Esos años hace que fue publicada la “Humanae vitae”, 25 de Julio, la enseñanza del Papa en famosa y discutida Encíclica de Pablo VI, que recogía el estudio de una comisión creada ya por Juan XXIII.
Al publicar este estudio, el Papa Paulo VI, que será canonizado el próximo otoño, quien había informado que “el desarrollo de los pueblos es el nuevo nombre de la paz”, y que tuvo por foro el amplísimo escenario de la ONU, trató en este importante documento, dar respuesta a los nuevos interrogantes planteados por el crecimiento demográfico y a los progresos de la ciencia para regular racionalmente las leyes de la transmisión de la vida.
El amor conyugal-dice la encíclica- es un amor plenamente humano, es un amor total, un amor fiel y exclusivo hasta la muerte, ordenado por su propia naturaleza, a la procreación y a la educación de los hijos.
La licitud de algunos medios para la regulación de la natalidad se expresa así: “Es un error pensar que un acto conyugal hecho voluntariamente infecundo, y por eso intrínsecamente deshonesto, pueda ser cohonestado por el conjunto de una vida conyugal fecunda.
50 años y tal vez se ha olvidado ya, importante enseñanza.