Etapa iniciada primero por las niñas,comprende un cambio fisiológico y psicológico, habría que recordar que la parte frontal del cerebro no está totalmente desarrollado. En este periodo está dejando su infancia y todavía no es adulto, existen varias alteraciones físicas, cognitivas y emocionales, la transición no es fácil para ellos ni para los padres.
Es deseable acompañar en este proceso al adolescente, conocerlos más, ya sea con la ayuda de un profesional en la materia o simplemente manteniéndose informados de cuáles serían sus expectativas de vida, que no necesariamente son las nuestras, creando un vínculo de comunicación continua.
Al obtener un juicio del joven basado en la realidad, se puede identificar su personalidad observando cualidades, rasgos físicos, sociales, culturales, espirituales que muestran el estilo propio y manera de ser en su comportamiento cotidiano, con sus características individuales como carácter, actitudes y aptitudes.
Para que los padres puedan servir de guía, es importante establecer una conversación serena para escuchar lo que piensa, siente y quiere. Aún cuando sean hermanos, todos son únicos y diferentes.
Generalmente en este lapso de crecimiento, empiezan a des-idealizar a los padres, desafiando la autoridad, ponen en duda la moral y creencias familiares, tienen alteraciones de conducta, algunas veces antisocial, siendo agresivos, irritables y escasa concentración, con preferencia a los amigos en grupo, algunos sin capacidad de integración por inseguridad.
Identificar su perfil requiere tiempo y una presencia cercana para evaluar el temperamento, ver como está conformándose la madurez emocional y así pensar cuáles decisiones se deberán realizar con amorosa autoridad (sin autoritarismo porque generaría miedo), estableciendo normas de convivencia respetuosa que permitan diálogos constructivos.
Acompañar al adolescente significa un apoyo y orientación para que desarrolle su identidad personal, enseñándolo a ser autónomo, independiente con valores para que aprenda el autocontrol, manejando sus límites que inicialmente deben ser impartidos por los padres, sin temor a perder su cariño, porque así sentirán que son queridos y protegidos, aún con su resistencia, propia de la edad. Es importante recordar que no somos cuates o amigos a su nivel, los padres son orientadores y aliados incondicionales.
Educar en la tolerancia y pequeñas dosis de frustración, aceptar, sin racismo, discriminación ni prejuicios hacia las personas que los rodean del ambiente escolar o social, crecerán viviendo en respeto mutuo y armonía.
La disciplina bien entendida evita conflictos posteriores, porque la mayoría decide formar parte de un grupo eligiendo a un líder que les da confianza pudiendo caer en algún vicio que dañe su salud por ser influenciables.
Sería conveniente conocer a sus amigos, establecer límites de horarios, evitar frases agresivas, controlando la tensión cuando transgredan las normas, haciéndolos reflexionar posteriormente con firmeza y seguridad, sin manipulación.
Es aprender a negociar, propiciando pensamientos reforzadores como hacer que se visualicen al futuro, porque hay errores insulsos y otros los desviarán definitivamente de llegar al objetivo, haciéndose muy importante su auto-exigencia en un comportamiento ético para lograr la felicidad y aspiraciones.