/ domingo 5 de mayo de 2024

Crónica del poder / Hay hartazgo por los discursos ya muy gastados

La presencia de los candidatos presidenciales en escenarios como el de nuestro de Zacatecas, donde urge romper los círculos viciosos de la pobreza, del estancamiento económico, los rezagos turísticos y culturales, y de la amenazante violencia que reproduce ambientes de miedo e inseguridad, han de provocar se asuman decisiones, soluciones, ya no más promesas que nunca se cumplen ni esperanzas que jamás llegan. Por aquí han pasado Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz y el zacatecano Jorge Álvarez Máynez, y como siempre sexenio a sexenio, nada pasa como cambio de la triste realidad del retroceso y en cambio, sí dejan una estela de dudas, escepticismo y desconfianza.

El hartazgo por los discursos electoreros llega al clímax, porque el ejercicio gubernamental no genera las condiciones de justicia, bienestar, certidumbre, ni siquiera sucede lo que escrupulosamente la Constitución establece; los políticos ahora candidatos, otra vez van a cumplir ambición y obsesión por el poder, pero los reclamos, las demandas y urgencias de la sociedad y ciudadanos, otra vez quedarán reducidas a meras aspiraciones, sueños e ilusiones que no se concretan, las metas no se cumplen y se repite la misma historia de hace décadas, que los problemas graves de México y Zacatecas siguen siendo la inseguridad, injusticia, desempleo, la desigualdad y la pobreza.

Por todos los horizontes, regiones, distritos y municipios del estado, un ejército de candidatos y candidatas que se dicen incansables e imparables para enfrentar las urgencias y necesidades del pueblo, van dejando una estela ya sombría de compromisos, ya no de promesas engañosas, según pregonan. Son 12 los partidos políticos en la contienda, 7 con registro nacional y 5 estatales o locales, y todos son el colectivo partidista en crisis permanente o inacabada, un reiterado y redundante accionar de estructuras, plataformas, programas, proyectos y ofertas que no logran consolidar la auténtica representación popular que la gente merece como gobiernos y legisladores.

Que juntos hacemos historia, que son la fuerza y corazón por México, que la esperanza los une, que son la fuerza por Zacatecas y México, que viene lo nuevo, que siga la transformación, un todo impresionante y espectacular de cánticos, gritos y expresiones que ya no impactan, no bastan y menos convencen, porque no muestran fórmulas realistas, estrategias viables ni soluciones efectivas para enfrentar y superar los problemas que son severos, alarmantes y críticos, y que por esa ausencia o vacíos e incumplimientos, es que los ciudadanos no son motivados ante las urnas a ejercer el voto libre y directo o el sufragio efectivo, porque no encuentran la mejor opción, todos son la peor.

Las expectativas hacia el domingo 2 de junio no son muy alentadoras, todos son lo mismo que a diario se exhibe como campañas o jornadas promocionales del voto y de los candidatos, no porque no haya movilización ante las urnas en las casillas electorales, sino porque no hay atractivos como figuras, perfiles o programas y proyectos que comparar y porque son propuestas sin evolución. Por eso la urgencia de que los candidatos se acerquen a la juventud, hombres y mujeres ahora más informados, críticos y movilizados para su adentros personales o colectivos, y con veracidad, autenticidad, y plena responsabilidad, les respondan con hechos más que con dichos ya muy gastados.

La presencia de los candidatos presidenciales en escenarios como el de nuestro de Zacatecas, donde urge romper los círculos viciosos de la pobreza, del estancamiento económico, los rezagos turísticos y culturales, y de la amenazante violencia que reproduce ambientes de miedo e inseguridad, han de provocar se asuman decisiones, soluciones, ya no más promesas que nunca se cumplen ni esperanzas que jamás llegan. Por aquí han pasado Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruiz y el zacatecano Jorge Álvarez Máynez, y como siempre sexenio a sexenio, nada pasa como cambio de la triste realidad del retroceso y en cambio, sí dejan una estela de dudas, escepticismo y desconfianza.

El hartazgo por los discursos electoreros llega al clímax, porque el ejercicio gubernamental no genera las condiciones de justicia, bienestar, certidumbre, ni siquiera sucede lo que escrupulosamente la Constitución establece; los políticos ahora candidatos, otra vez van a cumplir ambición y obsesión por el poder, pero los reclamos, las demandas y urgencias de la sociedad y ciudadanos, otra vez quedarán reducidas a meras aspiraciones, sueños e ilusiones que no se concretan, las metas no se cumplen y se repite la misma historia de hace décadas, que los problemas graves de México y Zacatecas siguen siendo la inseguridad, injusticia, desempleo, la desigualdad y la pobreza.

Por todos los horizontes, regiones, distritos y municipios del estado, un ejército de candidatos y candidatas que se dicen incansables e imparables para enfrentar las urgencias y necesidades del pueblo, van dejando una estela ya sombría de compromisos, ya no de promesas engañosas, según pregonan. Son 12 los partidos políticos en la contienda, 7 con registro nacional y 5 estatales o locales, y todos son el colectivo partidista en crisis permanente o inacabada, un reiterado y redundante accionar de estructuras, plataformas, programas, proyectos y ofertas que no logran consolidar la auténtica representación popular que la gente merece como gobiernos y legisladores.

Que juntos hacemos historia, que son la fuerza y corazón por México, que la esperanza los une, que son la fuerza por Zacatecas y México, que viene lo nuevo, que siga la transformación, un todo impresionante y espectacular de cánticos, gritos y expresiones que ya no impactan, no bastan y menos convencen, porque no muestran fórmulas realistas, estrategias viables ni soluciones efectivas para enfrentar y superar los problemas que son severos, alarmantes y críticos, y que por esa ausencia o vacíos e incumplimientos, es que los ciudadanos no son motivados ante las urnas a ejercer el voto libre y directo o el sufragio efectivo, porque no encuentran la mejor opción, todos son la peor.

Las expectativas hacia el domingo 2 de junio no son muy alentadoras, todos son lo mismo que a diario se exhibe como campañas o jornadas promocionales del voto y de los candidatos, no porque no haya movilización ante las urnas en las casillas electorales, sino porque no hay atractivos como figuras, perfiles o programas y proyectos que comparar y porque son propuestas sin evolución. Por eso la urgencia de que los candidatos se acerquen a la juventud, hombres y mujeres ahora más informados, críticos y movilizados para su adentros personales o colectivos, y con veracidad, autenticidad, y plena responsabilidad, les respondan con hechos más que con dichos ya muy gastados.