/ martes 4 de mayo de 2021

Crónica del poder │Urgen prudencia y respeto electorales

De las elecciones federales el evento decisivo que más interesa al propio Presidente Andrés Manuel López Obrador es consolidar la mayoría de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados; y en el caso de la elección estatal, lo que más importa al Gobernador Alejandro Tello, es que sea refrendada la gubernatura para su partido el PRI y sus aliados del PAN y PRD; pero hay un tercer interesado en alcanzar la victoria electoral, y es el Senador Ricardo Monreal, cuyas potencialidades políticas están concentradas en su hermano David Monreal, para que ahora sí, "la tercera sea la vencida" y lograr el tan anhelado sueño que dura más de 13 años y que el monrealismo, una vez más, como en el 98, pueda demostrar que saben gobernar, lo que les urge para hacer trascender el triunfo hasta el 2024, la lucha por la Presidencia de la República.

El domingo anterior transcurrió un episodio interesante para el fortalecimiento de la batalla de las ideas entre los 9 contendientes por la gubernatura de Zacatecas, el debate que buscó reivindicar la confrontación de proyectos y propuestas para que los ciudadanos asuman la mejor decisión ante las urnas; hablamos de un debate como diálogo democrático y discusión respetuosa, como un espacio de comunicación política, una excepcional oportunidad para crecer, estancarse o reducir las preferencias electorales entre los ciudadanos, sin desconocer que surgieron cuestionamientos y críticas, las que incluso pasaron a convertirse en ataques y descalificaciones, que no son admisibles ni aceptables en una cultura política, que suponemos elevada, responsable y comprometida con las mejores causas.

Los zacatecanos vieron y escucharon el debate y pudieron comprobar que por esos escarceos ofensivos, la política de mantiene en crisis y los políticos en constante erosión, lo que genera decepción y desconfianza de la gente ante las urnas; o sea, se revierte el objetivo por alcanzar la más amplia participación ciudadana, como así lo plantearon las autoridades electorales y los representantes de los partidos. En esas condiciones no es posible que brillen y destaquen los candidatos con sus propuestas, y sí los hunde el deterioro. Aún así, necesariamente se tiene que recalcar que David Monreal pronto logró los mayores efectos y ventajas, porque de inmediato las mediciones lo ratificaron a la vanguardia en la lucha; como también la gente debió valorar la capacidad argumental y de sustento institucional que demuestra la candidata Claudia Anaya; y la sorpresiva irrupción de Miriam García, de Fuerza por México, que de pronto brincó de la moderación y suavidad en las expresiones, a una ofensiva directa en contra la de la priista, lo que más que lesionarla, la impulsó. Y, cuidado con la firme contundencia de Lupita Medina.

Esta experiencia de comunicación política también resaltó la formidable capacidad de los candidatos reconocidos como académicos de prestigio, Ana María Romo Fonseca, Flavio Campos Miramontes y Javier Valadez Becerra, cada uno con propuestas realistas y viables que se apartan de las falsas promesas y de la demagogia pura. En este escenario, no es posible omitir reconocer la valentía de la candidata trans Fernanda Salomé Perera, candidata de las Redes Sociales Progresistas, como tampoco se puede ignorar que en su primer día de campaña, Bibiana Lizardo haya convocado a cancelar lo ataques y mejor buscar la suma de las coincidencias.

Así pues, en lo apretado de los tiempos para cada candidato o candidata, que no pudieron sintetizar ni esencializar sus propuestas para que bien se entendieran, el ensayo del debate en la pluralidad, resultado del formato acordado por los representantes de los partidos políticos, ha sido un testimonio de convivencia política e ideológica que bien puede robustecer condiciones hacia la normalidad democrática en campaña y ante la elección del domingo 6 de junio.


De las elecciones federales el evento decisivo que más interesa al propio Presidente Andrés Manuel López Obrador es consolidar la mayoría de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados; y en el caso de la elección estatal, lo que más importa al Gobernador Alejandro Tello, es que sea refrendada la gubernatura para su partido el PRI y sus aliados del PAN y PRD; pero hay un tercer interesado en alcanzar la victoria electoral, y es el Senador Ricardo Monreal, cuyas potencialidades políticas están concentradas en su hermano David Monreal, para que ahora sí, "la tercera sea la vencida" y lograr el tan anhelado sueño que dura más de 13 años y que el monrealismo, una vez más, como en el 98, pueda demostrar que saben gobernar, lo que les urge para hacer trascender el triunfo hasta el 2024, la lucha por la Presidencia de la República.

El domingo anterior transcurrió un episodio interesante para el fortalecimiento de la batalla de las ideas entre los 9 contendientes por la gubernatura de Zacatecas, el debate que buscó reivindicar la confrontación de proyectos y propuestas para que los ciudadanos asuman la mejor decisión ante las urnas; hablamos de un debate como diálogo democrático y discusión respetuosa, como un espacio de comunicación política, una excepcional oportunidad para crecer, estancarse o reducir las preferencias electorales entre los ciudadanos, sin desconocer que surgieron cuestionamientos y críticas, las que incluso pasaron a convertirse en ataques y descalificaciones, que no son admisibles ni aceptables en una cultura política, que suponemos elevada, responsable y comprometida con las mejores causas.

Los zacatecanos vieron y escucharon el debate y pudieron comprobar que por esos escarceos ofensivos, la política de mantiene en crisis y los políticos en constante erosión, lo que genera decepción y desconfianza de la gente ante las urnas; o sea, se revierte el objetivo por alcanzar la más amplia participación ciudadana, como así lo plantearon las autoridades electorales y los representantes de los partidos. En esas condiciones no es posible que brillen y destaquen los candidatos con sus propuestas, y sí los hunde el deterioro. Aún así, necesariamente se tiene que recalcar que David Monreal pronto logró los mayores efectos y ventajas, porque de inmediato las mediciones lo ratificaron a la vanguardia en la lucha; como también la gente debió valorar la capacidad argumental y de sustento institucional que demuestra la candidata Claudia Anaya; y la sorpresiva irrupción de Miriam García, de Fuerza por México, que de pronto brincó de la moderación y suavidad en las expresiones, a una ofensiva directa en contra la de la priista, lo que más que lesionarla, la impulsó. Y, cuidado con la firme contundencia de Lupita Medina.

Esta experiencia de comunicación política también resaltó la formidable capacidad de los candidatos reconocidos como académicos de prestigio, Ana María Romo Fonseca, Flavio Campos Miramontes y Javier Valadez Becerra, cada uno con propuestas realistas y viables que se apartan de las falsas promesas y de la demagogia pura. En este escenario, no es posible omitir reconocer la valentía de la candidata trans Fernanda Salomé Perera, candidata de las Redes Sociales Progresistas, como tampoco se puede ignorar que en su primer día de campaña, Bibiana Lizardo haya convocado a cancelar lo ataques y mejor buscar la suma de las coincidencias.

Así pues, en lo apretado de los tiempos para cada candidato o candidata, que no pudieron sintetizar ni esencializar sus propuestas para que bien se entendieran, el ensayo del debate en la pluralidad, resultado del formato acordado por los representantes de los partidos políticos, ha sido un testimonio de convivencia política e ideológica que bien puede robustecer condiciones hacia la normalidad democrática en campaña y ante la elección del domingo 6 de junio.