, la verdad sea dicha, ya nadie se chupa el dedo y en el juego electoral, los ciudadanos exigen respeto.