El primer castigo es no ser absuelto por el tribunal de tu conciencia…Juvenal
El voto no reflexionado, otorgado como un acto de fe o idolatría es uno de los ingredientes con el que se confeccionan los maximatos, como el de Plutarco Elías Calles y las dictaduras, como la de Adolf Hitler. Así es como el PRI ha sobrevivido en el poder tantos y tantos años, y es también de esta forma como se convirtió en el titular indiscutible de la “dictablanda” mexicana.
He hecho pública mi decisión de votar por el candidato presidencial de Morena, pero siento como mi obligación aclarar que lo haré siguiendo un mecanismo estricto de eliminación. Sufragar de forma acrítica conduce, según mi criterio a dos posibles destinos: el desencanto o la justificación automática de cualquier acto de gobierno por nocivo que éste sea.
Las dinastías de políticos que permanentemente asidas como rémoras al poder político y sus jugosos productos económicos, fueron un signo del decadente PRI. Contra ello votaremos quienes aspiramos a un cambio verdadero, a una reorientación de las políticas públicas que se refleje en bienestar general. Por desgracia, vemos el surgimiento de nuevas dinastías al abrigo del auge morenista, dos por lo menos en Zacatecas: Monreal y Mejía.
Nada cambiará si los mexicanos todos no cambiamos, porque no son extraterrestres los integrantes de la clase política, son ciudadanos mexicanos, como usted y como yo.
Era costumbre de los candidatos tricolores montarse en todo acto público, de cualquier índole, con el fin de promover sus expectativas electorales. Ya no nos extrañaba del PRI, sabíamos que la ética estaba ausente de su ADN.
Este pasado domingo 20, durante un torneo de Taekwondo, tres candidatos de Morena se hicieron presentes para promoverse colocando medallas deportivas a los participantes, imitando lo peor de la tradición patrimonialista tricolor. Puede tratarse de un error producto de la inexperiencia política, me gustaría que así fuera. Y en tal caso, hago un llamado tan respetuoso como enérgico a no sucumbir a la tentación de hacer a un lado los principios.
En un combate de Taekwondo, un Gamyeon es una conducta incorrecta, que se castiga abonando un punto al oponente del infractor. La voz ¡chonggamyeon! indica la penalización de un punto en contra del competidor de peto azul, mientras que ¡honggamyeon! hace lo propio con el de peto rojo. Luego de la amonestación, el juez central conmina al culpable a corregir su conducta y a comportarse con el respetuoso espíritu deportivo que de él o ella se espera
Así que, en mi papel de juez ciudadano del actuar político, exclamo ¡Morena gamyeon! Y acto seguido exijo de los abanderados de la alternancia a no cambiar la corrupción de manos. Se espera de ellos mucho más.