/ miércoles 20 de febrero de 2019

Más sobre nuevos impuestos

Afirmábamos que una de las consecuencias que ha traído el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio 2019 ha sido la notable disminución de las partidas que el gobierno nacional asignaba en el pasado a Estados y Municipios, es decir, que estas instancias locales iban a disponer de menos recursos para cumplir con su tarea de dotar a la población de obra pública, salud, educación, seguridad, vías de comunicación, etcétera. Y debido a ello ha surgido la estrategia de siempre: aumentar o crear nuevos impuestos o contribuciones locales que vengan a cubrir ese boquete financiero que se ha creado en el rubro de gasto público. Los tributos sobre los cuales se ha puesto el perspicaz ojo de las haciendas estatales o municipales han sido el Impuesto Predial, la Tenencia Vehicular, el Impuesto Sobre Adquisición de Inmuebles y ahora los llamados Impuestos Ecológicos.

El aumento o creación de nuevos impuestos locales sería lo deseable si los contribuyentes de este país no estuvieran en exceso recargados de tributos federales. Y concretamente me he referido reiteradamente al Impuesto Sobre la Renta (ISR) y el IVA, donde comparativamente hablando en México tenemos tasas y tarifas que nos hacen contribuir hasta veinte o treinta veces más que, por ejemplo, nuestros vecinos del norte, pues mientras aquí un profesionista que tiene ganancias anuales de un millón de pesos o más debe enterar a la hacienda federal el 51% (cincuenta y uno por ciento, leyó bien), de tales ingresos, en los Estados Unidos, una personas que gana diez millones de pesos o más en un año, sólo debe pagar el 37%. Por otro lado, consideremos adicionalmente que el impuesto al consumo (Impuesto al Valor Agregado, IVA, en México), es de un 16% casi generalizado, cuando en nuestro ejemplo, sólo se paga generalmente el 6%.

Si bien es cierto que en muchos Estados de la Unión Americana los propietarios de bienes inmuebles pagan entre el 1 y el 2% del valor comercial por concepto de impuesto a la propiedad, este desembolso se ve compensado por las relativas bajas tasas que se pagan por el impuesto al ingreso (Income Tax) y el impuesto al consumo, que como ya dijimos son en proporciones mucho muy bajas comparadas con las nuestras.

Y lo argumentado aquí sin considerar las tremendas distancias que nos separan en temas como la remuneración en el empleo, la facilidad para deducir gastos, la simplicidad del sistema tributario y, lo más importante y trascendente en estos temas: que los impuestos que pagan los vecinos se destinan efectivamente a su propio bienestar, pues el gobierno se los devuelve con buenas carreteras, inigualables autopistas, seguridad pública de buen nivel, calles sin baches, escuelas bien equipadas, hospitales con excelentes servicios, y todos aquéllos elementos que les dan la certeza que los dineros que sacan de sus peculios para entregarlos a las arcas públicas no van a caer a los bolsillos de un puñado de detentadores de los órganos estatales que los utilizan para su personal beneficio y satisfacción.

Por ello reitero que si se pretenden aumentar las contribuciones locales (Impuesto Predial, Tenencia de Vehículos, Adquisición de Inmuebles, etc.), necesariamente habrán de disminuirse, en las mismas proporciones, las tasas y porcentajes que pagamos por conceptos de impuestos federales tales como el ISR, el IVA, y algunos otros que ya de por si son ruinosos y excesivos, quedando pendiente, por supuesto, la buena utilización de los mismos para lo que fueron creadas las contribuciones: para que se gasten en beneficio del propio sujeto pasivo del impuesto.

Afirmábamos que una de las consecuencias que ha traído el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio 2019 ha sido la notable disminución de las partidas que el gobierno nacional asignaba en el pasado a Estados y Municipios, es decir, que estas instancias locales iban a disponer de menos recursos para cumplir con su tarea de dotar a la población de obra pública, salud, educación, seguridad, vías de comunicación, etcétera. Y debido a ello ha surgido la estrategia de siempre: aumentar o crear nuevos impuestos o contribuciones locales que vengan a cubrir ese boquete financiero que se ha creado en el rubro de gasto público. Los tributos sobre los cuales se ha puesto el perspicaz ojo de las haciendas estatales o municipales han sido el Impuesto Predial, la Tenencia Vehicular, el Impuesto Sobre Adquisición de Inmuebles y ahora los llamados Impuestos Ecológicos.

El aumento o creación de nuevos impuestos locales sería lo deseable si los contribuyentes de este país no estuvieran en exceso recargados de tributos federales. Y concretamente me he referido reiteradamente al Impuesto Sobre la Renta (ISR) y el IVA, donde comparativamente hablando en México tenemos tasas y tarifas que nos hacen contribuir hasta veinte o treinta veces más que, por ejemplo, nuestros vecinos del norte, pues mientras aquí un profesionista que tiene ganancias anuales de un millón de pesos o más debe enterar a la hacienda federal el 51% (cincuenta y uno por ciento, leyó bien), de tales ingresos, en los Estados Unidos, una personas que gana diez millones de pesos o más en un año, sólo debe pagar el 37%. Por otro lado, consideremos adicionalmente que el impuesto al consumo (Impuesto al Valor Agregado, IVA, en México), es de un 16% casi generalizado, cuando en nuestro ejemplo, sólo se paga generalmente el 6%.

Si bien es cierto que en muchos Estados de la Unión Americana los propietarios de bienes inmuebles pagan entre el 1 y el 2% del valor comercial por concepto de impuesto a la propiedad, este desembolso se ve compensado por las relativas bajas tasas que se pagan por el impuesto al ingreso (Income Tax) y el impuesto al consumo, que como ya dijimos son en proporciones mucho muy bajas comparadas con las nuestras.

Y lo argumentado aquí sin considerar las tremendas distancias que nos separan en temas como la remuneración en el empleo, la facilidad para deducir gastos, la simplicidad del sistema tributario y, lo más importante y trascendente en estos temas: que los impuestos que pagan los vecinos se destinan efectivamente a su propio bienestar, pues el gobierno se los devuelve con buenas carreteras, inigualables autopistas, seguridad pública de buen nivel, calles sin baches, escuelas bien equipadas, hospitales con excelentes servicios, y todos aquéllos elementos que les dan la certeza que los dineros que sacan de sus peculios para entregarlos a las arcas públicas no van a caer a los bolsillos de un puñado de detentadores de los órganos estatales que los utilizan para su personal beneficio y satisfacción.

Por ello reitero que si se pretenden aumentar las contribuciones locales (Impuesto Predial, Tenencia de Vehículos, Adquisición de Inmuebles, etc.), necesariamente habrán de disminuirse, en las mismas proporciones, las tasas y porcentajes que pagamos por conceptos de impuestos federales tales como el ISR, el IVA, y algunos otros que ya de por si son ruinosos y excesivos, quedando pendiente, por supuesto, la buena utilización de los mismos para lo que fueron creadas las contribuciones: para que se gasten en beneficio del propio sujeto pasivo del impuesto.