Dando por sentado que ni la ignorancia de los problemas ni su solución mágica sirven para nada, nos queda la reforma del sistema abordada paso a paso. Lo primero y más esencial que hay que abordar es el sistema electoral porque afronta y puede resolver al mismo tiempo los dos grandes problemas fundamentales: la gobernabilidad del Estado y la legitimación social de nuestra democracia. El proceso de reforma no sería difícil avanzar en poco tiempo en la buena dirección.
Desde la sociedad civil podemos y debemos instar a los partidos políticos a colocar en primera línea de su agenda la necesidad de un nuevo sistema electoral que encauce nuestro sistema democrático por una senda de legitimación social y utilidad pública que reconcilien a los ciudadanos con su sistema democrático.
En suma, que los problemas se agudizan cada sexenio y se agravan por la improvisación de una sociedad que se violenta a ser democrática sin serlo en su formalidad. Si viviéramos en un clima de democracia como estilo de vida social y madurez culturar, otros serían los resultados en el devenir histórico actual.