El 2018 introdujo el mayor cambio de la historia reciente de México. En una manifestación del pueblo sin precedentes en las urnas electorales, se dio paso a la izquierda y, con ella, comenzó una nueva era en la que la consigna ha sido clara: el pueblo es primero.
A lo lago de más de dos años, se han concretado diversas acciones con el fin de garantizar, por encima de todo, el máximo bienestar para las y los mexicanos, respondiendo así a la confianza que fue depositada por millones de personas que, alentadas por el deseo de cambio y conscientes de la necesidad de una profunda transformación de nuestro país, se sumaron a proyecto de una nación verdaderamente diferente.
Hoy, el marco legislativo, las instituciones públicas, la política económica y cada una de las estrategias públicas se encuentran alineadas para que, por primera vez, se priorice a los grupos poblacionales más desfavorecidos.
Al ver hacia atrás y analizar los más de veinticuatro meses que han trascurrido, nos convencemos de que hay muchas razones para seguir por este camino: existe un firme combate a la corrupción, se ha separado el poder económico del poder político, se ha puesto en marcha la política social más amplia en la historia de México, se garantiza salud de calidad, se ha establecido el principio de paridad como uno de los pilares infranqueables y, por supuesto, se logró asegurar educación integral y con equidad, llegando incluso a aquellas poblaciones más apartadas a las cuales les fue negado el acceso a la educación por tanto tiempo.
Estas, entre otras razones, nos alientan a seguir y han sido desarrolladas en la obra del senador zacatecano Ricardo Monreal, 21 razones para el 21. Un libro que nos invita a debatir y deliberar sobre el avance y los retos a los que habremos de hacer frente, principalmente en la entidad que nos ha visto nacer: Zacatecas.
2021, será un año histórico, uno en el que la transformación seguirá consolidándose. Nuestro estado no será un espectador más, sino que se sumará a la renovación: priorizando a la niñez y la juventud, ejerciendo un gobierno sobrio y austero, fortaleciendo a los sectores primarios y, especialmente en estos tiempos, enfrentando con responsabilidad los retos que sigue dejando la pandemia.
Las y los zacatecanos debemos caminar en unidad, buscando que sea el pueblo el centro de las políticas públicas, generando una nueva manera de hacer política, una nueva ola que genere mejores resultados. Ya se avizora la nueva etapa de la vida pública de Zacatecas.
