/ viernes 19 de junio de 2020

La puerta de Jano │Resiliencia y Patrimonio Cultural I

El 19 de septiembre de 2019 nuestro país tuvo un deja vu como el del año 1985 donde a las pérdidas humanas se sumaron grandes pérdidas del patrimonio construido en toda la ciudad de México y lugares circunvecinos. Entonces se puso de moda el concepto resiliencia que no es más que la capacidad de sobreponerse a un desastre, desgracia o desavenencia. Entonces, con mi grupo de investigación, nos dimos a la tarea de construir un proyecto para cátedras Conacyt que, por cierto, fue rechazado. Hace unos días en la bandeja de entrada de mi correo más frecuente encontré la convocatoria a proyectos para el COVID-19. No caeré en la trampa. Es decir, muchas veces estuve en lugares de mando y escuché cosas como ésta: vamos a sacar una convocatoria de fotografías antiguas y luego nosotros hacemos una exposición con ellas. ¡Qué mal acostumbrados nos tienen a pensar mal! Ahora nuestras autoridades no saben qué hacer con el COVID y el presupuesto que les negaron a otros proyectos lo quieren “invertir” en ideas frescas que ellos como funcionarios no tienen.

Solo para compartir mi idea les diré que era un gran proyecto. El patrimonio de los pueblos siempre ha estado sujeto a devastaciones, desastres naturales, incuria humana y deterioro por el tiempo además de la exposición continua a condiciones climáticas. De una forma u otra el ser humano ha asumido una actitud resiliente para sobreponerse a la catástrofe, ya sea de carácter humano o natural. Grandes casos se encuentran, por ejemplo, en la rehabilitación de las ciudades de Dresden, Köln y Berlín, en Alemania; las cuales durante la Segunda Guerra Mundial fueron prácticamente destruidas por los bombardeos aéreos realizados por la Royal Air Force británica y la USAAF de los Estados Unidos de Norteamérica. Después de la guerra se recuperaron y actualmente ostentan una presencia nunca vista. Lo mismo podríamos decir de muchas ciudades latinoamericanas como Antigua Guatemala; la recuperación de Nueva Orleáns tras el huracán Katrina y la propia ciudad de México después del terremoto de 1985.

En el caso de Zacatecas y sus zonas colindantes se padece de graves problemas ambientales debido a la extracción minera. Son los casos de Salaverna en Mazapil, Fresnillo y Plateros (Fresnillo), Real de Ángeles (Noria de Ángeles), la Zacatecana (Guadalupe), Noria de San Pantaleón y San Martín (Sombrerete), Vetagrande y Sauceda de la Borda (Vetagrande), Pánuco y San Antonio del Ciprés (Pánuco) y Milpillas (Genaro Codina), entre otros. La extracción no afecta sólo a la zona circundante, sino que se presenta un desafío de detección de los cinturones donde hay extracción, a donde van los deshechos, residuos y desperdicios como el caso de la Zacatecana cuyos despojos van a parar al valle más abajo y a la zona de riego de Tacoaleche.

Entonces, con un grupo de especialistas propusimos entrar con todo al tema de la resiliencia. En la segunda parte de esta entrega les contaré lo que proponíamos desde la academia y estaré gustosa de recibir sus comentarios. Hasta entonces amigos míos.

El 19 de septiembre de 2019 nuestro país tuvo un deja vu como el del año 1985 donde a las pérdidas humanas se sumaron grandes pérdidas del patrimonio construido en toda la ciudad de México y lugares circunvecinos. Entonces se puso de moda el concepto resiliencia que no es más que la capacidad de sobreponerse a un desastre, desgracia o desavenencia. Entonces, con mi grupo de investigación, nos dimos a la tarea de construir un proyecto para cátedras Conacyt que, por cierto, fue rechazado. Hace unos días en la bandeja de entrada de mi correo más frecuente encontré la convocatoria a proyectos para el COVID-19. No caeré en la trampa. Es decir, muchas veces estuve en lugares de mando y escuché cosas como ésta: vamos a sacar una convocatoria de fotografías antiguas y luego nosotros hacemos una exposición con ellas. ¡Qué mal acostumbrados nos tienen a pensar mal! Ahora nuestras autoridades no saben qué hacer con el COVID y el presupuesto que les negaron a otros proyectos lo quieren “invertir” en ideas frescas que ellos como funcionarios no tienen.

Solo para compartir mi idea les diré que era un gran proyecto. El patrimonio de los pueblos siempre ha estado sujeto a devastaciones, desastres naturales, incuria humana y deterioro por el tiempo además de la exposición continua a condiciones climáticas. De una forma u otra el ser humano ha asumido una actitud resiliente para sobreponerse a la catástrofe, ya sea de carácter humano o natural. Grandes casos se encuentran, por ejemplo, en la rehabilitación de las ciudades de Dresden, Köln y Berlín, en Alemania; las cuales durante la Segunda Guerra Mundial fueron prácticamente destruidas por los bombardeos aéreos realizados por la Royal Air Force británica y la USAAF de los Estados Unidos de Norteamérica. Después de la guerra se recuperaron y actualmente ostentan una presencia nunca vista. Lo mismo podríamos decir de muchas ciudades latinoamericanas como Antigua Guatemala; la recuperación de Nueva Orleáns tras el huracán Katrina y la propia ciudad de México después del terremoto de 1985.

En el caso de Zacatecas y sus zonas colindantes se padece de graves problemas ambientales debido a la extracción minera. Son los casos de Salaverna en Mazapil, Fresnillo y Plateros (Fresnillo), Real de Ángeles (Noria de Ángeles), la Zacatecana (Guadalupe), Noria de San Pantaleón y San Martín (Sombrerete), Vetagrande y Sauceda de la Borda (Vetagrande), Pánuco y San Antonio del Ciprés (Pánuco) y Milpillas (Genaro Codina), entre otros. La extracción no afecta sólo a la zona circundante, sino que se presenta un desafío de detección de los cinturones donde hay extracción, a donde van los deshechos, residuos y desperdicios como el caso de la Zacatecana cuyos despojos van a parar al valle más abajo y a la zona de riego de Tacoaleche.

Entonces, con un grupo de especialistas propusimos entrar con todo al tema de la resiliencia. En la segunda parte de esta entrega les contaré lo que proponíamos desde la academia y estaré gustosa de recibir sus comentarios. Hasta entonces amigos míos.