/ lunes 27 de septiembre de 2021

El metodólogo del deporte │ Solo fui dueño de mi libertad

Creí haber encontrado todo en mi vida…en mi mundo, la naturaleza, los placeres, la compañía, la pobreza y el poder. Creía haber sido feliz, pues, sentía que lo tenía todo y casi todo a mi modo y a mi antojo…hoy me doy cuenta que todo era falsedad, y que todo esto nada fue, yo soy parte de todo esto, sí, soy la parte más pequeña de todo esto.

Yo no soy dueño de nada, ni mi vida es mía, menos el mundo en que vivo, sólo en cenizas me convertiré y mi vida poco a poco en recuerdos quedará y se olvidará, quedará mi cuerpo en cenizas por el rastro del camino.

El sol hace su tarea durante el día y ni su fuerte luz esplendorosa es de ella, el firmamento por las noches presume sus miles de estrellas y tampoco ninguna de ellas es de él.

El ancho y largo mar se enorgullece de tener dentro de las más grandes olas del mundo y las millones de especies de peces viviendo dentro de sus aguas y, tampoco el mar es dueño de ninguna ola y de ningún pez viviente.

Hoy sólo necesito volver a ser niño para encontrarme con mi inocencia sin conocer el ego, con el que hasta hoy viví, la envidia con la que veo las cosas hermosas de este mundo, sin conocer la vanidad para olvidarme de mi gran proeza de tener todo y así sentirme dueño de todo.

Necesito encontrarme con mi inocencia y sentarme a jugar y reír con ella. Necesito volver a ser niño para poder hacer de mí un gran hombre lleno de virtudes humanas y pensamientos sanos libres de pecado, y así mirar dentro de mí y saber que no soy dueño de nada, más sólo vivo el tiempo muy exacto para caminarlo y sentirlo no conociendo su final.

Nada es mío, ni mis pensamientos, pues, solo soy dueño de mis actos, tampoco soy dueño de mi felicidad solo de mis risas; no soy dueño de mis hijos, pues yo solo los crié, ya que su vida no les di…no soy dueño ni del aire que respiro ya que mis ojos nunca lo han visto ni lo conocerán.

Ese trayecto que me lleve a encontrarme con él, quien es el dueño de todo mi ser, si…aquel ser divino que ya me amaba desde antes de nacer y que puso en mí el primer soplo de mi vida dentro de mi corazón para ser quien soy y poder regresar a mi principio con mi alma limpia como la vez primera que pise este mundo.

¿Quién pudiera decirme a dónde va mi camino? ¿Por dónde fluyen mis días, mis horas y mis minutos vividos y por los que me quedan por vivir…? ¿Quién esta atrás de todo esto que me pueda ayudar? No creo sea el tiempo quien me lo dé a saber, ni creo que la naturaleza me lo diga… tan solo puede ser, quien me creo por amor a mí, solo el que me dio mi existir me lo puede pedir y no fue el tiempo ni el viento, ni el mar ni el firmamento.

Mi real verdad a mis preguntas las pondré a descansar en las manos amorosas de quien dio su vida por mi clavado en un madero junto a su Santa Madre, si, a ese ser omnipotente que creó el mar, quien le dio vida a los pajarillos, forma a los montes, luz al sol, vida a la naturaleza.

Hoy la respuesta está en mi corazón, quien en un canto de adoración le dice a Dios nuestro señor… yo creo en ti… espero en ti… y vivo por ti.


Creí haber encontrado todo en mi vida…en mi mundo, la naturaleza, los placeres, la compañía, la pobreza y el poder. Creía haber sido feliz, pues, sentía que lo tenía todo y casi todo a mi modo y a mi antojo…hoy me doy cuenta que todo era falsedad, y que todo esto nada fue, yo soy parte de todo esto, sí, soy la parte más pequeña de todo esto.

Yo no soy dueño de nada, ni mi vida es mía, menos el mundo en que vivo, sólo en cenizas me convertiré y mi vida poco a poco en recuerdos quedará y se olvidará, quedará mi cuerpo en cenizas por el rastro del camino.

El sol hace su tarea durante el día y ni su fuerte luz esplendorosa es de ella, el firmamento por las noches presume sus miles de estrellas y tampoco ninguna de ellas es de él.

El ancho y largo mar se enorgullece de tener dentro de las más grandes olas del mundo y las millones de especies de peces viviendo dentro de sus aguas y, tampoco el mar es dueño de ninguna ola y de ningún pez viviente.

Hoy sólo necesito volver a ser niño para encontrarme con mi inocencia sin conocer el ego, con el que hasta hoy viví, la envidia con la que veo las cosas hermosas de este mundo, sin conocer la vanidad para olvidarme de mi gran proeza de tener todo y así sentirme dueño de todo.

Necesito encontrarme con mi inocencia y sentarme a jugar y reír con ella. Necesito volver a ser niño para poder hacer de mí un gran hombre lleno de virtudes humanas y pensamientos sanos libres de pecado, y así mirar dentro de mí y saber que no soy dueño de nada, más sólo vivo el tiempo muy exacto para caminarlo y sentirlo no conociendo su final.

Nada es mío, ni mis pensamientos, pues, solo soy dueño de mis actos, tampoco soy dueño de mi felicidad solo de mis risas; no soy dueño de mis hijos, pues yo solo los crié, ya que su vida no les di…no soy dueño ni del aire que respiro ya que mis ojos nunca lo han visto ni lo conocerán.

Ese trayecto que me lleve a encontrarme con él, quien es el dueño de todo mi ser, si…aquel ser divino que ya me amaba desde antes de nacer y que puso en mí el primer soplo de mi vida dentro de mi corazón para ser quien soy y poder regresar a mi principio con mi alma limpia como la vez primera que pise este mundo.

¿Quién pudiera decirme a dónde va mi camino? ¿Por dónde fluyen mis días, mis horas y mis minutos vividos y por los que me quedan por vivir…? ¿Quién esta atrás de todo esto que me pueda ayudar? No creo sea el tiempo quien me lo dé a saber, ni creo que la naturaleza me lo diga… tan solo puede ser, quien me creo por amor a mí, solo el que me dio mi existir me lo puede pedir y no fue el tiempo ni el viento, ni el mar ni el firmamento.

Mi real verdad a mis preguntas las pondré a descansar en las manos amorosas de quien dio su vida por mi clavado en un madero junto a su Santa Madre, si, a ese ser omnipotente que creó el mar, quien le dio vida a los pajarillos, forma a los montes, luz al sol, vida a la naturaleza.

Hoy la respuesta está en mi corazón, quien en un canto de adoración le dice a Dios nuestro señor… yo creo en ti… espero en ti… y vivo por ti.