/ lunes 24 de junio de 2019

El nombre propio

Es difícil seleccionar el nombre, ya que definirá a una persona para distinguirlo, ser identificado y reconocido, adquiere una importancia psicosocial porque afectará todos los aspectos de su vida. Los nombres expresan una peculiaridad de acuerdo a la época, los cuales pueden contener diversos estilos.

Desde una perspectiva psicológica se considera que existe una influencia del nombre y una subjetividad individual relacionada con la historia familiar.

La persona se verá obligada a usarlo, aun cuando después solamente pueda ser cambiado por una causa jurídicamente valida.

En las diferentes culturas antiguamente, su elección estaba relacionada por los atributos o apariencia que veían en sus hijos, basados en una esperanza: “Águila blanca”, “Agua tranquila” o de acuerdo a la hora en que habían nacido como “Aurora”.

El objetivo era y sigue siendo crear un nombre único que proporcione un significado de inteligencia y una personalidad agradablemente diferente, también por ideas y creencias de acuerdo a tradiciones familiares, son nombrados como sus ascendentes o progenitores.

Asimismo existe una gran variedad; desde el punto de vista religioso, con reflexiones cristianas, cuando les adjudicaban nombres paganos, se les anteponía María o Jesús.

El proceso en diferentes épocas se realizó como fuente de inspiración personal, consensuada con familiares o amigos. Para tener la oportunidad de crear una imagen propia a diferencia de los más comunes; sin embargo, algunos se seleccionan adecuadamente, mientras otros son exóticos o raros, aun cuando tienen exclusividad, pudieran generar presión y desventajas.

Hay guías para seleccionar, con significaciones de genealogía judía, griega, española, e italiana, adicionalmente se tiene una gran influencia social norteamericana, agregando “th” como Martha o en terminación “am” como Miriam, se usan por simpatía a los rusos Alexander o Vladimir, o cuando se mostraba reconocimiento a un héroe y a dirigentes revolucionarios con carisma como Fidel. Después se incluyeron los que se escriben o pronuncian con Y, como Yessica.

Posteriormente empiezan los compuestos o de artistas de novela para transmitir belleza o inteligencia como modelo y ser incorporado en su identidad. También las familias que nombran a sus hijos empezando con la misma letra o sílaba es una idea de etiquetar e imprimir ciertas características, como un sello particular.

El nombre es un elemento distintivo, un vínculo afectivo con significado para el que lo propuso, denotando algunas cualidades en las personas. La elección se torna difícil por los efectos y consecuencias que tendría a largo plazo, genera presión al pensar que sea exclusivo, original o inusual, para individualizarlo con pronunciación diferente, tratando de establecer una identidad personal, pueden afectar el ánimo, las emociones e interacción social.

La autodefinición genera en algunas personas “categoría” con una identidad propia, cuando su nombre es único y no heredado de sus antepasados o padres al estar fuera del círculo familiar.

Su importancia en la elección es beneficiosa con ventajas o no, porque cuando el niño crece y comprende su significado podría ampliar su seguridad, confianza y autoestima. En caso contrario establece un vínculo con una carga afectiva.

Es importante asignar un nombre que exprese orgullo, reconocimiento, aceptación o que lo podamos asociar con alguna significación relevante.

Es difícil seleccionar el nombre, ya que definirá a una persona para distinguirlo, ser identificado y reconocido, adquiere una importancia psicosocial porque afectará todos los aspectos de su vida. Los nombres expresan una peculiaridad de acuerdo a la época, los cuales pueden contener diversos estilos.

Desde una perspectiva psicológica se considera que existe una influencia del nombre y una subjetividad individual relacionada con la historia familiar.

La persona se verá obligada a usarlo, aun cuando después solamente pueda ser cambiado por una causa jurídicamente valida.

En las diferentes culturas antiguamente, su elección estaba relacionada por los atributos o apariencia que veían en sus hijos, basados en una esperanza: “Águila blanca”, “Agua tranquila” o de acuerdo a la hora en que habían nacido como “Aurora”.

El objetivo era y sigue siendo crear un nombre único que proporcione un significado de inteligencia y una personalidad agradablemente diferente, también por ideas y creencias de acuerdo a tradiciones familiares, son nombrados como sus ascendentes o progenitores.

Asimismo existe una gran variedad; desde el punto de vista religioso, con reflexiones cristianas, cuando les adjudicaban nombres paganos, se les anteponía María o Jesús.

El proceso en diferentes épocas se realizó como fuente de inspiración personal, consensuada con familiares o amigos. Para tener la oportunidad de crear una imagen propia a diferencia de los más comunes; sin embargo, algunos se seleccionan adecuadamente, mientras otros son exóticos o raros, aun cuando tienen exclusividad, pudieran generar presión y desventajas.

Hay guías para seleccionar, con significaciones de genealogía judía, griega, española, e italiana, adicionalmente se tiene una gran influencia social norteamericana, agregando “th” como Martha o en terminación “am” como Miriam, se usan por simpatía a los rusos Alexander o Vladimir, o cuando se mostraba reconocimiento a un héroe y a dirigentes revolucionarios con carisma como Fidel. Después se incluyeron los que se escriben o pronuncian con Y, como Yessica.

Posteriormente empiezan los compuestos o de artistas de novela para transmitir belleza o inteligencia como modelo y ser incorporado en su identidad. También las familias que nombran a sus hijos empezando con la misma letra o sílaba es una idea de etiquetar e imprimir ciertas características, como un sello particular.

El nombre es un elemento distintivo, un vínculo afectivo con significado para el que lo propuso, denotando algunas cualidades en las personas. La elección se torna difícil por los efectos y consecuencias que tendría a largo plazo, genera presión al pensar que sea exclusivo, original o inusual, para individualizarlo con pronunciación diferente, tratando de establecer una identidad personal, pueden afectar el ánimo, las emociones e interacción social.

La autodefinición genera en algunas personas “categoría” con una identidad propia, cuando su nombre es único y no heredado de sus antepasados o padres al estar fuera del círculo familiar.

Su importancia en la elección es beneficiosa con ventajas o no, porque cuando el niño crece y comprende su significado podría ampliar su seguridad, confianza y autoestima. En caso contrario establece un vínculo con una carga afectiva.

Es importante asignar un nombre que exprese orgullo, reconocimiento, aceptación o que lo podamos asociar con alguna significación relevante.

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