/ jueves 2 de diciembre de 2021

Enterarnos bien para decidir mejor

Si algo nos ha dejado la pandemia de Covid-19 es la necesidad de, en temas de salud, escuchar a quienes saben, leer a los que escriben con las credenciales de la experiencia y especialmente a no invadirnos de temor y mucho menos de la ignorancia.

Sucede con frecuencia que los referentes de información para la mayoría de las personas, hoy en día, son las redes sociales y allí suele abundar de todo un poco: mentiras, conspiraciones, infinidad de negacionistas y lo que menos ocurre o se discute allí es la certeza o la realidad.

Basta una señal de alerta en las redes o un escándalo para que, de inmediato, ésta se multiplique con la idea del fin del mundo, las enfermedades en forma de maldiciones que nos devorarán o el exterminio de la humanidad en manera de sentencia bíblica. Hay que tomarlo con la distancia necesaria de la prudencia como principio.

Veamos, nuevamente la salud de todos nosotros se enfrenta a una mutación de la pandemia de estos días y Ómicron está siendo tratada de muchas maneras por la humanidad. Europa comienza a cerrar sus fronteras a diversos países y especialmente a Sudáfrica, (aunque Países Bajos habría detectado la nueva variante del virus antes que los sudafricanos).

Ante este escenario, Tedros Adhanom, Director General de la Organización Mundial de la Salud ha insistido en que hasta este momento “no hay motivos para el pánico”, lo cual contradice a diversas voces de alerta que muestran preocupación y que inevitablemente ha afectado a varias bolsas de Asia y Europa.

Mientras que el viejo continente aparece nuevamente, el fantasma de la reclusión de sus ciudades y de sus sociedades, en América Latina pareciera que no se aprendió la lección de inicios del 2020 y continúan relajándose los protocolos de sanidad.

Pareciera que en los últimos días se han formado dos bandos claramente identificados, por un lado el científico y por el otro político. En el primero destaca la rapidez en que se alertó a la OMS por parte de expertos de Botsuana y Sudáfrica acerca de las características de la mutación del virus conocido hoy como Ómicron y por el otro lado somos testigos de cómo los países han sido incapaces de entender y actuar ante dichos descubrimientos.

Sudáfrica hoy a diferencia de China de finales de 2020, vigiló y alertó a tiempo al mundo sobre las mutaciones del Covid-19 y la respuesta ha sido los cierres de fronteras, las restricciones de viaje y los bloqueos económicos de parte de cada vez más países a todo aquello que tenga que ver con esta nación.

A lo anterior agreguemos la falta de información y las actuaciones erróneas de parte de gobiernos temerosos y tenemos un coctel que amenaza con un cierre de año caótico.

¿Qué debemos hacer en México? Primero, informarnos adecuadamente para tomar mejores decisiones ante lo que debemos hacer en nuestro entorno personal, familiar y social. Luego, actuar maduramente respecto a nuestras fuentes de información y finalmente seguir cuidándonos, porque la nueva variante, está a horas de llegar.

Si algo nos ha dejado la pandemia de Covid-19 es la necesidad de, en temas de salud, escuchar a quienes saben, leer a los que escriben con las credenciales de la experiencia y especialmente a no invadirnos de temor y mucho menos de la ignorancia.

Sucede con frecuencia que los referentes de información para la mayoría de las personas, hoy en día, son las redes sociales y allí suele abundar de todo un poco: mentiras, conspiraciones, infinidad de negacionistas y lo que menos ocurre o se discute allí es la certeza o la realidad.

Basta una señal de alerta en las redes o un escándalo para que, de inmediato, ésta se multiplique con la idea del fin del mundo, las enfermedades en forma de maldiciones que nos devorarán o el exterminio de la humanidad en manera de sentencia bíblica. Hay que tomarlo con la distancia necesaria de la prudencia como principio.

Veamos, nuevamente la salud de todos nosotros se enfrenta a una mutación de la pandemia de estos días y Ómicron está siendo tratada de muchas maneras por la humanidad. Europa comienza a cerrar sus fronteras a diversos países y especialmente a Sudáfrica, (aunque Países Bajos habría detectado la nueva variante del virus antes que los sudafricanos).

Ante este escenario, Tedros Adhanom, Director General de la Organización Mundial de la Salud ha insistido en que hasta este momento “no hay motivos para el pánico”, lo cual contradice a diversas voces de alerta que muestran preocupación y que inevitablemente ha afectado a varias bolsas de Asia y Europa.

Mientras que el viejo continente aparece nuevamente, el fantasma de la reclusión de sus ciudades y de sus sociedades, en América Latina pareciera que no se aprendió la lección de inicios del 2020 y continúan relajándose los protocolos de sanidad.

Pareciera que en los últimos días se han formado dos bandos claramente identificados, por un lado el científico y por el otro político. En el primero destaca la rapidez en que se alertó a la OMS por parte de expertos de Botsuana y Sudáfrica acerca de las características de la mutación del virus conocido hoy como Ómicron y por el otro lado somos testigos de cómo los países han sido incapaces de entender y actuar ante dichos descubrimientos.

Sudáfrica hoy a diferencia de China de finales de 2020, vigiló y alertó a tiempo al mundo sobre las mutaciones del Covid-19 y la respuesta ha sido los cierres de fronteras, las restricciones de viaje y los bloqueos económicos de parte de cada vez más países a todo aquello que tenga que ver con esta nación.

A lo anterior agreguemos la falta de información y las actuaciones erróneas de parte de gobiernos temerosos y tenemos un coctel que amenaza con un cierre de año caótico.

¿Qué debemos hacer en México? Primero, informarnos adecuadamente para tomar mejores decisiones ante lo que debemos hacer en nuestro entorno personal, familiar y social. Luego, actuar maduramente respecto a nuestras fuentes de información y finalmente seguir cuidándonos, porque la nueva variante, está a horas de llegar.