/ jueves 21 de enero de 2021

La puerta de Jano │ Gambito de Dama

Hace unos meses, resignada a pasar mis días entre los muros de mi hogar al lado de mi mascota, recibí la invitación de una de mis hermanas para ver un lanzamiento llamado “Gambito de Dama”. No muy confiada en sus gustos me resistí unos días a dar click sobre la conocida figura (por sus protagónicos en películas de terror): Anya Taylor-Joy. Lo primero que llamó mi atención fue la magnífica ambientación de los años 50 del siglo pasado: el empleo del color, los escenarios naturales e interiores, así como el vestuario y maquillaje de los actores; los recursos cinematográficos y el impecable guion que te tiene en vilo toda la serie.

Todo esto me recordó mis incipientes clases de ajedrez hace algunos años y me hizo pensar en los momentos actuales que nos preparamos para vivir en Zacatecas con unas elecciones universitarias en puerta que llevan un retraso de nueve meses, pero también con unas macro elecciones a nivel de la gubernatura que mostrarán el rumbo de la política para los futuros seis años.

Si todo esto se lograra ver desde arriba como en un tablero de ajedrez, podríamos localizar en ese escenario quiénes fueron durante los años pasados los insignificantes peones que sostuvieron el trabajo de talacha; todos aquellos que soportaron el gran aparato resguardando a los alfiles, a los caballos y a las torres; con mayor razón al rey y a la reina que hábilmente se movió de lado a lado padeciendo todas las presiones del gobierno federal, dando pasos adelante y reculando a veces siempre pensando en salvaguardar al más viejo del equipo: la universidad. La gran maquinaria universitaria, mal que bien, se movilizó a razón de las exigencias de las políticas nacionales que quisieron deslindarse de toda responsabilidad presionando para que los débiles apuntalamientos universitarios temblaran una y otra vez con cierre de escuelas, apertura de otras, ampliación de matrículas, relevo de profesores, exigencias de algunos y – por qué no decirlo- chantaje de muchos.

Es así como ahora se presenta este nuevo escenario que se vivirá en dos semanas. Es un tablero donde aparentemente hay muchas piezas comidas, pero lo que no sabemos es el juego que nos tiene guardado la tecnología. Curiosamente dicen: Homo homini lupus, pero ahora la tecnología es el lobo del hombre. Nos observa desde su gran maquinaria y a veces permitirá el registro de candidatos y votantes…otras no.

Las torres están condicionadas a moverse solo de lado; no hay manera de avanzar sin ser devoradas por un pequeño peón. El alfil puede quedar encerrado entre dos corrientes. Todos tendrán que apostarle al caballo para saltar los obstáculos que se puedan presentar; pero si los ingenuos peones han llegado hasta adelante ya no tendrán manera de echarse atrás. Es muy emocionante ver todo desde arriba, como Beth Harmon lo hacía antes de dormir. Y si no, prueben a hacerlo, pero tengan cuidado de no tomar muchas cápsulas verdes y quedar inconscientes, porque para lo que nos espera: hay que estar bien despiertos.

Hace unos meses, resignada a pasar mis días entre los muros de mi hogar al lado de mi mascota, recibí la invitación de una de mis hermanas para ver un lanzamiento llamado “Gambito de Dama”. No muy confiada en sus gustos me resistí unos días a dar click sobre la conocida figura (por sus protagónicos en películas de terror): Anya Taylor-Joy. Lo primero que llamó mi atención fue la magnífica ambientación de los años 50 del siglo pasado: el empleo del color, los escenarios naturales e interiores, así como el vestuario y maquillaje de los actores; los recursos cinematográficos y el impecable guion que te tiene en vilo toda la serie.

Todo esto me recordó mis incipientes clases de ajedrez hace algunos años y me hizo pensar en los momentos actuales que nos preparamos para vivir en Zacatecas con unas elecciones universitarias en puerta que llevan un retraso de nueve meses, pero también con unas macro elecciones a nivel de la gubernatura que mostrarán el rumbo de la política para los futuros seis años.

Si todo esto se lograra ver desde arriba como en un tablero de ajedrez, podríamos localizar en ese escenario quiénes fueron durante los años pasados los insignificantes peones que sostuvieron el trabajo de talacha; todos aquellos que soportaron el gran aparato resguardando a los alfiles, a los caballos y a las torres; con mayor razón al rey y a la reina que hábilmente se movió de lado a lado padeciendo todas las presiones del gobierno federal, dando pasos adelante y reculando a veces siempre pensando en salvaguardar al más viejo del equipo: la universidad. La gran maquinaria universitaria, mal que bien, se movilizó a razón de las exigencias de las políticas nacionales que quisieron deslindarse de toda responsabilidad presionando para que los débiles apuntalamientos universitarios temblaran una y otra vez con cierre de escuelas, apertura de otras, ampliación de matrículas, relevo de profesores, exigencias de algunos y – por qué no decirlo- chantaje de muchos.

Es así como ahora se presenta este nuevo escenario que se vivirá en dos semanas. Es un tablero donde aparentemente hay muchas piezas comidas, pero lo que no sabemos es el juego que nos tiene guardado la tecnología. Curiosamente dicen: Homo homini lupus, pero ahora la tecnología es el lobo del hombre. Nos observa desde su gran maquinaria y a veces permitirá el registro de candidatos y votantes…otras no.

Las torres están condicionadas a moverse solo de lado; no hay manera de avanzar sin ser devoradas por un pequeño peón. El alfil puede quedar encerrado entre dos corrientes. Todos tendrán que apostarle al caballo para saltar los obstáculos que se puedan presentar; pero si los ingenuos peones han llegado hasta adelante ya no tendrán manera de echarse atrás. Es muy emocionante ver todo desde arriba, como Beth Harmon lo hacía antes de dormir. Y si no, prueben a hacerlo, pero tengan cuidado de no tomar muchas cápsulas verdes y quedar inconscientes, porque para lo que nos espera: hay que estar bien despiertos.