/ sábado 8 de mayo de 2021

Crónica del poder | Nerviosismo electoral en la cumbre

En serio, no se vale que desde cualquier poder público, llámese Presidencia de la República o Gobierno del Estado, que con exacerbado ejercicio del poder pongan en riesgo la normalidad democrática en el desarrollo del histórico proceso electoral concurrente. Cuando se observan esos amenazantes efectos políticos desde el poder, se da la impresión o traducen que verdaderamente hay preocupación porque el domingo 6 de junio pueda sobrevenir una catástrofe electoral que detenga o eche a perder un proyecto de gobierno, porque sean suspendidos o cancelados cambios y transformaciones replanteados por décadas de lucha política y social.

Dicho así y desde acá, lejos del centro de las grandes decisiones políticas y gubernamentales, si se advierte al presidente Andrés Manuel López Obrador, preocupado por los acotamientos, fiscalización, regulaciones y estricta aplicación que de la Ley Electoral hacen las autoridades Electorales, como el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; pero más le deben provocar desasosiego e inquietud las negligencias, torpezas, obcecaciones, incapacidades e impotencias, que en la conducción de su partido ha demostrado y exhibe el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, quien no ha podido incidir en los cientos de conflictos internos que él mismo ha provocado y que han generado confrontación, polarización y división, lo que permite otear riesgos electorales y peligros de incumplimiento de la cuarta transformación.

Recordemos que el fallo sobre Guerrero y Michoacán, alteró al ciudadano López Obrador, al interpretar el resolutivo de cancelación de las candidaturas a gobernador, como "una provocación, un exceso, una conspiración y un golpe a la democracia de los magistrados del Tribunal Electoral y los consejeros del Instituto Nacional Electoral, organizaciones electorales que viene del antiguo régimen." El INE y el TEPJF son un monstruo, fueron creados para que no haya democracia, son enemigos de la democracia, y pronto amagó con una reforma administrativa y exhortar a renovar el sistema electoral, porque el Instituto Nacional Electoral "es de lo más ineficiente y parcial." En consecuencia Mario Delgado urge a desaparecer las instituciones electorales y llevar a Lorenzo Córdova a juicio político; a su vez, el sicario presidencial Martí Batres, asegura que el INE actúa más como un partido político que como órgano electoral imparcial. Y Félix Salgado Macedonio remata con saña y furioso: " ya en el Senado, a Consejeros y Magistrados me los voy a chingar bien y bonito". De ese tamaño son las dolencias y temores sobre un probable fracaso electoral. Bien dicen el periodista Ricardo Rocha, los intelectuales, académicos, científicos, analistas y comunicadores, "defender al INE es hoy defender la democracia”. De acuerdo.

Así pues, desde el poder no le miden a sus amenazas sobre las instituciones electorales que no hicieron otra cosa que aplicar la ley que el Congreso les mandató aplicar, lo que demuestra que pocos desempeños públicos en nuestros días, tan cargados de avatares, son los de la autoridad electoral, cuando hay hechos, valores, principios y actores que son testimonios de legalidad, honestidad e imparcialidad y que por ello se plantea la necesidad y urgencia de una justa valoración desde el poder, porque resulta realista y paradójico, que el Instituto Nacional Electoral, el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tienen el más sólido reconocimiento social y la confianza ciudadana. Fuera nerviosismo y preocupaciones, que se reafirme la normalidad democrática.

En serio, no se vale que desde cualquier poder público, llámese Presidencia de la República o Gobierno del Estado, que con exacerbado ejercicio del poder pongan en riesgo la normalidad democrática en el desarrollo del histórico proceso electoral concurrente. Cuando se observan esos amenazantes efectos políticos desde el poder, se da la impresión o traducen que verdaderamente hay preocupación porque el domingo 6 de junio pueda sobrevenir una catástrofe electoral que detenga o eche a perder un proyecto de gobierno, porque sean suspendidos o cancelados cambios y transformaciones replanteados por décadas de lucha política y social.

Dicho así y desde acá, lejos del centro de las grandes decisiones políticas y gubernamentales, si se advierte al presidente Andrés Manuel López Obrador, preocupado por los acotamientos, fiscalización, regulaciones y estricta aplicación que de la Ley Electoral hacen las autoridades Electorales, como el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; pero más le deben provocar desasosiego e inquietud las negligencias, torpezas, obcecaciones, incapacidades e impotencias, que en la conducción de su partido ha demostrado y exhibe el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, quien no ha podido incidir en los cientos de conflictos internos que él mismo ha provocado y que han generado confrontación, polarización y división, lo que permite otear riesgos electorales y peligros de incumplimiento de la cuarta transformación.

Recordemos que el fallo sobre Guerrero y Michoacán, alteró al ciudadano López Obrador, al interpretar el resolutivo de cancelación de las candidaturas a gobernador, como "una provocación, un exceso, una conspiración y un golpe a la democracia de los magistrados del Tribunal Electoral y los consejeros del Instituto Nacional Electoral, organizaciones electorales que viene del antiguo régimen." El INE y el TEPJF son un monstruo, fueron creados para que no haya democracia, son enemigos de la democracia, y pronto amagó con una reforma administrativa y exhortar a renovar el sistema electoral, porque el Instituto Nacional Electoral "es de lo más ineficiente y parcial." En consecuencia Mario Delgado urge a desaparecer las instituciones electorales y llevar a Lorenzo Córdova a juicio político; a su vez, el sicario presidencial Martí Batres, asegura que el INE actúa más como un partido político que como órgano electoral imparcial. Y Félix Salgado Macedonio remata con saña y furioso: " ya en el Senado, a Consejeros y Magistrados me los voy a chingar bien y bonito". De ese tamaño son las dolencias y temores sobre un probable fracaso electoral. Bien dicen el periodista Ricardo Rocha, los intelectuales, académicos, científicos, analistas y comunicadores, "defender al INE es hoy defender la democracia”. De acuerdo.

Así pues, desde el poder no le miden a sus amenazas sobre las instituciones electorales que no hicieron otra cosa que aplicar la ley que el Congreso les mandató aplicar, lo que demuestra que pocos desempeños públicos en nuestros días, tan cargados de avatares, son los de la autoridad electoral, cuando hay hechos, valores, principios y actores que son testimonios de legalidad, honestidad e imparcialidad y que por ello se plantea la necesidad y urgencia de una justa valoración desde el poder, porque resulta realista y paradójico, que el Instituto Nacional Electoral, el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, tienen el más sólido reconocimiento social y la confianza ciudadana. Fuera nerviosismo y preocupaciones, que se reafirme la normalidad democrática.