/ jueves 10 de septiembre de 2020

Crónica del poder | Ahora a consolidar la democracia

Más importante que Alejandro Tello lo diga, que "he gobernado con honestidad, soy y seré uno de los mandatarios más honestos y transparentes de la historia de Zacatecas", resulta más trascendente que la gente, la sociedad, el pueblo, los gobernados lo reconozcan y así lo divulguen y extiendan entre las familias y las comunidades; y sin duda, así lo aceptan, porque actuando así, aún con las resistencias internas de funcionarios que le han fallado y frente a los obstáculos que desde afuera le han levantado, ha logrado consolidar su gobierno con esa imagen de honestidad y transparencia.

Estos argumentos que sostiene han de continuar y prevalecer en la última etapa gubernamental que ayer comenzó, porque aún con las crisis que se soportan por los zacatecanos y su gobierno, el virus maldito, la devastada economía y la incontenible violencia e inseguridad, por sus expresiones que hoy asume con entereza y fundamento, Tello está obligado a realizar la hazaña de superar chantajes, provocaciones y confrontaciones políticas que no busca, pero que le atraviesan para despintar o borrar esa configuración diferente de sana administración y ejercicio honesto de los recursos públicos.

Tello tiene que lograr que por ser tiempos electorales, las acciones de gobierno no se detengan. La historia no ha terminado, hay espacios y horizonte abierto para que promueva cambios en su gabinete, porque hay un consenso político y social que los reclama y que le urgen para darle cauce a esa convergencia de esfuerzos que ha trazado, por no más endeudamiento, mantener la disciplina en el gasto y austeridad para seguir haciendo más con menos; que insista en fortalecer los ingresos propios, que pronto se integren los recursos de los impuestos ecológicos y ambientales, que son un poderoso legado a las finanzas estatales; eso es no gobernar a caprichos, sino con la visión y expectativas más favorables de estabilidad y certidumbre para el futuro inmediato.

No debe haber pretextos para eludir el tema de la equidad presupuestal e insistir al presidente Andrés Manuel López obrador, para que a Zacatecas lo trate con justicia para que se pueda avanzar en el desarrollo ahora más estancado y para que sea elevada la calidad de vida de los zacatecanos. Tiene que haber indicios de voluntad política del gobierno federal para que en la distribución presupuestal el estado obtenga lo que merece. Hay que recordar que las desigualdades presupuestales ponen en riesgo la estabilidad política de un federalismo ya arcaico que urge renovarse y alentarse como unidad nacional y no como fracciones o regiones diferenciadas por el trato gubernamental.

Inestabilidad y crisis política

Deben ser atajadas durante el año electoral 2021, los ajustes económicos que vengan y las revitalizadas estrategias contra la pandemia e inseguridad, han de ser tan contundentes que puedan evitar sacudimientos que alteren la vida democrática en precampañas o campañas electorales; desde esta perspectiva, el liderazgo político que la honestidad gubernamental le otorga a Tello Cristerna, debe darle la fuerza para alcanzar entendimientos, acercamientos, consensos y acuerdos. Cierto, el gobernante no tiene fama de operatividad política, pero sí la tiene de prudencia, mesura y respeto, cualidades que ha de utilizar para hacer posible condiciones de normalidad democrática en las batallas electorales que amenazan con provocación, violencia, confrontación y polarización, un todo peligroso que ahuyenta la participación ciudadana ante las urnas.



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Más importante que Alejandro Tello lo diga, que "he gobernado con honestidad, soy y seré uno de los mandatarios más honestos y transparentes de la historia de Zacatecas", resulta más trascendente que la gente, la sociedad, el pueblo, los gobernados lo reconozcan y así lo divulguen y extiendan entre las familias y las comunidades; y sin duda, así lo aceptan, porque actuando así, aún con las resistencias internas de funcionarios que le han fallado y frente a los obstáculos que desde afuera le han levantado, ha logrado consolidar su gobierno con esa imagen de honestidad y transparencia.

Estos argumentos que sostiene han de continuar y prevalecer en la última etapa gubernamental que ayer comenzó, porque aún con las crisis que se soportan por los zacatecanos y su gobierno, el virus maldito, la devastada economía y la incontenible violencia e inseguridad, por sus expresiones que hoy asume con entereza y fundamento, Tello está obligado a realizar la hazaña de superar chantajes, provocaciones y confrontaciones políticas que no busca, pero que le atraviesan para despintar o borrar esa configuración diferente de sana administración y ejercicio honesto de los recursos públicos.

Tello tiene que lograr que por ser tiempos electorales, las acciones de gobierno no se detengan. La historia no ha terminado, hay espacios y horizonte abierto para que promueva cambios en su gabinete, porque hay un consenso político y social que los reclama y que le urgen para darle cauce a esa convergencia de esfuerzos que ha trazado, por no más endeudamiento, mantener la disciplina en el gasto y austeridad para seguir haciendo más con menos; que insista en fortalecer los ingresos propios, que pronto se integren los recursos de los impuestos ecológicos y ambientales, que son un poderoso legado a las finanzas estatales; eso es no gobernar a caprichos, sino con la visión y expectativas más favorables de estabilidad y certidumbre para el futuro inmediato.

No debe haber pretextos para eludir el tema de la equidad presupuestal e insistir al presidente Andrés Manuel López obrador, para que a Zacatecas lo trate con justicia para que se pueda avanzar en el desarrollo ahora más estancado y para que sea elevada la calidad de vida de los zacatecanos. Tiene que haber indicios de voluntad política del gobierno federal para que en la distribución presupuestal el estado obtenga lo que merece. Hay que recordar que las desigualdades presupuestales ponen en riesgo la estabilidad política de un federalismo ya arcaico que urge renovarse y alentarse como unidad nacional y no como fracciones o regiones diferenciadas por el trato gubernamental.

Inestabilidad y crisis política

Deben ser atajadas durante el año electoral 2021, los ajustes económicos que vengan y las revitalizadas estrategias contra la pandemia e inseguridad, han de ser tan contundentes que puedan evitar sacudimientos que alteren la vida democrática en precampañas o campañas electorales; desde esta perspectiva, el liderazgo político que la honestidad gubernamental le otorga a Tello Cristerna, debe darle la fuerza para alcanzar entendimientos, acercamientos, consensos y acuerdos. Cierto, el gobernante no tiene fama de operatividad política, pero sí la tiene de prudencia, mesura y respeto, cualidades que ha de utilizar para hacer posible condiciones de normalidad democrática en las batallas electorales que amenazan con provocación, violencia, confrontación y polarización, un todo peligroso que ahuyenta la participación ciudadana ante las urnas.



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