El patrimonio de los pueblos siempre ha estado sujeto a devastaciones, desastres naturales, incuria humana y deterioro por el tiempo, además de la exposición continua a condiciones climáticas. De una forma u otra el ser humano ha asumido una actitud resiliente para sobreponerse a la catástrofe, ya sea de carácter humano o natural.
El arte, la cultura y el patrimonio son vetas mediante las cuales se puede potenciar, reenfocar y conducir el desarrollo de los pueblos, la cultura de bienestar, la inclusión social desde una perspectiva de responsable y con un enfoque ambientalista.
En Zacatecas y sus zonas colindantes se padece de graves problemas ambientales debido a la extracción minera. Son los casos de Salaverna en Mazapil, Fresnillo y Plateros (Fresnillo); Real de Ángeles (en Noria de Ángeles), la Zacatecana (en Guadalupe), Noria de San Pantaleón y San Martín (en Sombrerete), Vetagrande y Sauceda de la Borda (en Vetagrande), Pánuco y San Antonio del Ciprés (en Pánuco) y Milpillas (en Genaro Codina), entre otros.
Todos estos pueblos, históricamente, han sido sujetos de extracción de sus entrañas y con ello el deterioro de su superficie que está en contacto con la naturaleza, la fauna y el hombre. La extracción no afecta sólo a la zona circundante, sino que presenta un desafío de detección de los cinturones donde hay extracción, a donde van los residuos y desperdicios como el caso de la Zacatecana, desde la cual se dirigen todos sus deshechos al valle más abajo, a la zona de riego del municipio de Tacoaleche. Por la carretera a Vetagrande existen hales que se deslavan y se dirigen hacia varias localidades del municipio de Morelos. Las minas ubicadas entre Pánuco y Vetagrande miran hacia Morelos, donde existe irrigación de pozos hacia los sembradíos. La minera de Proaño en Fresnillo, en sus diferentes niveles y Noria de San Pantaleón trabaja con grandes cantidades de dinamita, cuyas explosiones afectan el patrimonio arquitectónico tanto de esta ciudad, como la vecina Plateros y el pequeño casco urbano de la Noria de San Pantaleón. Otro caso es el pueblo de Mazapil y el de Cedros, los cuales están permanente cubiertos de un manto de polvo blanco originado de la mina de plata a cielo abierto en Peñasquito, mismo que perjudica la salud de sus moradores y deteriora por sus numerosos minerales agresivos el patrimonio arquitectónico de ambas localidades. Igualmente hay consecuencias aún no aclaradas a causa del mercurio de las haciendas de minas en el municipio de Genaro Codina y de los yacimientos de este peligroso metal en los yacimientos de Nuevo Mercurio (Mazapil) y sus alrededores.
En el caso de Calera - la más grande fábrica de cerveza de América Latina – durante en el transcurso de los años desde su fundación ha tenido que cavar pozos de hasta 1,300 metros de profundidad.
Estos datos, sin duda, son focos de atención sobre los que deberían tomar cartas en el asunto las autoridades para comenzar a resolver, no solo sus consecuencias, sino las causas de origen de manera responsable.
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