En la infancia todos sabemos decir no, cuando nos ofrecen alguna cosa que en ese momento no es apetecible o necesaria y es usada como mecanismo de defensa, que de manera espontanea se hace sin pensar que la reacción pudiera incomodar u ofender a los demás, de forma cotidiana.
Posteriormente en la medida que se toma consciencia de nuestros actos, negarnos a hacer o decir algo con lo que no estamos de acuerdo se torna más difícil de realizar. Entonces rechazamos una idea, encomienda y hasta un ofrecimiento laboral, porque cuesta trabajo, pudiendo ser objetivos y racionales para negarnos a aceptarlo, en muchas ocasiones decimos sí, pensando en que podríamos herir los sentimientos de las personas por incomodarlos.
Es difícil aprender a decir no, al pensar que pareceremos ser desinteresados, aún cuando existan razones importantes económicas, sociales o por considerar que se pueden enfadar, pudiendo perder su amistad o la pertenencia a un grupo.
Los riesgos siempre existirán siempre que no haya una afinidad y buen entendimiento con otras personas al no coincidir en algún acuerdo. Las decisiones afectan aunque sea mínimamente la relación por defender los intereses propios, deberán hacerse con un buen control de impulsos cuidando el lenguaje corporal o gestos de desagrado, es conocer mis necesidades y con prudencia establecer las prioridades.
Para ser objetivamente responsables con si mismos, sin sentir culpa, iniciando por analizar nuestras emociones, por qué decimos “sí” cuando estamos queriendo decir no quiero o no puedo, nos causa conflicto decir una excusa honesta y amable.
La comunicación asertiva permite compartir opiniones, gustos, decisiones, haciéndonos respetar y respetando a los demás, reduciendo el estrés en ambas partes, ser responsables al establecer nuestros propios límites. El tomar esta postura sin sentirse culpables, aumenta la autoestima y mejora la convivencia.
Al ser positivos y sinceros con nosotros mismos, no necesariamente implica tener desavenencias graves o posteriores con la gente con quien nos estamos relacionando. Aunque es conveniente saber que agradar a todos sería imposible, es importante conocer si se trata de una manipulación premeditada, o tal vez recibir hostigamiento por parte de personas cercanas o queridas.
Buscar la manera de decir lo que sentimos, reconforta, propicia alegría y satisfacción, sin preocupaciones, es confiar en que estos retos son comunes en la vida diaria, se liberan tensiones, al hacer un juicio previo de lo que efectivamente se requiere.
Se pueden desarrollar habilidades y estrategias para lograr una buena comunicación sin prepotencia, descalificar o dudar, con firmeza, transmitiendo la decisión, esperando encontrar una respuesta empática, peroaún cuando sea diferente a lo que se espera, es conveniente sostenerse comprendiendo su reacción.
Reaprender a decir no puede ser vital, o solamente para reflexionar o tomar un tiempo para sí mismo, sin buscar razones reales o imaginarias.