La única explicación posible a la incongruencia social entre la virtud privada del ahorro y el vicio público del despilfarro que conduce necesariamente al desastre económico que a todos perjudica es una especie de esquizofrenia psicológica que permite amparar conductas responsables, adultas y moralmente irreprochables cuando se actúa individualmente y al tiempo conducirse políticamente de modo irresponsablemente adolescente.
Este curioso fenómeno de doble personalidad, que deben explicar los psicólogos, no se da por igual en todas las sociedades, solo en aquellas que deslumbradas por el señuelo de poder vivir del Estado prescindiendo de la responsabilidad individual de buscarse la vida, aún formadas literalmente por adultos –sólo ellos pueden votar- se comportan infantilmente al pensar y actuar políticamente