/ jueves 18 de febrero de 2021

La puerta de Jano | Cuando el río suena …

Hace algunos meses les hablé de las reformas atroces que esperaban a los investigadores de México, a los estudiantes de posgrados y a todos aquellos que de una u otra manera fueron y han sido beneficiados gracias a unas políticas sólidas de carácter social que fueron emprendidas y pensadas por un organismo nacional desde hace mucho tiempo. Este organismo respondía a políticas internacionales donde también se vislumbró un estímulo significativo para las universidades públicas y privadas, así como alicientes para el desarrollo de la ciencia, las artes, las humanidades y la tecnología. Pues bueno, ese proyecto consolidado para dirimir las carencias de los profesores, de las escuelas públicas y privadas, de la ciencia en México, de los programas sociales, amenaza con caer como en juego de naipes porque hay alguien muy enojado con la excelencia académica, con los logros universitarios y con la idea de producir de manera intelectual porque no sabe lo que es pensar, discernir, investigar, producir conocimiento. Simplemente ese paradigma no entra en su cabeza, quizás porque nunca leyó a ningún filósofo, supone que la penicilina se descubrió sola, ignora por completo los efectos del arte en el individuo y en la sociedad, de la música; la potencialidad de la química, de la hermenéutica…bueno, ¿“paqué” le sigo? lo pondría en un predicamento al desconocer mi vocabulario.

Durante más de 21 años he acumulado todo tipo de carpetas, grandes, gordas, altas y medianas. He pagado de mi bolsillo auxiliares y técnicos que me han ayudado a organizar mis puntitis anuales; me refiero a la organización de las constancias cosechadas con mi trabajo, con horas de estudio, con largas madrugadas, con fines de semana frente a los libros y a la computadora, vacaciones empleadas en terminar un libro, un artículo, una pequeña publicación; todo para poder lograr lo que me queda a deber la Secretaría de Educación Pública por considerar que los estudios en México no son de carácter prioritario.

El anunciado filtro de información, salido de la oficina situada en una conocida avenida Insurgentes de la ciudad de México amenaza con redirigir las políticas de reconocimiento académico. Imagino un escenario en que el grupo de 33 mil miembros que viven de sus trabajos serán perseguidos …justamente debido a eso.

Avizoro no solo un escenario de fuga de cerebros huyendo de nuestro país, sino la diáspora de estudiantes inteligentes hacinados en las bolsas de trabajo donde no encontrarán cabida y pasarán a formar parte de la pauperización ya de por sí acendrada en nuestra patria. Más consignas en vías de destruir las iniciativas de investigadores, adiestrar el conocimiento para suplir las deficiencias del sistema, forzar al investigador a salir de su zona de libre creatividad para orillarlo a refuncionalizar su cerebro, su libre albedrío, sus habilidades, sus fortalezas, sus peculiaridades como ser individual y productivo. Estas y muchas más barbaridades en un periodo que intimida, chantajea y violenta la capacidad de la libertad humana. Es en verdad algo grave para denunciarlo como un crimen a la humanidad, ¿o no?

Hace algunos meses les hablé de las reformas atroces que esperaban a los investigadores de México, a los estudiantes de posgrados y a todos aquellos que de una u otra manera fueron y han sido beneficiados gracias a unas políticas sólidas de carácter social que fueron emprendidas y pensadas por un organismo nacional desde hace mucho tiempo. Este organismo respondía a políticas internacionales donde también se vislumbró un estímulo significativo para las universidades públicas y privadas, así como alicientes para el desarrollo de la ciencia, las artes, las humanidades y la tecnología. Pues bueno, ese proyecto consolidado para dirimir las carencias de los profesores, de las escuelas públicas y privadas, de la ciencia en México, de los programas sociales, amenaza con caer como en juego de naipes porque hay alguien muy enojado con la excelencia académica, con los logros universitarios y con la idea de producir de manera intelectual porque no sabe lo que es pensar, discernir, investigar, producir conocimiento. Simplemente ese paradigma no entra en su cabeza, quizás porque nunca leyó a ningún filósofo, supone que la penicilina se descubrió sola, ignora por completo los efectos del arte en el individuo y en la sociedad, de la música; la potencialidad de la química, de la hermenéutica…bueno, ¿“paqué” le sigo? lo pondría en un predicamento al desconocer mi vocabulario.

Durante más de 21 años he acumulado todo tipo de carpetas, grandes, gordas, altas y medianas. He pagado de mi bolsillo auxiliares y técnicos que me han ayudado a organizar mis puntitis anuales; me refiero a la organización de las constancias cosechadas con mi trabajo, con horas de estudio, con largas madrugadas, con fines de semana frente a los libros y a la computadora, vacaciones empleadas en terminar un libro, un artículo, una pequeña publicación; todo para poder lograr lo que me queda a deber la Secretaría de Educación Pública por considerar que los estudios en México no son de carácter prioritario.

El anunciado filtro de información, salido de la oficina situada en una conocida avenida Insurgentes de la ciudad de México amenaza con redirigir las políticas de reconocimiento académico. Imagino un escenario en que el grupo de 33 mil miembros que viven de sus trabajos serán perseguidos …justamente debido a eso.

Avizoro no solo un escenario de fuga de cerebros huyendo de nuestro país, sino la diáspora de estudiantes inteligentes hacinados en las bolsas de trabajo donde no encontrarán cabida y pasarán a formar parte de la pauperización ya de por sí acendrada en nuestra patria. Más consignas en vías de destruir las iniciativas de investigadores, adiestrar el conocimiento para suplir las deficiencias del sistema, forzar al investigador a salir de su zona de libre creatividad para orillarlo a refuncionalizar su cerebro, su libre albedrío, sus habilidades, sus fortalezas, sus peculiaridades como ser individual y productivo. Estas y muchas más barbaridades en un periodo que intimida, chantajea y violenta la capacidad de la libertad humana. Es en verdad algo grave para denunciarlo como un crimen a la humanidad, ¿o no?