Es importante conocer qué o quiénes determinan nuestra actitud, cómo hacen variar nuestras acciones y comportamiento, casi siempre es imperceptible, pero de efectos visibles con el tiempo, haciéndose necesario conocer e incrementar las opciones de mejorar continuamente.
El vocablo proviene del latín “influere”, indicando como una cosa influye a otra. Al recibir esta información se producen cambios en las circunstancias que ayudan o perjudican.
Desde su nacimiento, el ser humano está influido por la gente, el ámbito en el que se desarrolla y crece, provocando impactos tanto en su personalidad como en la creación de hábitos.
Al estar consciente de esta injerencia, se puede valorar el impacto que nos producen, para tratar de evitar lo que afecte negativamente, requiriendo algunas modificaciones convenientes; es posible hacerlo, aunque parezca difícil sustituir a familiares o personas cercanas de nuestro círculo social, se aumentan las posibilidades de crecimiento que influyan positivamente o no en la mente, encontrando una estabilidad emocional, cuando tratamos de vivir con tranquilidad.
Todos reciben información del exterior provocando que con el tiempo se acumule, teniendo consecuencias de desventajas para su éxito individual. Por consiguiente, se debería tener cuidado en analizar y seleccionar los mensajes recibidos, por medio de los medios de comunicación, así como de lecturas e ideas, obteniendo una personalidad propia, esperando eludir lo que afecte de forma negativa. Por consiguiente, si todo nos influye, podemos seleccionar a la gente o lugar que nos inspire paz y armonía.
Hay influencias sutiles de lo que nos rodea, pero al detectarlas se elegirá o no continuar con su cercanía, considerando que es bidireccional, porque al recibir o dar se gana o se pierde la individualidad en una forma que podría ser benéfica o perjudicial.
Para reforzarnos, se debe observar detenidamente el entorno si es inspirador o inquietante, eligiendo aprovechar las influencias externas positivas, al pensar cómo se desea vivir, imaginando opciones de sentirse mejor, esto incluye a la familia, amigos, creencias, religión, valores, tradiciones y poder suprimir lo que sea desmotivador, incómodo o molesto.
Cuando se valora más el entorno físico, es decir nuestra casa, trabajo, escuela, se define donde queremos estar, debido a que todo influye, observemos si en ese contexto es lo que deseamos. De lo contrario, hay que modificarlo con variaciones precisas, aprendiendo a decidir con nuevas ideas, desechar creencias inútiles, compañías tóxicas, creando espacios que nos motiven para alcanzar una mayor estabilidad.
Se puede iniciar cuidando la mente al seleccionar de qué personas nos queremos rodear en el círculo familiar o social, dónde nos queremos desarrollar y ajustar nuestras necesidades a las ambiciones propias que causen satisfacciones al decidir qué o quiénes formarían parte de nuestra vida, que sean impulsadores.
Al meditar en silencio, se vislumbran decisiones más objetivas para saber cuáles influencias serán permitidas, logrando un equilibrio y superación.